Columnistas
Coherencia
El presupuesto aumenta el gasto en burocracia mientras se toman medidas para reducir grandes fuentes de ingresos del Estado.
Cuando una persona no ve lo que lo rodea, decimos que está ciego. Cuando no oye las alarmas, concluimos que está sordo. Cuando no huele lo que le puede pasar, que le dio Covid y si se empeña en diseminarlo, que no tiene tacto. ¿Puede alguien desconectarse de la realidad, teniendo sus sentidos y cerebro intactos?
La capacidad para captar la realidad y actuar en consecuencia, ha sido determinante para la supervivencia. Si nuestro distante abuelo hubiese confundido león con gato, no estaríamos sus herederos recorriendo este mundo apegados a paradigmas. Es bien conocido el ejemplo del conductor que enfrenta en una curva a otro carro descontrolado de donde le gritan “¡Cerdo!”. Y está bajando la ventanilla para contestar el insulto, cuando atropella al marrano que le trataban de anunciar.
Nuestros filtros mentales definen no solo lo que vemos y oímos, sino lo que creemos. La esquizofrenia o locura es el pensamiento desconectado de la realidad. Pero tiene que estar muy avanzada para que la diagnostiquen y traten. Hay muchas variantes menores, que pululan silvestres. Asombra la capacidad para expresar un pensamiento y salir a hacer exactamente lo contrario. La incoherencia entre lo que se piensa y cómo se actúa, no parece producir, en muchos, incomodidad alguna.
Un grandilocuente discurso de paz seguido de la convocatoria a la guerra civil en las ciudades, para defender el atropello al orden constitucional con la destrucción y quema de las ciudades, bautizada por decreto como calentamiento de los ánimos y desbordamiento de los ímpetus.
Se exalta la importancia de la presencia del Estado en todo el territorio, mientras se lanzan directivas que bloquean la capacidad de las fuerzas armadas facilitando el accionar de grupos criminales, quienes duplican el número de municipios controlados sembrando el terror con extorsiones, secuestros y masacres.
Se expone la satisfacción con cifras, mientras la suma de los indicadores de venta de casas, exportaciones, comercio y crecimiento económico pasaron de un incremento del +121% en el gobierno de Duque, a un deterioro del -103%.
El presupuesto aumenta el gasto en burocracia mientras se toman medidas para reducir grandes fuentes de ingresos del Estado.
Se escandalizan porque lo llaman loco. Pero la incoherencia y desconexión de la realidad se parecen mucho a la locura.
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