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LA VENGANZA DE ANALÍA

Las productoras caleñas que están detrás de las exitosas series de la tv

La productora caleña Clara María Ochoa y su socia Ana Piñeres están detrás de series como ‘La venganza de Analía’, ahora en Netflix, y ‘La Ronca de Oro’, entre otras. Su compañía productora CMO cumple 20 años de éxitos.

20 de septiembre de 2020 Por: Isabel Peláez R., reportera de El País
“Preferimos actores que hayan pasado por una escuela, que tengan oficio, que sepan hacer una propuesta e interpretar magistralmente lo que creamos, no somos amigos de los mal llamados actores naturales, eso en CMO no existe -con justificadas excepciones-, los actores son actores”. | Foto: CMO Producciones / Especiales para El País

Contar historias a través de la imagen ha sido una de las grandes pasiones de Clara María Ochoa, quien en 1999 y después de muchos años de trabajo en la televisión, como directora y productora creó su propio sello, CMO Producciones.

“Como siempre hay que pensar en grande y tener retos, nos asociamos con Ana Piñeres para continuar en la realización de nuevas películas y series para televisión”, cuenta la directora y productora caleña, quien junto a Ana le dio vida a sus dos primeros largometrajes: Como El Gato y El Ratón y Bolívar Soy Yo, que en coproducción con Francia, obtuvieron premios en el Festival de San Sebastián y Mar de Plata, así se fue consolidando la empresa hasta llegar a lo que es hoy, un referente iberoamericano como productora de cine y televisión.

Como ellas lo dicen, pocas personas conocen a profundidad la labor de un productor: “es el que hace posible que una idea llegue a la pantalla, es el gestor de esta (sea porque la crea o la encuentra), es quien hace que se pueda financiar, elige al director, el casting, crea junto al equipo, desde la fotografía, el arte, el vestuario, la música, hasta el color y textura final del producto audiovisual. Todo tiene que ver con el productor creativo al que hoy en día llaman el showrunner”.

Y eso son Clara María y Ana, productoras y creadoras de contenido, “lo soñamos, lo escribimos, lo trabajamos y hacemos realidad de la mano de un talentoso equipo creativo. Un buen productor puede que no sepa tocar todos los instrumentos de una orquesta pero sabe cómo deben sonar para ejecutar la pieza perfecta. Es el primero en llegar y el último en salir, una vez entregue el producto final”, explican.

¿Cuál fue su primera producción y a qué le apostaron entonces?

Fue Como el Gato y El Ratón, ópera prima de Rodrigo Triana, una historia de un barrio al sur de Bogotá a donde finalmente llega la luz eléctrica, pero un hecho que sólo debía causar alegría y bienestar termina dividiendo al barrio en dos bandos. Recibió, entre otros premios, el Sol de Oro y el del Jurado Joven en el festival de cine de Biarritz y el Círculo Precolombino de Oro como mejor película en el Festival de Cine de Bogotá; fue nominada al Ariel a mejor película latinoamericana. En ese entonces y ahora le apostamos a invitar al espectador a que reflexione sobre diferentes aspectos sociales de nuestra realidad, en este caso, la intolerancia y el respeto.

¿Cuándo vieron que tendrían éxito?

Nadie puede asegurar el éxito, pero nuestra fórmula es el amor, la pasión y el convencimiento con el que hacemos cada una de las producciones, las historias que elegimos son claves, intentamos reflejar en ellas la realidad de nuestra sociedad, que termina siendo similar en todo el continente.

¿En estos 20 años, cómo ha cambiado la tecnología, la forma de hacer y consumir contenido audiovisual?

Siempre hemos estado a la vanguardia en materia tecnológica. Fuimos los primeros en utilizar técnica cinematográfica en las producciones televisivas.

