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La alarmante realidad educativa del Valle: casi 20.000 niños sin clases

En un foro organizado por Propacífico se concluyó que se deben nivelar los niños que tienen problemas de aprendizaje.

25 de enero de 2022 Por: Redacción El País
El foro sobre presencialidad se realizó ayer en el Centro Cultural de Comfandi y convocó al Viceministerio de Educación, las carteras de este tema en Cali y Valle, y también a Fecode. | Foto: Foto: Bernardo Peña / El País

Un total de 19.500 niños, niñas y adolescentes del Valle del Cauca no están yendo a estudiar en estos momentos, lo que plantea un importante reto este 2022 a la hora de reducir la deserción escolar en Cali y los municipios no certificados del departamento.

Así quedó planteado ayer durante el foro ‘Presencialidad, clave para la calidad educativa’, organizado por Propacífico en el Centro Cultural Comfandi. “Hemos tenido un panorama crítico, porque hemos encontrado 8500 niños por fuera del sistema educativo. Esto puede ser fruto de la crisis económica que dejó la pandemia y el estallido social, pues algunos jóvenes decidieron trabajar para apoyar los ingresos de su familia”, explicó José Darwin Lenis, secretario de Educación de Cali.

El funcionario indicó que esta situación ocurre en todos los grados, pero se concentra más en noveno, décimo y once. De acuerdo con Lenis, “otra razón de deserción es que ciertos niños no han encontrado la razón de ser a un sistema que le ofrece oportunidades a futuro. Por eso hemos dispuesto de un grupo psicosocial que se dirija a los sitios en donde trabajan estos niños o vamos a su casa para reintegrarlos a la escuela”, contó.

Una situación similar atraviesa el departamento. Mariluz Zuluaga, secretaria de Educación del Valle, enfatizó que la deserción en los 34 municipios no certificados corresponde a 11.000 niños, de acuerdo a la matrícula que se está presentando hasta el 31 de enero.

“Estamos haciendo todas las acciones necesarias para hacer una búsqueda activa de los niños que están en clases; esto es con el apoyo de las alcaldías, el ICBF y comisarías de familia. El año pasado contratamos a unos defensores de la educación, quienes lograron traer 6100 estudiantes a las instituciones nuevamente”, contó Zuluaga.

“Se debe meter el acelerador para continuar cerrando brechas y que nuestros niños, niñas y jóvenes reciban una educación de calidad” María I. Ulloa, directora ProPacifico.

Una de las invitadas al evento fue Constanza Alarcón, viceministra de Educación Preescolar, Básica y Media, quien aseguró que las afectaciones más importantes que dejó la pandemia en los estudiantes fueron de tipo emocional y de aprendizaje.

“Más que en la deserción queremos centrarnos en los indicadores de reprobación, de estudiantes que repiten año. Es algo que tiene que ver con propuestas educativas: primero, necesitamos que el niño llegue; en estos momentos vamos sobre el 74 % de la matrícula en todo el país y esperamos que en marzo se estabilice. Segundo, lograr que los niños sean evaluados según las condiciones que le dejaron la pandemia. Y tercero, un currículum que se construya según las enseñanzas e intereses del niño”, explicó la Viceministra.

Una opinión similar tuvo Sandra García, profesora de la Universidad del Andes: “Lo primero que no sabemos es cuál es el nivel en el que los estudiantes regresan a clases presenciales. Necesitamos herramientas de evaluación diagnóstica, de recuperación y nivelación de aprendizajes. A esto se suma otra alarma y es que las actividades de cuidado se han exacerbado en niñas y adolescentes, lo que puede ser un riesgo de deserción”.

García presentó un estudio realizado por Los Andes, a propósito de las afectaciones de la pandemia en la educación a partir de 1234 encuestas representativas a los cuidadores de los estudiantes en diferentes partes de Colombia.

“Entre los resultados más importantes está el hecho de que el 75 % de los niños de 8 a 10 años tuvieron retrocesos en su proceso de lectoescritura y el 50 % reportaba síntomas negativos de salud emocional de manera generalizada”, explicó.

Por su parte, el presidente de Fecode, William Velandia, aseguró que en estos momentos hay siete brechas fundamentales en la educación: canasta (o sea alimentación de los estudiantes), jornada única, cobertura, infraestructura, ruralidad, relaciones técnicas y conectividad.

“Es vital que la presencialidad sea un proceso gradual que combine la virtualidad, pero no entendido como alternancia, sino que fortalezca el uso de herramientas digitales como una forma de pedagogía. Y también es clave que si se quiere minimizar el contagio del covid, no haya casos en los que un profesor enseñe a más de 40 niños en un espacio que no da para más de 30”, comentó Velandia.

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