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Cristo sin cruz

Si viene un juicio final, como se nos ha enseñado, que sea desde un deseo genuino de establecer un mundo más justo

Miky Calero
Miky Calero. | Foto: El País.

3 de jun de 2025, 12:49 a. m.

Actualizado el 3 de jun de 2025, 12:49 a. m.

Llevo varios años subiendo al cerro de Cristo Rey, grandes caminatas… a veces solo o a veces con grandes amigos. La semana pasada, mientras coronaba la cima, por primera vez me puse a observar detenidamente el monumento y encontré a un Cristo amable, con sus brazos abiertos, invitando a la reconciliación. Un Jesús lleno de amor. Sé que es solo una imagen hecha por el hombre.

Distinta a muchas de las otras imágenes tan habituales en las iglesias, llenas de riquezas y pompas, donde está crucificado, derramando sangre y un rostro de sufrimiento (en contraste, la Biblia habla de que Jesús no tenía donde recostar su cabeza). Es habitual que en muchos de los distintos caminos que tienen a Jesús como su guía, lo muestran como el hijo de un Dios justiciero, que está pendiente de nuestros ‘pecados’ y nos llenan de culpas y miedos para demandar nuestra obediencia.

Ese Jesús no es el que yo quiero seguir, prefiero el Jesús compasivo y amoroso, lleno de ternura, que dijo cosas tan bellas como esto: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, (Mateo 22:39); “Felices son aquellos que tienen sed y hambre de justicia, porque ellos serán saciados”, (Mateo 5:6).

Dimas, el ladrón que estaba al lado de Jesús en el madero, le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”, no lo juzgo, a pesar de ser un malhechor, le tuvo compasión y misericordia.

La verdadera espiritualidad es muy diferente a la religiosidad y existen muchas maneras de encontrarla. Las religiones trabajan con la culpa y el miedo, la espiritualidad viene del amor y la compasión.

Así como el gran maestro Cristo enseñó tantas cosas de lo que debería ser nuestra especie, también ha habido, y hay todavía, grandes maestros con enseñanzas similares. Entre ellos, Buda, que en su Sermón de Benarés, después de su iluminación, pronunció palabras de gran inspiración y sabiduría.

Dentro de las tradiciones hindúes hay grandes enseñanzas que nos pueden conducir por caminos de más paz.

Los mahometanos también son pueblos de mucha tradición espiritual, con maestros muy importantes. Y los pueblos autóctonos, como los primeros habitantes de este continente, donde su espiritualidad la basan en su respeto a la naturaleza y a las otras especies. Una manera de vivir el día a día en un constante modo ceremonial, con rituales que elevan la conciencia de lo que debería ser nuestra especie, una especie sin guerras y con tolerancia y respeto por todo lo material y lo divino. Sus templos son los ríos, las montañas, los mares; allí para ellos es donde reside Dios.

Si viene un juicio final, como se nos ha enseñado, que sea desde un deseo genuino de establecer un mundo más justo y que, aplicando las enseñanzas de estos grandes maestros, podamos desarrollar una conciencia colectiva que nos lleve a finalmente vivir en paz y armonía. Donde el amor al respeto a la tolerancia y la compasión remplacen los odios, las culpas y los miedos. Las diferencias fueron creadas por Dios y por eso existen tanta variedad de razas, especies y colores, el mundo no es solo en blanco y negro. Gracias Jesús por ser el gran maestro del amor.

Profesional de la fotografía en el Art Institute de Fort Lauderdale. Trabaja en el programa “OYE CALI” de la X Todelar y el canal Internacional FASHION TV esta emitiendo actualmente en su programa “Phothographer Profile” Un programa de 30 minutos dedicado a su vida profesional. Escribe para el diario El País desde el año 2008.

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