Cómo hacer
Lo está haciendo mal: ¿por qué no se debe descongelar los alimentos a temperatura ambiente?
Existen algunos riesgos en cuanto a descongelar los alimentos al aire libre. Estas son algunas recomendaciones para evitar posibles contaminaciones e intoxicaciones
Aunque es una práctica habitual descongelar los alimentos al aire libre, no obstante tiene sus riesgos, sobre todo por una posible contaminación de los alimentos y además intoxicación.
Por eso, se recomienda hacerlo siguiendo unos consejos específicos.
Sin embargo, es importante saber qué alimentos se pueden congelar y cuáles no, pero también es importante saber cómo se descongelan, ya que muchas este proceso se hace mal, lo que puede ocasionar intoxicaciones alimentarias.
Pero, otra práctica habitual es descongelarlos a temperatura ambiente. ¿Cómo se deben descongelar los alimentos? ¿Es riesgoso hacerlo al aire libre?
Cabe anotar que es importante saber qué alimentos sí se pueden congelar y cuáles no.
Según Leticia Garnica Baselga, miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (Codinma), siempre hay excepciones. “Algunos alimentos no son aptos para congelar por su composición, su frescura o su forma de cocinado”.
Entre tanto, en el caso de los alimentos grasos, su congelación es más complicada porque “la grasa necesita congelarse a muy bajas temperaturas, por lo que si congelamos en casa alimentos grasos puede que adquieran mal olor, cambio de consistencia o mal sabor”, agrega.
Otro producto no se deben congelar son los huevos, ya que durante este proceso pueden cambiar todas sus características organolépticas como el sabor, el olor o la textura. “Cuando los huevos crudos se congelan, el líquido del interior tiende a expandirse como acción a las bajas temperaturas del congelador, lo que puede hacer que la cáscara se quiebre y termine rompiéndose”, explica Garnica.
Entonces “el contenido del huevo no será el idóneo para su consumo y además estará en riesgo de una peligrosa contaminación bacteriana”, advierte la nutricionista.
De otro parte, cuando se trata de huevos sin cáscara, la experta tampoco recomienda su congelación “dado que pueden cambiar negativamente su textura, es decir, la yema al congelarse puede volverse gelatinosa”, del mismo modo, “si congelamos huevos duros, corremos el riesgo de que la clara se vuelva acuosa”.
Lo que sí se puede congelar del huevo son, las yemas de huevo crudas, las claras de huevo crudas y alimentos que contengan huevo.
Sobre las verduras hay diversidad de consejos. Según María Aguirre Lozano, nutricionista de BluaU de Sanitas, “las frescas se pueden congelar, sin embargo, no es recomendable hacerlo con las que vayamos a tomar crudas ni con aquellas que tengan un alto contenido en agua como lechuga o pepino”. En cualquier caso, “lo mejor es escaldar y dejar enfriar las verduras que vayamos a congelar para que se conserven mejor”, aconseja.
Al respecto Garnica Baselga sostiene: Las verduras que se pueden congelar frescas o cocidas serían: espinacas, guisantes, calabacín, entre otras. Este grupo es para consumirlo exclusivamente en guisos, ensaladas cocidas y otras preparaciones que necesiten cocción.
Pero, las verduras que no se pueden congelar crudas pero sí preparadas: el tomate no se debe congelar tal cual, pero sí se puede congelar en salsa, así como el pisto.
Adicionalmente, las verduras que nunca se pueden congelar: todos aquellos alimentos que está conformado mayormente por agua o almidones. Los mejores ejemplos son la lechuga y la patata (aunque esta última no se come en crudo). Esto hay que tenerlo en cuenta incluso si decide prepararla en una receta, ya que la congelación puede ser desfavorable.
Las frutas, “casi todas se pueden congelar aunque sufrirán cambios significativos en su textura y aspecto”. Esto es así porque “generalmente contienen un gran porcentaje de agua (las más acuosas tiene entre 84-92 %) lo que hace que durante el proceso de congelación se forman cristales de hielo dentro de estos alimentos, cambiando su estructura interna”.
Por otro lado, los lácteos, como la nata para montar y la mantequilla, “sí son aptos para congelar, aunque es bueno recordar que los lácteos es mejor consumirlos frescos”. Lo mismo ocurre con la leche. “Durante la congelación, se separa la parte líquida de la grasa y una vez descongelada la consistencia se vuelve granulosa perdiendo gran parte de sus características organolépticas, incluso el sabor”, explica la experta del Codinma.