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'Sonando el tambor', la canción de Clandeskina Orquesta que no pasa de moda en Cali

Klandeskina logró una canción con sonido añejo, con ese toque artesanal que no permite réplica y que en el tiempo queda como algo único e irremplazable.

29 de diciembre de 2020 Por: &nbsp;Fernando Cardona -&nbsp;Melomano y coleccionista<br>
Klandeskina logró una canción con sonido añejo, con ese toque artesanal que no permite réplica y que en el tiempo queda como algo único e irremplazable. | Foto: Especial para El País

A David Gallego lo conozco desde que yo tenía menos canas y él unas ganas inmensas de proponer para Cali una idea de una orquesta con un sonido propio, sin saberlo él ya hacía parte del relevo generacional de la salsa en nuestra ciudad.

Y es que hace 10 o 12 años empezaban a surgir desde diferentes perspectivas propuestas de grupos, orquestas y artistas con la firme convicción de ratificar por qué llevamos el nombre de “Capital mundial de la salsa”.

Desde el barrio empezaron a aparecer Sounare, Calibre, Macaro, Juan Llanos, Pura Calle y María Mulata (Orquestas femeninas), Juano y Clandestina Orquesta, si, “Clandestina” así se llamaban cuando decidieron aceptar la convocatoria para crear un circuito de música en vivo por la ciudad, la intención no era otra que dar a conocer todas estas nuevas sonoridades, de decirle a Cali y al mundo que en la ciudad que en algún momento llegó a tener la mayor cantidad de orquestas femeninas de salsa en el mundo, donde se le cantó al Niño Dios y al Torero que hoy despierta amores y desamores, donde se bailó a pesar de que el amor solo fuera “Escombros” y hasta la “Chapeadita” tuvo su canción, ahora podía seguir rumbeando tranquila porque “es válido” salir corriendo si “se calentó la esquina”, así nos la pasemos “sonando el tambor”.

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…Y siento el viento cantar
Y siento que el agua caerá
En mi alma sola y tranquila
Cuando pienso en tu partida.


En esta época de resiliencia, de nuevos comienzos, de mucha esperanza y de ilusionarnos con un mañana prometedor, se vuelve pertinente ponerle música a estos sentimientos, como lo hizo hace 10 años David Gallego, director de la que en ese momento se conocía como “Clandestina”, cuando su proyecto, el mismo que ensayaba al lado de un reconocido motel del centro de Cali, se desbarataba por la partida de algunos músicos.

Y como un mamut, mote que en una noche caleña Dj El Chino le impuso (incluso cambiándole el nombre de David a Davud), Gallego se armó de bríos, volvió por sus fueros y rearmó la banda, esta vez como “Clandeskina, el nuevo sonido de la salsa añeja”.

…El cielo sonando
Parece que va a llover
Tronando, lluvia a
lo lejos
¡Un tambor que es
para usted!


Cuenta el mismo David que por esa época ensayaba en el barrio Libertadores, un sector muy cercano a San Antonio y que se caracteriza por la gran cantidad de músicos que viven ahí, así que se volvió habitual que escuchara a lo lejos sonidos de instrumentos, pero especialmente el del tambor, el mismo que un día lluvioso sonaba mientras “el Mamut” asomado al balcón lo escuchaba, algo pasó ese día a lo mejor fue la magia del momento esa que nos recoge, encapsula y guarda en la memoria esos momentos maravillosos (así sean fugaces) para revivirlos una y otra vez para recordarnos que en las cosas simples de la vida está la felicidad.

Entonces sucedió en algún día de octubre de 2010, David se encontraba como todo buen artista cuando la musa se vuelve rebelde y no devela sus secretos, bloqueado, pero recordó esa tarde lluviosa matizada por el sonido del tambor, así que decidió volverlo canción.

…¡Ay Dios mio!…
vamos a gozar
(jaja Jaime en el
bongó)
Vaya Jaimito
Azota el cuero


Gallego quería un disco para bailar, sin complicaciones y que reflejara la nueva propuesta después de la desintegración de la primera banda, era importante para él que destacaran los trombones, instrumentos que antes no eran parte del formato orquestal y además quería una canción que no hablara del amor y aunque lo nombra o se hace presente, no es el eje central, como sí lo es la música, el baile y la alegría que despierta un tambor.

Vaya aquél tambor viejo ya no sonaba
Coro: Escucho el
tambor sonar
Mi corazón no hace “ton-ton”, hace “cucucu, praprapra

Coro: Escucho el
tambor sonar
Tronando, lloviendo, cantado
Coro: Escucho el
tambor sonar
En la calle no está lloviendo, esa eres tú, que está llorando


Venía otro reto, grabarla sin tener un estudio de grabación, pero como todo en la vida de David, de todos lados vinieron muchas manos, las mismas que tocaron a la puerta de su casa para entregar equipos de grabación, micrófonos, piañas y cables para armar un estudio artesanal y que hoy en retrospectiva resultó ser la mejor idea, porque representó para él y su banda regalarle a Cali y al mundo una canción con sonido añejo, con ese toque artesanal que no permite réplica y que en el tiempo queda como algo único e irremplazable.

En espera de hace tiempo que me toque algún día
Coro: Escucho el
tambor sonar
El que suena ese
tambor, sonará
la vida mía

Coro: Escucho el
tambor sonar
Ay aquel tambor, ay pero que aquel tambor
Coro: Escucho el
tambor sonar
Ahora canta que
parece un ruiseñor
Coro: Escucho el
tambor sonar


Hoy tenemos pues, otro disco de Cali para el mundo pero este, este en especial es el otro himno de nuestra caleñidad de nuestro linaje de bailadores rumberos y gocetas, de esos que se alborotan y dicen a grito herido
Vamos Cali bailaaaaaaaaaaaaaaaaa.

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