Armando Novoa, jefe negociador del Gobierno con disidencias en Nariño: “Lo que haga la mesa no puede ser bloqueado por otras entidades del Estado”.

La Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano está conformada por los Comandos de la Frontera y por la Coordinadora Guerrillera del Pacífico. Se separaron el año pasado de la Segunda Marquetalia de Iván Márquez.

Hace 15 días, la delegación del Gobierno y de la disidencia Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, al mando de Wálter Mendoza, suscribieron varios acuerdos al cierre de su quinto ciclo de diálogo, entre ellos que habrá zonas de ubicación temporal en Nariño y Putumayo.

En el acuerdo también se estipuló que la disidencia entregará su material de guerra en una acción que será “supervisada y coordinada con la Fuerza Pública, agencias del Estado y comunidad internacional”.

En diálogo con El País, Armando Novoa, jefe negociador del Gobierno, contó cómo han sido estos once meses de diálogos, reveló cuáles han sido los momentos más críticos, y dijo que “lo que haga la mesa de paz no puede ser desconocido o bloqueado por otras entidades del Estado”.

¿Qué balance hace usted de los diálogos que han durado once meses?

Ha sido un proceso difícil porque nos hemos enfrentado a infinidad de dificultades. Al principio, equivocadamente creímos que este diálogo que se inició con lo que se denominaba en ese momento la Segunda Marquetalia, iba a ser rápido y con mayores facilidades que con la mesa del ELN, pero prontamente descubrimos que no era así como lo pensamos.

Hemos tenido que superar obstáculos, como por ejemplo la separación de alias Iván Márquez de la Segunda Marquetalia, de la cual surgió la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano. Todo esto nos congeló el proceso de diálogo tres meses.

Superamos esa dificultad en septiembre y octubre, pero luego nos encontramos con la captura del señor Andrés Rojas con fines de extradición, que nos congeló la mesa de diálogo dos meses. Han sido cerca de cinco meses de parálisis de la mesa por factores externos. A pesar de esto hemos logrado avanzar.

En una entrevista dijo que uno de los momentos más difíciles del proceso fue la captura de Andrés Rojas... ¿por qué?

Por las circunstancias en las que se produjo la captura. Habíamos concluido un ciclo exitoso y a él lo capturaron cuando terminamos la reunión en las instalaciones del hotel donde estábamos deliberando.

Por todas estas circunstancias y por el impacto que tuvo en la mesa que llevó a que se rompiera la confianza totalmente, nos ha tocado acudir a todo tipo de recursos, negociaciones, acercamientos y aproximaciones para tratar de restablecer la mesa y crear un nuevo clima de confianza que hasta ahora se está logrando.

¿Cómo ha sido el respaldo que ha tenido del Gobierno?

Yo cuento con todo el respaldo del Consejero y Comisionado de Paz y, a través de él, del Presidente de la República.

Eso sí, el respaldo del Gobierno es una cosa y el respaldo de otras instituciones del Estado es otra cosa, y ahí no hemos tenido el acompañamiento ni la comprensión adecuada. Eso nos ha llevado a tener que vivir situaciones difíciles porque esa falta de apoyo y algunas instituciones no nos han permitido avanzar al paso que queremos.

¿A qué se refiere cuando dice que hay falta de apoyo de algunas instituciones?

De algunos ministerios como por ejemplo el de la doctora Ángela María Buitrago, que se retiró hace poco, y tampoco ha sido fácil la situación con la Fiscalía.

¿Qué caracterización haría usted de este grupo? ¿Cómo es el accionar de ellos?

A pesar de lo que se diga, yo no percibo en ellos unos criminales transnacionales dedicados a acumular riquezas dentro de una lógica de pura codicia. Yo más bien percibo campesinos que quieren lograr pactar con el Estado quedarse en sus territorios, abandonar las armas, reconstituir sus vidas familiares y que tengan el apoyo y el reconocimiento del Estado.

Traen el arrastre de las antiguas Farc y muchos de ellos se volvieron a las armas de forma equívoca alegando que el Estado había incumplido el Acuerdo de Paz del 2016. Ese es el tipo de personas que yo percibo en la mesa de negociación.

¿Cómo percibe a los negociadores de la coordinadora Ejército Nacional Bolivariano?

Ellos están sentados en la mesa, pero tienen unas razones poderosas que siempre ponen de presente para señalar que lo que ocurrió con el señor Andrés Rojas no puede volver a pasar.

Eso nos ha dificultado mucho nuestras actividades porque la programación de los sitios de reunión ha sido muy complicada ya que ellos no aceptan hacer reuniones en cualquier lugar, sino en puntos que tengan determinadas características, y prácticamente estamos adelantando esas reuniones en los espacios donde ellos tienen un control.

Todo esto nos implica desplazamientos por tierra, mar y aire para llegar a los puntos de encuentro, entonces hay una situación de desconfianza que es real y, a pesar de que se ha ido mejorando, no significa que se haya superado totalmente. Eso sí los veo interesados en lograr un acuerdo porque de otra manera uno no se explica cómo están en la mesa de unos diálogos de paz.

¿Cuál es la principal petición que usted como jefe negociador le hace al Gobierno para que estas personas no se vayan a levantar de la mesa?

Tiene que haber coordinación y armonización institucional. El Gobierno tiene que actuar en una sola dirección y como si fuera una sola voz.

El Gobierno tiene que actuar a tiempo. Tiene que actuar oportunamente y lo que haga la mesa de paz no puede ser desconocido o bloqueado por otras entidades del Estado.

Algunas veces esa falta de coordinación institucional nos ha generado situaciones difíciles porque se presentan episodios de presencia militar en el territorio cuando avanzamos en acuerdos importantes, y eso se produce por las circunstancias particulares en que se está desarrollando este diálogo.

¿Qué sigue ahora? ¿Cómo será la entrega de armas?

Tenemos que avanzar en la puesta en ejecución del programa piloto de transformaciones territoriales que pasa por la sustitución de cultivos de hoja de coca, los acuerdos con las comunidades, la identificación de las personas que hacen parte de la coordinadora que estarían en disposición de llegar a las zonas de ubicación transitoria, que deben coincidir con los programas piloto de transformación territorial.

Todos esos temas los vamos a mirar en detalle toda esta semana por los lados de Tumaco, Nariño.

¿Porque cree usted que este proceso de paz sí se ha podido llevar a un buen fin y otros tantos que ha iniciado el Gobierno Nacional en todo el territorio nacional no?

Porque aquí hay voluntad de paz y hay agotamiento de la guerra. Ellos son conscientes de que el momento histórico del presidente Gustavo Petro en el Gobierno difícilmente se va a repetir, y las condiciones pueden cambiar repentinamente si no se produce un acuerdo y llega un Gobierno distinto.