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Las balas y la muerte, desaparecieron en Comuneros II con la Liga de Banquitas Hermanos Diago
Un campeonato de banquitas es la fórmula de la paz en barrios del Distrito de Aguablanca.
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17 de ago de 2025, 11:53 a. m.
Actualizado el 17 de ago de 2025, 11:53 a. m.
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Un torneo de banquitas silenció las balas en el barrio Comuneros II. El miedo, los atracos, las drogas y la muerte, eran el pan de cada día en esa localidad del oriente caleño, pero se diluyeron por el aroma de paz impulsado por los hermanos Diago, Carlos y Yesid.
Aquellos proyectiles que acabaron con el futuro de muchos jóvenes y niños, que dejaron familias huérfanas, dolores profundos, rencores y recuerdos llenos de terror, ahora son hechos que son parte del pasado.
Las armas fueron cambiadas por tenis. Las fronteras invisibles, riñas y tiroteos, se transformaron en disparos a gol. Los enemigos se volvieron panas.
Este giro, que se pensaba jamás llegaría, hoy es realidad. Carlos y Yesid, los hermanos Diago, son los artífices de que en su amado barrio, Comuneros II, se puede vivir en paz.
Pero, ¿cómo unos jóvenes veinteañeros lo lograron?
Esa es la parte más triste de la historia. Comenzó con los hermanos Diago cuando pasaron la barrera de los 20 años.

Así se construyó la paz en Comuneros II
En medio de lágrimas, Carlos reveló que la muerte de un querido amigo suyo, José Borda, de casi 29 años, fue lo que lo condujo a él y su hermano a cranearse la fórmula de la paz.
El sueño inició en la tienda de sus padres, en la Miscelánea Aldia, ubicada en la Calle 72o con 28ª, la cual lleva las iniciales de los apellidos de sus padres, Alzate Diago.
“Un día, en 24 horas, mataron más de doce jóvenes en el barrio. A los cuatro días, un amigo iba a la tienda. Allí estaba con mi hermano (Yesid), cuando empezó una balacera. Comenzaron a tirar bala de una orilla a otra. Nos escondimos y cuando salimos, mi amigo estaba en el piso; lo montamos al carro y en el camino él me decía: (lágrimas) “’Carlos, no voy a volver a ver mi chino’ y mi amigo falleció”.
Un par de días después, otra bala perdida quebró la inocencia de un “niño de tan solo nueve años”, que pasaba por la calle y cayó en medio de una disputa de pandillas, dijo Carlos, quien fue testigo de las fronteras invisibles.
Las riñas y balaceras se formaban entre bandas de los barrios Comuneros I y II, Robles, El Poblado I y II, Calipso, El Diamante, La Paz y Yiras Castro.
Desde entonces, los Diago, siguiendo el legado del entrenador de fútbol del barrio, Luis Campos, formaron el torneo de Banquitas Hermanos Diago.
Carlos y Yesid hablaron con los ‘cabecillas’ de las pandillas de Comuneros II y barrios aledaños, por separado, porque no se podían ver, pero estaban escépticos con el torneo.

Sin embargo, los Diago dieron en la clave: “les dijimos que íbamos a dar un millón de pesos y salieron 20 equipos”, recordó.
Hoy en día hay equipos de Terrón Colorado, Siloé, Comuneros, Asturias, El Rodeo, El Poblado, Yira Castro, de La Paz, Robles, entre otros.
Comunicador Social. Periodista con una trayectoria 21 años trabajando en los programas radiales de mayor reconocimiento en Cali, también en medios televisivos y prensa escrita. Soy especialista en deportes. Ganador del premio Farallones de Cali, de la Alcaldía de Cali, como Mejor Periodista Social Comunitario de Cali. Tres veces nominado al Premio Terraco de Oro, de la Gobernación del Valle, como Mejor Periodista Deportivo del Valle. Soy amante a los deportes.
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