Columnistas
¿Difícil?, me pregunto
He podido evidenciar que en muchas ocasiones hay más solidaridad en las clases más populares que entre los que somos más favorecidos económicamente.
¿Por qué es tan difícil sacar adelante proyectos ambientales? ¿Por qué encontrar financiación para estos emprendimientos es tan complicado, cuando son los más importantes? ¿Sin un balance en el ecosistema y un medio ambiente saludable de nada vale lo demás, ¿Es tan difícil entender esto? ¿De qué vale invertir en educación, en cultura, en deportes, etc. cuando ya no tengamos agua y la vida de los humanos sobre el planeta sea inviable?
No quiero decir que no deberíamos invertir en eso, sino que la mayor inversión debería ser en todo lo relacionado con el cuidado de los recursos naturales y frenar el calentamiento climático. ¿De qué nos sirve tener un mundo de escuelas y mucha infraestructura cuando los niños no puedan llegar a ellas, por los desastres y la falta de comida y agua? ¿Qué nos pasa? ¿Es tan difícil darnos cuenta de esto? Sin agua y sin aire, ¡pailas!
Estoy realizando un documental en el que entrevisto a varios héroes ambientales caleños, personas que llevan años trabajando por el medio ambiente con algo que es muy importante: ¡Pasión! Gente berraca que en la mayoría del tiempo les toca como dice el dicho ‘trabajar con las uñas’, porque no tienen el apoyo necesario para hacerlo dignamente sin tener que mendigar para conseguir los recursos financieros. ¿Mmm?, me pregunto.
Ahora se necesita para acceder a recursos, tener una cantidad de requisitos que muchas veces estas personas u organizaciones se cansan de tanta tramitología y desisten de seguir pidiendo, para terminar, siendo ‘filántropos sin plata’.
He podido evidenciar que en muchas ocasiones hay más solidaridad en las clases más populares que entre los que somos más favorecidos económicamente. Es como si desde nuestras posiciones cómodas no nos diéramos cuenta de que esto es en serio y que nuestras vidas, y especialmente las de generaciones venideras, están en riesgo. Muchas veces preferimos tener nuestras cuentas bancarias abultadas y hacernos ‘los de la vista gorda’.
He podido evidenciar que es más fácil recibir cooperación internacional que de nuestra propia gente y es algo triste, porque sucede más en el Valle del Cauca que en otros departamentos, por ejemplo, en Antioquia hay muchísima más colaboración que acá. Como dice el dicho:. “Vallecaucano come vallecaucano”
Hago un llamado a las personas que tenemos el poder de ayudar a revertir el acelerado camino ‘hacia la debacle’ y nos pongamos a trabajar y a cooperar en el cuidado de nuestros ríos, de nuestros bosques, de nuestros campesinos, del aire que todos, ‘ricos y pobres’ respiramos, hagámoslo por nuestros hijos y nietos.
Así como le ponemos pasión al futbol y a la diversión, (que para eso si hay mucha plata) póngamele pasión a la recuperación