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Cuando no se emitía en alta calidad, ya grabábamos en 2 y en 4k. Cuando hicimos Soñar no Cuesta Nada vimos que la película había contado una parte de la historia, pero la realidad seguía dándonos más contenido e hicimos una saga para TV, en una serie de 30 capítulos: Regreso a la Guaca, donde contábamos la continuación de la vida de esos soldados desde la cárcel y luego en su salida a la vida civil, fugados de la justicia. Se lo propusimos a RCN, nuestros socios en la película, y no fue difícil que nos dieran el espaldarazo, tras el éxito de la película, para —con el mismo equipo creativo y actores— llevar una producción cinematográfica al formato serie, como en ese entonces se veía en las series estadounidenses y que a Colombia no había llegado. Con la serie de 80 capítulos, Correo de Inocentes, fue como hacer 40 películas, desde entonces entendimos que a pesar de los muchos meses de producción que implicara, lo que importaba era tener historias sólidas que contar, eso nos dio músculo para trabajar en formatos cortos, medianos y largos que hoy podamos alternar.

¿En qué radica que sus producciones de TV y cine sean nominadas a premios como los Óscar, Cannes, Goya, San Sebastián, Emmy?

No creamos ni producimos para ganar premios, nunca nos lo proponemos, pero sí está en nuestro sentir el crear y producir buenas historias. En CMO el trabajo en equipo es fundamental, hay un orden y un trabajo juicioso detrás de cámaras. Los temas que abordamos son con alto contenido social y generalmente la mujer es protagonista.

¿Qué repercusiones les da a nivel mundial un premio internacional?

Gracias a las 9 series y 7 largometrajes que han tenido gran acogida por sus historias y buena calidad técnica y artística, hoy somos referentes en la industria a nivel iberoamericano. Nos buscan de países como Argentina, México, Estados Unidos y España para realizar conjuntamente proyectos.

¿Cuáles han sido sus coproducciones más importantes?

Las películas Soñar no Cuesta Nada, coproducción con Argentina y Del Amor y Otros Demonios, con Costa Rica y México, basada en la obra homónima de Gabriel García Márquez y que rodamos en Cartagena junto a la directora y guionista Hilda Hidalgo. Esa película la podrán ver en octubre en Cineco Plus y es uno de los documentos de la cinematografía nacional más valiosos y del cual nos sentimos orgullosas de presentar.

¿De qué manera las retó llevar al cine una adaptación de una obra de Gabriel García Márquez?

Para nadie es un secreto que las películas que se han llevado al cine de libros del Nobel colombiano siempre han sido cuestionadas. No es nada fácil poner en imágenes el universo macondiano, cada quien tiene sus mariposas amarillas, no de Gabo sino de nuestro propio imaginario; por eso y con la anuencia del Nobel, nos propusimos con Hilda Hidalgo, la escritora y directora de la película, hacer una obra muy propia e íntima, despegada del texto tanto en su adaptación como en la interpretación de los personajes. El resultado nos gustó mucho, fue un homenaje a uno de los libros que más queremos de su obra.

¿Cuáles son los mejores momentos que han vivido como productoras?

Muchísimos. Haber sido invitados, con Soñar no Cuesta Nada al Festival de Cannes y entrar por la alfombra roja, fue un momento único e inolvidable, como otra película. La satisfacción de series para TV como Correo de Inocentes, con la que ganamos 7 Premios India Catalina; con La Niña tuvimos 13 nominaciones y nos ganamos los 13 premios. Hemos gozado en medio de la dificultad de rodajes grandiosos como el de La Promesa en España, Panamá, México y Colombia, o tan íntimos y amorosos como el de Siempreviva.

La Venganza de Analía ha logrado un gran impacto internacional también...

Sí, es una de las más vistas en Netflix, ya entró entre las 10 primeras producciones más vistas en Estados Unidos. Pero creemos que lo mejor está por venir, hay varios proyectos caminando.

¿Qué hace que una serie como esta sea pedida por Netflix?

