Columnistas
De bananeros a cocaleros
Lehder narra también la manera como Cuba, Nicaragua y Panamá se convirtieron en aliados, puentes para exportar coca a los Estados Unidos. Así recuerda su encuentro con Raúl Castro:...
Donald Trump va como un cohete para la presidencia de Estados Unidos en este noviembre, pero su carrera imparable puede estar determinada por el capricho de la política internacional que cambia en minutos, en segundos, como ocurrió en Oriente Medio con el ataque de Hamás a Israel y las consecuencias de este acto que dura ya varios meses con posibilidades de empeorar.
El gobierno demócrata de Biden tiene hoy tres ases en la manga: caer sobre Teherán y poner en fuga a los ayatolas -decisión que tiene el costo de una gran guerra-, poner en cintura a Venezuela por la afrenta a María Corina Machado con el consiguiente incumplimiento del acuerdo de Barbados, y prender a Andrés Manuel López Obrador, el presidente mexicano, por su alianza con el Cártel de Sinaloa. De la mano de estas tres decisiones, Biden podría lograr un cabeza a cabeza con Trump.
El manejo de la migración ilegal a través de la frontera, es asunto al que se le endilgan muchos errores, y este manejo errático es el que también quiere cobrar el voto republicano en las urnas.
Lo claro es que muchos ven a Trump como el mandatario que podría organizar el desorden planetario. El mundo vivió medio siglo de una relativa Pax Romana, después de Vietnam, Chechenia, Siria, Yemen, Mozambique, Etiopía y los conflictos centroamericanos; lo de hoy se presenta caótico con la escalada de odio en Oriente Medio, la reactivación del terrorismo musulmán y el avance del llamado Socialismo del Siglo XXI, denunciado de manera concreta por el expresidente chileno Sebastián Piñera, hoy difunto.
Lo que América Latina y el mundo deben tener claro es que los gobiernos que propugnan hoy por una política ‘socialista’, no actúan de manera individual, sino que obedecen a una agenda conjunta con intereses comunes, verbigracia, México, Cuba, Nicaragua, Venezuela y ahora Colombia.
En su libro ‘Vida y muerte del Cartel de Medellín’, Carlos Lehder da a conocer la manera como el narcotráfico permeó a la guerrilla colombiana y contaminó toda la política, convirtiéndose en protagonista con grandes aportes a campañas presidenciales de Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur.
Lehder narra también la manera como Cuba, Nicaragua y Panamá se convirtieron en aliados, puentes para exportar coca a los Estados Unidos. Así recuerda su encuentro con Raúl Castro, de la mano del coronel Antonio de La Guardia, fusilado posteriormente por el régimen, junto al general Arnaldo Ochoa: “Después de salir, nos sentamos en una salita, a la que al cabo de un rato entró una estafeta: El comandante en jefe Raúl Castro, anunció. Apareció entonces un hombre de gafas que mirándome astuta y fijamente, me dijo: Mucho gusto, bienvenido a Cuba Libre, me saludó y me extendió su fría mano con el gesto glacial del potentado que saluda a un lustrabotas. Comandante, muchas gracias por la oportunidad de conocerlo, le respondí…”.
El coronel Antonio de La Guardia era hermano de Patricio, gemelos de alta clase en la Cuba prerrevolucionaria, quienes decidieron apoyar la revolución. Quizá fue el temor al escándalo universal lo que llevó a la dirigencia cubana a fusilar a este militar en compañía de Ochoa, héroe de Angola, quien también tuvo patente de corso para contrabandear marfil y diamantes.
Desde la cárcel de La Condesa, donde cumple una condena de 30 años, Patricio de La Guardia dio a conocer a Le Monde estas declaraciones: “Estoy segurísimo de que mi hermano estaba más que autorizado a desarrollar las operaciones clandestinas por las que fue fusilado”.
En su texto, dado a conocer por su hijo hoy refugiado en Miami, aparecen los nombres del ministro del Interior, José Abrantes, condenado a veinte años y fallecido en enero de 1991; el director de la empresa de turismo Cubanacan, Abraham Maciques; el miembro del Buró Político del Partido Comunista Carlos Aldana, y uno de los más cercanos colaboradores de Castro, José Naranjo.
Lehder vive hoy como un hombre libre en Alemania, después de purgar 33 años de condena en una cárcel de Estados Unidos.
Así las cosas, América Latina pasó de ser un conjunto de naciones denominadas ‘repúblicas bananeras’, a ser hoy ‘repúblicas cocaleras’ ideologizadas por un supuesto socialismo del cual Cuba es su estandarte, con más de 60 años de represión y miseria.
Trump o Biden tendrán mucha tarea en los años venideros.