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Mauricio Cabrera Galvis

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BanRepública: misión cumplida

En Colombia, la inflación empezó a subir desde el segundo semestre del 2021, después del paro nacional, pero se aceleró a principios del 2022 por los mencionados choques de oferta.

3 de septiembre de 2023 Por: Mauricio Cabrera Galvis

El crecimiento económico se frenó hasta un mísero 0,3 % anual en el segundo trimestre de este año. Así lo había previsto el Banco de la República, de manera que su Junta ahora puede decir: ¡Misión cumplida, lo logramos!

Por supuesto, el objetivo del Banco no era frenar la economía, sino controlar la inflación, pero dado que en esta ocasión las principales causas del aumento de precios eran de oferta y de costos, se sabía que la subida de las tasas de interés no aumentaría la oferta y solo incidiría sobre la inflación a través de un freno a la demanda y, por ende, a la actividad económica.

En efecto, en el mundo entero fueron tres los choques de oferta que elevaron los precios: uno, el aumento del precio del petróleo y la energía causado por la invasión rusa a Ucrania; dos, la escasez de alimentos y materias primas provocada por esa invasión y agravada en Colombia por factores climáticos y de infraestructura vial; tres, las secuelas de los problemas de transporte y contenedores que dejó la pandemia.

En Colombia, la inflación empezó a subir desde el segundo semestre del 2021, después del paro nacional, pero se aceleró a principios del 2022 por los mencionados choques de oferta, hasta llegar a un máximo de 13 % al final de ese año. Después ha descendido un poco por las mejores cosechas y la disminución de la actividad económica.

Por su parte, el Banco elevó trece veces consecutivas hasta llevarlas a 13,25 % desde finales del mismo 2021, pero el aumento de los intereses no ha hecho mella significativa sobre la inflación. Tres componentes del IPC que explican el 63 % de la inflación a julio: Alimentos y bebidas, alojamiento y servicios públicos y transporte. Sus variaciones anuales son 21,4 %; 21,71 % y 19,66 % respectivamente, y los dos últimos son precios administrados.

Donde sí se ha sentido de manera clara el impacto de la subida de intereses es en el ritmo de crecimiento económico. El Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE) viene con una clara tendencia a la baja desde mayo del año pasado.

Aún reconociendo que hay factores de incertidumbre política que han podido incidir en la desaceleración de la economía, esto no puede llevar a desconocer el impacto negativo de las altas tasas de interés sobre la actividad económica. Son varios los canales principales a través de los cuales opera este impacto.

En primer lugar, el encarecimiento del crédito de consumo. Con tasas de las tarjetas de crédito superiores al 40% es inevitable que los consumidores las utilicen menos; lo mismo sucede en el caso de la venta de vehículos, por eso no es de extrañar que en junio el sector comercio hay registrada una caída anual del -3,2 %.

El sector de la construcción registró una caída aún mayor (-3,7 %) en el mismo período. El subsector que tuvo una mayor caída fue el de las obras civiles, donde el alza de tasas ha impedido el cierre financiero de proyectos ya adjudicados

En el caso de la construcción de vivienda se conjugaron las demoras en la asignación de subsidios para vivienda de interés social, con una reducción de la demanda por las mayores tasas de las hipotecas.

La conclusión es que el país se ha quedado con el pecado de la desaceleración económica y sin el género de la menor inflación.

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