Columnista

Emociones y trastornos orgánicos

Los síntomas físicos de las personas que cargan con sus problemas emocionales sin enfrentarlos son muy variados y pueden afectar cualquiera de los sistemas...

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Carlos E. Climent
Carlos E. Climent | Foto: El País

14 de sept de 2025, 01:44 a. m.

Actualizado el 14 de sept de 2025, 01:44 a. m.

Los conflictos insolubles, las rabias ‘embotelladas’, los reclamos guardados, las injusticias sufridas en silencio o los estados recurrentes de angustia y depresión, generan estrés no siempre detectado. De manera sutil o disimulada se convierten en factores demoledores para la salud física y el equilibrio emocional. De hecho, son la base de la gran mayoría de los problemas psicosomáticos que sufren las personas.

Salvo circunstancias de fuerza mayor, en donde es imposible actuar, les cabe una responsabilidad directa de sus síntomas a los que tienen al menos una de las siguientes condiciones:

* No les agrada la realidad.

* Niegan, sin darse cuenta, los factores emocionales tan frecuentemente escondidos detrás de dolencias orgánicas.

* No hablan abiertamente de aquellas cosas que les disgustan.

* Tienen miedo de enfrentar los asuntos ‘pendientes’.

* Creen que los conflictos se pueden resolver sin incomodarse.

* Piensan que “reclamar un derecho es ser agresivo”.

* Les cuesta mucho trabajo sacudirse los parásitos que dominan su vida.

Los síntomas físicos de las personas que cargan con sus problemas emocionales sin enfrentarlos son muy variados y pueden afectar cualquiera de los sistemas (nervioso, gastrointestinal, respiratorio, cardiovascular, etcétera). Frente a cada crisis, el cuerpo tiende a expresarse sintomáticamente, eligiendo casi siempre los mismos órganos.

Ese es el caso de las personas que, al enfrentar las crisis y el estrés que les ocurren de tiempo en tiempo, siempre terminan sufriendo de los mismos síntomas. Si en las crisis previas fueron las cefaleas, los mareos, los vértigos o los dolores variados los que los mortificaron, esos mismos síntomas se vuelven a repetir en cada situación de conflicto. De igual manera ocurre con las inflamaciones diversas del tracto gastrointestinal, que pueden ir desde el reflujo hasta el sangrado de hemorroides, o desde la gastritis al colon irritable. O los síntomas cardiovasculares. O las dificultades sexuales diversas. O las descompensaciones endocrinas. O el eczema y la psoriasis, para mencionar unos pocos ejemplos.

Es muy raro el trastorno físico que no esté mediado por algún factor emocional. En especial por aquellas emociones perturbadoras que se pretenden desconocer, tales como rabia, desesperanza, desilusión, vergüenza, culpa, resentimiento y miedo, entre otras.

Ignorar los aspectos emocionales lleva a tratar el síntoma y a desconocer las verdaderas causas del problema. Para ayudar a estas personas, lo fundamental es que, una vez controlada la emergencia médica, se suspendan exámenes, procedimientos y tratamientos innecesarios, y se reconozca el papel de las emociones en el derrumbamiento de las defensas inmunitarias tan sensibles a estas emociones. Ese reconocimiento puede ser el inicio de la recuperación de la salud perdida.

Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.

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