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Despacho Oval se ha convertido en un suplicio para los líderes del mundo; ¿por qué?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido su oficina en un escenario de tensión y sorpresas, donde sus visitantes pueden vivir momentos inesperados y complicados.

28 de may de 2025, 03:39 p. m.
Actualizado el 28 de may de 2025, 03:39 p. m.
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Por: Agencia AFP
Para los líderes mundiales ser invitados al Despacho Oval solía ser un gran honor, pero, con el arribo a la Presidencia de Donald Trump, el famoso recinto de la Casa Blanca se ha convertido en escenario de brutales emboscadas políticas.
El mandatario sudafricano, Cyril Ramaphosa, es la víctima más reciente de una larga lista que inició con el notorio enfrentamiento del republicano con el ucraniano Volodimir Zelenski, en febrero pasado.
Con Trump, el Salón Oval ha pasado de ser un premio diplomático a una encerrona política donde por horas se ponen a prueba los nervios de líderes mundiales, transmitido todo en vivo.
¿El Presidente estadounidense hará de anfitrión encantador? ¿Desafiará a su invitado con aranceles, asuntos comerciales o de ayuda militar?

Nadie lo sabe hasta que están ahí. Todo lo que saben es que, cuando las cámaras acceden al prestigioso salón de la Casa Blanca, pueden verse envueltos en la más peligrosa cuerda floja política de sus carreras.
El republicano dejó una muestra muy clara cuando recibió a Zelenski el 28 de febrero. Las fuertes tensiones por el repentino giro de Trump hacia Rusia salieron a la luz cuando, con la cara roja, el Presidente estadounidense reprendía al líder ucraniano, al que trató de desagradecido por la ayuda militar que ha recibido su país.
Muchos se preguntaron si fue una emboscada deliberada, en especial cuando el vicepresidente JD Vance pareció intervenir para desencadenar la disputa al decirle “irrespetuoso” al ucraniano.
Fuera o no a propósito, los líderes de Gobierno invitados han sido desde cautelosos para “evitar un Zelenski”.
Sin embargo, la visita de Ramaphosa al Despacho Oval estuvo demasiado cerca de repetir la escena.
Acudió al encuentro con dos famosos golfistas sudafricanos, Ernie Els y Retief Goosen, con la esperanza de suavizar las afirmaciones infundadas de Trump, un fanático del golf, sobre un “genocidio” contra agricultores blancos en su país.

Pero quedó perplejo cuando, tras una pregunta sobre el tema, de repente ordenó a sus asistentes: “Apaguen las luces”.
En video, proyectó a políticos sudafricanos de extrema izquierda entonando “matemos al agricultor”, un cántico de la época del Apartheid durante la lucha contra la minoría blanca. Sorprendido, Ramaphosa miraba la pantalla, luego a Trump y de nuevo a la pantalla.
Otros jefes de Estado también han vivido esa situación. El primer ministro canadiense, Mark Carney, pese a algunos signos de nerviosismo, mantuvo su gallardía al afirmar que su país “nunca estará en venta” ante las múltiples declaraciones del magnate sobre hacer de Canadá el estado número 51 de Estados Unidos.
Para Trump todo es parte de una presidencia a la que cada vez más trata como si fuera un “reality show”.
Él mismo bromeó al final de la reunión con Zelenski al decir que “va a ser televisión genial”.
Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.