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Un trío de investigadores gana el Nobel de Economía por sus trabajos sobre las desigualdades entre naciones
El trabajo de estos investigadores es muy valioso.
El Premio Nobel de Economía, que cierra la edición 2024, recayó este lunes en el turco-estadounidense Daron Acemoglu y los británico-estadounidenses Simon Johnson y James A. Robinson por sus investigaciones sobre las instituciones y cómo afectan a la prosperidad de las naciones.
Los investigadores, los tres basados en Estados Unidos, fueron galardonados “por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y cómo afectan a la prosperidad”, señaló el jurado en su comunicado.
“Reducir las enormes diferencias de renta entre países es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Los ganadores mostraron la importancia de las instituciones para lograrlo”, declaró Jakob Svensson, presidente del Comité del Premio en Ciencias Económicas, citado en un comunicado.
Mediante el estudio de los diferentes sistemas políticos y económicos introducidos por los colonizadores europeos en grandes partes del mundo, los tres académicos demostraron una relación entre instituciones y prosperidad, subrayó el comité.
“Aunque los países más pobres son cada vez más ricos, no acortan distancias”, declaró en rueda de prensa Jan Teorell, miembro del comité.
“Acemoglu, Johnson y Robinson demostraron que gran parte de esta brecha de ingresos se debe a las diferencias en las instituciones económicas y políticas de la sociedad”, agregó.
“Una gran parte de esta pobreza es desgraciadamente el resultado de antiguos acuerdos institucionales en el plano político y económico. Por lo que hay obstáculos muy importantes que superar”, declaró el laureado Simon Johnson, en una entrevista con la Fundación Nobel.
Acemoglu, de 57 años, es profesor del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), al igual que Johnson, de 61 años. Robinson, de 64 años, es catedrático de la Universidad de Chicago.
Sistemas inclusivos
En su justificación del premio, el jurado tomó el ejemplo de Nogales, dividida por la frontera entre Estados Unidos y México, donde los residentes del lado estadounidense de la ciudad tienden a vivir en mejores condiciones.
“El sistema económico estadounidense ofrece a los habitantes al norte de la frontera mayores oportunidades de elegir su educación y profesión, y forman parte del sistema político estadounidense, que les otorga amplios derechos políticos”, detalló el jurado.
“En cambio, al sur de la frontera, los habitantes viven en otras condiciones económicas y el sistema político limita sus posibilidades de influir en la legislación”, añadió.
“La diferencia decisiva no es la geografía o la cultura, sino las instituciones”, afirmó la Real Academia Sueca de las Ciencias.
Según la Academia, las diferencias entre las naciones podían remontarse a las instituciones creadas por las potencias coloniales. “En algunas colonias, el propósito era explotar a la población indígena y extraer recursos naturales en beneficio de los colonizadores”.
En otras, las potencias coloniales “construyeron sistemas políticos y económicos inclusivos”, que “crearían beneficios a largo plazo para todos”.