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El perdedor
El perdedor manchó su embestidura.

11 de jun de 2025, 03:05 a. m.
Actualizado el 11 de jun de 2025, 03:05 a. m.
La reforma no cayó por
culpa de la oposición,
si no por renunciar al arte
de la persuasión.
No quiso escuchar,
ni supo entender:
el perdedor confundió
gobernar con solo imponer.
No fue la Corte Suprema
con su firme destino,
ni la prensa crítica
con su filo genuino,
tampoco el Congreso
con juicio divino:
el perdedor amenazó
con hacerlos añicos.
Abandonó el cambio
que prometió,
a la razón nunca escuchó.
Pensar distinto es sedición:
el perdedor, al desacuerdo,
de conspiración acusó.
Juró respetar
las reglas del juego,
pero con trampa premió
a su círculo entero;
con embajadas y ministerios compró el silencio:
el perdedor, ebrio,
cayó en el vicio del ego.
Se victimiza cuando
pierde el favor,
culpa al pasado,
al clima, al rumor.
Jamás se equivoca,
lo afirma severo:
el perdedor se ve mártir,
no embustero.
Prometió verdad,
y sembró impostura;
predicó decencia,
y actuó con censura.
Donde iba justicia,
sembró revancha:
el perdedor manchó
su embestidura.
La Paz Total por ríos
de coca navega,
con pactos sin ley ni redención.
Ahoga la moral militar:
el perdedor vendió
la nación al criminal.
Predica desobediencia
con voz de mandato,
exalta al que quema,
condena al sensato.
Lo justo es estorbo,
la norma es traición:
el perdedor siembra caos
en nombre de su ambición.
A los indígenas los
volvió pancarta;
la minga, alquilada, con consigna comprada.
Por plata gritan fraude
y sabotaje:
el perdedor convirtió
la protesta en chantaje.
Pisotea la ley
con verbo encendido,
llama cobardía
al juicio medido.
Premia al violento,
castiga al legal:
el perdedor desmantela
el orden institucional.
El golpe no vino de afuera:
el ataque fue interno, frío,
con mano certera.
Los terroristas celebran
o qué ministros decretan:
el perdedor, con verbo
insurgente, incendia.
Hay asonada y dictadura
al acecho;
consulta a los tontos:
La farsa se extiende.
Explosiones anuncian
la muerte del inocente:
el perdedor, consciente,
observa y asiente.
No deja legado,
ni gloria, ni honor;
ni el miedo le alcanza
como protector.
Cae el telón, y se
impone el clamor:
el perdedor será nota
al pie del error.
Se mira al espejo,
mas no ve su reflejo;
confunde su sombra
con un falso consejo.
El pueblo lo olvida,
sin gloria ni honra:
el perdedor es vencido
por la democracia y la historia.
Willy Valdivia Granda es director ejecutivo de Orion Integrated Biosciences y especialista en inteligencia artificial aplicada a la defensa, la salud pública y la seguridad nacional. Con más de 20 años de experiencia, ha colaborado con organismos internacionales, asesorado a la Unión Europea y liderado proyectos en América Latina, Europa, Asia, Medio Oriente y África. Actualmente, también se desempeña como profesor adjunto en una universidad de Estados Unidos.