Judicial
Infiltración en la Fuerza Pública, un viejo enemigo que no da tregua
Aunque es un fenómeno histórico, algunos analistas lo atribuyen también al debilitamiento de la inteligencia en este Gobierno.

11 de may de 2025, 02:07 a. m.
Actualizado el 11 de may de 2025, 02:08 a. m.
Las primeras infiltraciones a la Fuerza Pública en el país habrían aparecido en la década de los 60, con el surgimiento de las guerrillas del ELN y las Farc. Dos décadas más tarde, tras el fortalecimiento del paramilitarismo y el narcotráfico, este fenómeno se habría agudizado.

Por eso, las declaraciones del ministro de Defensa, Pedro Sánchez, respecto a que el Ejército y la Policía han sido permeados por actos de corrupción, aunque generaron alerta, no resultaron nuevas ni sorpresivas.
En diálogo con El País, el funcionario reconoció que, como cualquier organización, la Fuerza Pública está conformada por seres humanos y, or ende, no es perfecta.
Explicó que el Ministerio de Defensa está integrado por 420.000 hombres y mujeres, y que las infiltraciones son “casos aislados que podrían representar anualmente alrededor del 0,02 %, en donde algunos integrantes se han desviado de las políticas institucionales y se han dejado corromper por intereses mezquinos y el dinero sucio de la criminalidad”.
En ese sentido, advirtió que la delincuencia siempre estará buscando opciones de cómo afectar a la Fuerza Pública, porque eso afectaría la capacidad de esta para neutralizar las amenazas.
“Los criminales siempre buscarán infiltrar, corromper, menoscabar, disminuir nuestras capacidades para ellos poder seguir delinquiendo. Frente a ello, tenemos una determinación absoluta del fortalecimiento de las capacidades de nuestra contrainteligencia y la investigación judicial, de la mano de la Fiscalía, donde hemos detectado, individualizado y judicializado a esas personas”, aseguró Sánchez en las declaraciones a este diario.

Esto hace parte de una política de transparencia institucional de no tolerar actos de corrupción que afecten la seguridad del país y de los integrantes de la Fuerza Pública, precisó.
“Con los trabajos de contrainteligencia y las políticas de transparencia, evitamos, primero, que continúen estos hechos de corrupción que ponen en riesgo la vida de las personas y además se detiene ese cáncer para evitar que pueda contaminar a otros uniformados”, subrayó el Ministro.
Por eso, añadió que han incorporado tecnología que les ha permitido elevar la capacidad de evaluar la confiabilidad y producir en poco tiempo acciones concretas que “nos permitan tomar decisiones para combatir al mal interno que pueda existir de manera aislada”.
Sánchez reiteró que el daño que producen las infiltraciones, aunque corresponde a una ínfima minoría de sus miembros, se puede ver reflejado “en afectaciones a la legitimidad, perder recursos o incluso perder la vida, cuando, por ejemplo, algunos filtran información de inteligencia u operacional, o cuando participan en tráfico ilegal de municiones”.

Hablan analistas
Para Néstor Rosanía, investigador y periodista de conflictos armados, “la infiltración del narcotráfico, el paramilitarismo y la delincuencia común en la Policía y las Fuerzas Militares de Colombia ha sido histórico y transversal a los gobiernos, sean de derecha o izquierda. Ha sido parte de la historia y del conflicto armado en Colombia”.
Según él, la vinculación con el narcotráfico es constante. “Es lo que se llama en temas de seguridad una penetración constante, porque es desde el narcotráfico que infiltran las instituciones y a partir de ahí hemos visto muchísimos casos de corrupción donde el narcotráfico ha tenido a su servicio fuentes de inteligencia de la Policía, del Ejército, de la Armada, rutas que han comprado y han vendido, y lo que están haciendo es simplemente contarnos de esa infiltración y penetración del narcotráfico a las instituciones”, indicó.
Lo más grave, advirtió Rosanía, es que en Colombia no hay unas investigaciones a profundidad, serias, porque muchos de estos casos pasan a la justicia penal militar y mucha de esta información está guardada, bajo secreto, en inteligencia militar y policial.
Las “manzanas podridas”, como ellos las llaman, señaló el investigador, son retiradas bajo la discrecionalidad del cargo, sin ninguna consecuencia de tipo civil, disciplinario o penal.
“Y bajo esa categoría vemos cómo muchos generales vinculados a masacres, ‘falsos positivos’ y con escándalos de corrupción y narcotráfico, están pensionados y no pasa nada”, dijo.
En igual sentido se pronunció el mayor general (r) Jorge Eduardo Mora, quien manifestó que no es algo nuevo, pero reconoció que causa mucha preocupación que se haya infiltrado esta institución.
Comentó que desde que los grupos armados organizados en Colombia: disidencias de las Farc, ELN y Clan del Golfo, así como algunas bandas criminales empezaron a comprometerse con economías ilícitas como narcotráfico, minería ilegal y contrabando, tienen unos poderes económicos que de “una u otra manera empiezan a corromper las instituciones del país y también permean a la Fuerza Pública”.
Para Mora, los casos de corrupción serían más de tipo local, es decir, unidades a nivel táctico, estratégico, de municipios y departamentos, al igual que unidades que operan en áreas específicas, que están aisladas y tienen contacto directo y permanente con la población civil y los grupos armados.
También aseguró que esta infiltración es “producto del debilitamiento de la inteligencia y la contrainteligencia por falta de presupuesto, pero también porque se han desmantelado los mandos con experiencia y conocimiento que ocupaban cargos sensibles en la inteligencia desde el nivel estratégico hasta el táctico con este Gobierno”.
De igual forma, Alejo Vargas, analista de seguridad y defensa, comentó que lo que se ha venido mencionando por especialistas es que hay “una especie de confusión en las directrices al interior de las fuerzas, que puede ser también lo que haya debilitado los temas de control interno, de contrainteligencia”.
“Es un tema de debilitamiento, es lo que uno deduce cuando escucha esos audios, por ejemplo, de la emboscada en el Guaviare, donde el problema era que no había una claridad en el comando y eso puede tener que ver con el discurso que ha venido manejando este Gobierno, un poco ambiguo, de casi no querer hablar de seguridad, porque supuestamente estamos en el Gobierno de la vida”.

De igual forma, Willy Valdivia Granda, director ejecutivo de Orion Integrated Biosciences y especialista en inteligencia artificial aplicada a la defensa, apuntó a que “las organizaciones criminales en América Latina han intensificado una estrategia sistemática de infiltración y cooptación de miembros de la Fuerza Pública, tanto activos como retirados”.
Según afirmó, este fenómeno se consolida a través de empresas de seguridad privada, redes corruptas institucionales y el aprovechamiento de vacíos estatales en territorios estratégicos.
“Colombia, Ecuador, Perú y Brasil evidencian patrones comunes: desvío de armamento, entrenamiento especializado, inteligencia operativa y control territorial”, manifestó.
Periodista de la Universidad del Valle con casi 30 años trabajando en medios impresos como El Espectador y El País, y desde hace unos años he incursionado en periodismo digital.