Columnistas
Bienvenido al pasado
Su legado es simple: creó un ambiente de odio entre los colombianos.

11 de jun de 2025, 03:07 a. m.
Actualizado el 11 de jun de 2025, 03:07 a. m.
Estos últimos días han sido muy duros para los colombianos. El salvaje atentado contra el precandidato presidencial y senador opositor del partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, es un parteaguas de lo que viene para Colombia. Desde finales de los 80 e inicios de los años 90 no se veía un hecho de esta magnitud.
Me impresiona esto porque recuerdo que en estos días, como en aquel tiempo, siendo un adolescente, el país era asediado y destruido por los carteles de la droga, por las guerrillas, por los paramilitares y por la violencia. Tengo imágenes de cuando presté a inicios de esa década el servicio militar en la Escuela de Lanceros en la base de Tolemaida y recuerdo las noticias que le daban la bienvenida a la Constitución de 1991 y a varios procesos de paz con las guerrillas.
En aquel tiempo, el presidente César Gaviria le planteó al país una visión de futuro para un presente nefasto. Colombia fue cambiando de cara. A pesar de eso, a mediados de los 90, el narcotráfico ya no era el del Cartel de Medellín, sino el de Cali. La política y el narcotráfico se maridaban con frecuencia, asesinaron al líder conservador Álvaro Gómez Hurtado y las guerrillas masacraban soldados y población civil, mientras los paramilitares asolaban los campos de Colombia con muerte de colombianos.
Con el inicio del siglo, Colombia, a pesar de la existencia de sus problemas históricos de violencia, empezó a cambiar. Más de 10.000 millones de dólares del Plan Colombia nos permitieron recuperar el país en muchos sectores, la economía empezó a crecer, la pobreza a disminuir, y miles de personas empezaron a ser incluidas. Las tasas de homicidio por 100.000 habitantes pasaron de 360 en la década de los 80 a 24 en el presente.
Colombia empezó a ser vista con respeto en la órbita internacional, se derrotó a las guerrillas durante los gobiernos de Álvaro Uribe y la primera parte del gobierno de Juan Manuel Santos. Pero hubo un lunar espantoso: los falsos positivos que algunos militares realizaron sin cumplir las directivas de respeto de derechos humanos tanto del presidente Uribe como del ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
En el 2016, se firmó un acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Con ese panorama, los colombianos votaron negando mayoritariamente el acuerdo por considerar que eran más las gabelas que los castigos que recibirían los miembros de las Farc. Se insistió en su firma, y el resultado fue el triunfo del opositor Iván Duque, quien se convirtió en presidente del país.
Para ese momento, Duque inició un gobierno para poner a Colombia en un mejor lugar. Mirar hacia el futuro. Llegó la pandemia del Covid-19, una inmigración masiva de venezolanos, los estallidos sociales, pero aun así se recuperó la economía del país y se invirtieron más de 50 billones de pesos para la implementación del acuerdo de paz del 2016. La oposición, que era liderada por el exguerrillero del M-19 y senador Gustavo Petro, aprovechó las dificultades para sembrar caos en la población.
Su triunfo puso a Colombia en el pasado, comenzó a atacar las instituciones, a estigmatizar al sector privado, a normalizar la corrupción, a desconocer la separación de poderes, a estigmatizar sectores y a permitir que los grupos terroristas y narcotraficantes sometieran al país. Su legado es simple: creó un ambiente de odio entre los colombianos.
Hoy volvimos al pasado más complejo del país, el atentado criminal contra el candidato opositor Miguel Uribe es parte de esto. Violencia y mafia siguen sin soltar la mano del país.
No podemos rendirnos. Unidos podemos mirar el futuro.