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Ángeles y demonios

La creencia en estos seres espirituales forma parte del patrimonio común de gran parte de la humanidad, donde se distinguen los ángeles buenos y los malos.

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Antonio Joaquín García.
Antonio Joaquín García. | Foto: El País.

29 de sept de 2025, 01:13 a. m.

Actualizado el 29 de sept de 2025, 01:13 a. m.

En el año 2009, en Estados Unidos, una encuesta a 2303 adultos, realizada para descubrir sus creencias religiosas, reveló que el 72 % cree en la existencia de los ángeles y el 60% cree en el Diablo. Esta creencia es fuerte principalmente en los seguidores de religiones emparentadas: el Islam, el Cristianismo y el Judaísmo.

En la Biblia, el tema de los ángeles es imposible de desmentir, ya que desde el Génesis hasta el Apocalipsis su existencia está recalcada. Según las creencias religiosas, los ángeles son seres espirituales inferiores a Dios e intermediarios entre Él y el hombre. De alguna manera, la creencia en estos seres espirituales forma parte del patrimonio común de gran parte de la humanidad, donde se distinguen los ángeles buenos y los malos.

Aparecen en todas las culturas y en diferentes épocas, influyendo sobre los habitantes del planeta como un recuerdo atávico que nos persigue y nos acompaña hasta hoy. Miles de crónicas hablan de su existencia, presentándolos como mensajeros de la luz y de la oscuridad.

En el Antiguo Testamento tienen diversas funciones, de protección e información; junto a ellos aparecen otros seres que buscan la perdición de los hombres. La serpiente del Génesis, al parecer, simboliza al Demonio. Los ángeles existen desde el comienzo del mundo y forman parte del ejército celestial de Dios, mientras que los seres satánicos no tienen otra función que la de realizar el mal: tientan a los ángeles, los seducen y los acusan ante Dios.

Los ángeles buenos, como el arcángel Gabriel, anuncian el nacimiento de Juan Bautista y el de Jesús; otros ángeles advierten a los pastores del nacimiento del Salvador, e intervienen en los relatos de la pasión de Cristo y en la Resurrección. Los ángeles malos, cuyo jefe es el Diablo o Satanás, son los responsables de la tentación de Jesús y de la traición de Judas.

El Nuevo Testamento designa a los malos espíritus como responsables de distintas enfermedades, principalmente mentales o nerviosas; aunque la ciencia las explica como causas naturales y adquiridas. Sin embargo, los seguidores de estas religiones siguen considerándolos responsables de los males que ocurren en la Tierra.

Lo cierto es que el culto a los ángeles y los exorcismos practicados contra los demonios han podido degenerar en superstición y magia. Pero, si se toman precauciones contra tales excesos, el culto a los ángeles es considerado sano y legítimo, como atestiguan las Escrituras.

En diferentes culturas, tanto ángeles como demonios son figuras importantes en mitos, leyendas y cuentos populares, donde pueden representar fuerzas de la naturaleza, espíritus ancestrales o seres sobrenaturales. En la historia del arte han sido representados de diversas maneras: en la pintura, la literatura y la historia tienen un lugar privilegiado. Ángeles y demonios son figuras culturales complejas que representan aspectos de la expresión humana, donde la fe, el miedo, el misterio y el peligro tienen protagonismo.

Su presencia en distintas culturas refleja la eterna lucha entre el bien y el mal, el orden y el caos, la tentación, la luz y la oscuridad. Generalmente, todos tenemos ángeles y demonios que cada cual administra según su manera de ver el mundo.

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