Es muy actual ya que la corrupción en política, y el deseo de venganza son males generalizados en gran parte de las sociedades. Eso sumado a la gran actuación de los protagonistas, Marlon Moreno, Carolina Gómez y George Slebi y todo el elenco, bajo la dirección de Camilo Vega, lograron convertir la serie en un fenómeno televisivo.

Netflix también adquirió su serie La Niña como contenido original, ¿qué satisfacciones les generó en un momento crucial para la paz en el país?

En La Niña reflejamos la historia de cómo muchos menores de edad que fueron reclutados por la guerrilla, en contra de su voluntad, lograron reinsertarse a la sociedad y cumplir sus sueños; era el momento de decirle a los colombianos que del monte iban a llegar guerrilleros a las ciudades y debíamos aceptarlos y convivir con ellos, era un llamado a la reconciliación.

¿Qué descubrimientos han hecho de jóvenes promesas de la actuación?

Nos hace felices que CMO sea la escuela donde han crecido muchos actores y directores. En La Promesa tuvimos a Aislinn Derbez (La Casa de las Flores) cuando apenas comenzaba en grandes series de TV, Marlon Moreno era un “joven mozuelo” cuando hicimos Soñar no Cuesta Nada y Regreso a la Guaca; Julieth Restrepo y Nicole Santamaría, de La Promesa, Taliana Vargas en Fugitivos, Valerie Domínguez en Esto Huele Mal, Manuel José Chaves y Paola Rey en Como El Gato y El Ratón, Majida Issa y Ana María Estupiñán nuestras Roncas de Oro, y Ana María repitió con nosotros en La Niña. Son tantos los actores con los que hemos creado historias y maravillosos personajes y con quienes siempre anhelamos volver a trabajar.

¿Por qué Correo de Inocentes ha sido su serie más nominada y premiada?

En ese momento en que el país vivía el auge de las narcoseries, vimos la necesidad de contar la otra cara de la realidad, la de las víctimas. Sólo se hablaba de los capos pero no se contaban las historias de los afectados. La gran actuación de Margarita Rosa de Francisco, Salvador del Solar, Roberto Urbina y Laura García, entre otros, y la dirección de Klych López fue muy acertada; arrasó en los Premios India Catalina y sus estrenos en el mundo fueron muy bien recibidos. Es un placer encontrarla en canales locales e internacionales, no pierde vigencia.

¿Qué satisfacción les genera exponer temas que a la vez son denuncia y los avalan organizaciones de derechos humanos, como el de La Promesa?

Cuando Caracol estaba emitiendo la serie La Promesa, uno de nuestros colaboradores de planta nos contó que gracias a esa historia había podido detectar que a su hija la estaban engañando con ofertas tentadoras para llevársela a España, al igual que a las protagonistas de la historia, y la serie fue una señal de alerta para hacerla entender las consecuencias que podría tener su decisión. Esa persona aún trabaja en CMO y cada cierto tiempo nos agradece el haber salvado a su hija de las garras de la prostitución. Eso no tiene precio.

¿Su serie más vendida ha sido La Ronca de Oro? ¿Cómo fue verla en versión árabe?

Sí, ha sido una de las producciones colombianas más vendidas internacionalmente. Verla en árabe fue una sensación maravillosa y una de las experiencias más satisfactorias. En ‘Tariqui’ como la llamaron, la caracterización de cada personaje se sentía la esencia de nuestra versión pero con música tradicional de Medio Oriente, sus protagonistas, sus paisajes, sus costumbres y todo su entorno. Fue mágico.

¿Qué tan importante es la música hoy en día en las series?

Mucho, los temas originales y la música incidental mueven fibras, además las producciones audiovisuales son la plataforma de músicos excelentes, como Herencia de Timbiquí con el tema de La Niña: Te Invito, o la música original que han creado para nuestras producciones: Cabas, Verónica Orozco, Simón Mejía (de Bomba Estéreo) y hasta Margarita Rosa De Francisco.

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