Economía
“El Valle que merecemos”: analista económico recalca las bondades que tiene la región e insta a trabajar por ella
Para Edwin Maldonado, la región ha sido subvalorada por el Estado, por lo que invita a luchar para recuperarla.
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3 de dic de 2025, 09:05 p. m.
Actualizado el 3 de dic de 2025, 09:05 p. m.
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Por: Edwin Maldonado, columna de opinón
El Valle del Cauca es una región que siempre ha tenido todo para ser potencia: diversidad productiva, talento humano, ubicación estratégica, biodiversidad y una identidad que mezcla innovación, cultura y pujanza. Sin embargo, durante años el Valle ha sido sistemáticamente subvalorado por el centralismo. A pesar de aportar cerca del 10 % del PIB del país, seguimos siendo una región que aporta más de lo que recibe, y que aun así nunca ha dejado de empujar.
La ausencia histórica del Gobierno Nacional en este siglo es evidente. Ha predominado una mirada que no entiende nuestra vocación productiva; que dejó que Buenaventura perdiera competitividad por la falta del dragado de profundización y por los constantes cierres en la vía; y que hoy se refleja también en el deterioro de la seguridad, la salud y otros aspectos sociales. Pero sería un error quedarnos en la queja. Este momento es una oportunidad para pasar de la indignación a la proposición, recuperar la voz del Valle y proyectar una visión de desarrollo profundo y de largo plazo.
Esa visión es la que he llamado El Valle que merecemos: un Valle con más oportunidades, más inclusión y más seguridad. Un Valle que deje atrás la resignación, que vuelva a creer en su potencial y que recupere su liderazgo nacional.
El Valle no necesita discursos antiempresa ni ataques a sectores estratégicos que generan empleo y desarrollo, ni mucho menos narrativas que pretendan enfrentar a trabajadores y empresarios. Lo que necesita es confianza, inversión y desarrollo productivo real. Merecemos un Valle más innovador, competitivo y conectado con el mundo, con un entorno propicio para que los emprendedores crezcan y generen empleo digno. La mejor forma de crear oportunidades es con desarrollo productivo, para que todos aprovechen su potencial y logremos el crecimiento que nos merecemos.

Pero el desarrollo no se sostiene sin equidad. La inclusión no es asistencialismo; es acceso integral a bienes públicos de calidad como educación, salud, transporte, cuidado y conectividad. Merecemos un Valle más integrado, justo y equitativo, donde el lugar de nacimiento no determine el futuro de las personas. La inclusión real significa que un joven de Roldanillo, una madre de Jamundí o un productor de Dagua tengan la misma posibilidad de desarrollar su proyecto de vida que alguien en el sur de Cali. Esa es la base de una sociedad que avanza unida.
Tampoco habrá desarrollo si seguimos siendo un territorio con miedo. La seguridad es el punto de partida para todo lo demás. Merecemos un Valle donde la vida y la propiedad privada se respeten, donde el Estado de Derecho se haga cumplir, donde exista presencia integral del Estado y donde la economía pueda operar sin temor. Para que haya seguridad para la gente y para la inversión debe haber autoridad: prevención, control criminal efectivo, justicia que funcione y resocialización real. Sin seguridad no hay inversión; sin inversión no hay empleo; y sin empleo no hay movilidad social.
El Valle que merecemos es posible. Nuestra región tiene todo para ser líder nacional: industria sofisticada, agroindustria competitiva, economía digital en expansión, potencial turístico, el puerto más estratégico del país, clústeres maduros, talento joven y una identidad empresarial fuerte. Lo que ha faltado es unirnos en torno a una visión regional clara, una agenda legislativa coherente y un liderazgo que defienda los proyectos que realmente nos cambian la vida.
Ese liderazgo existe cuando el Valle se une. Cuando dejamos de depender del humor político de Bogotá. Cuando recuperamos nuestra voz en el Congreso. Y cuando entendemos que las oportunidades de ingreso, la inclusión integral y la seguridad no son temas aislados, sino tres columnas que se sostienen juntas.
Porque el Valle no debe conformarse con lo que le quieran dar. El Valle debe construir lo que merece.
Cierro esta columna —la última que escribo en estas páginas como analista económico— con gratitud hacia El País y hacia los lectores. A partir de ahora asumiré nuevos retos y responsabilidades que, por ética y por respeto al oficio, me exigen dar un paso al costado en este espacio. Seguiré trabajando, desde donde me corresponda, por el desarrollo de este Valle que tanto quiero y que, estoy convencido, tiene todo para convertirse en el Valle que merecemos.
@edwinhmaldonado
6024455000




