Colombia
Intenso debate en Popayán por la destrucción del monumento de Cristo Rey, luego de ser ubicado en el Morro de Tulcán
La figura religiosa fue ubicada el pedestal vacío que está en este sitio representativo de la ciudad, luego fue vandalizada.

Una intensa controversia se vive en Popayán luego de que destruyeran la imagen de Cristo Rey que había sido ubicada en el pedestal situado en el reconocido Morro de Tulcán del área histórica de la capital del Cauca.
“No duró un día instalada la figura de nuestro señor Jesús en este importante lugar, la ubicaron en la mañana de este sábado 29 de marzo en el pedestal vacío, de hecho la cuidaron casi todo el día tras ubicarla en esta estructura donde estaba la estatua de Sebastián de Belalcázar, pero ya en la mañana de domingo aparecieron los pedazos de la imagen de Cristo”, relataron periodistas de la ciudad.

Por eso, y al ver que la imagen religiosa fue hasta incinerada, las reacciones no se hicieron esperar porque se considera este acto como un atentado a las sanas costumbres y creencias de la sociedad payanesa, la cual es considerada profundamente católica. De hecho, ahora la Ciudad Blanca se prepara para las actividades de la Semana Santa.
“Esto es un acto que hay que censurar desde cualquier punto de vista, más en nuestra ciudad de Popayán donde nos formamos bajo los parámetros de nuestra Santa Madre Iglesia, por eso esperamos que se castigue con todo el peso de la ley a los vándalos que cometieron este sacrilegio a la hora de quemar y destruir la imagen de Cristo Rey”, expresó Jorge Saa Caicedo, destacado empresario de la ciudad.
El debate se intensifica más porque, como es de recordar, el 16 de septiembre de 2020, comunidades misak o guambianos derribaron la estatua de Sebastián de Belalcázar, el fundador de la ciudad, en medio de una amplia movilización que adelantaron ese día por varios sectores de la capital del Cauca.
Para derribarla, los indígenas le ataron varias cuerdas y tiraron de ellas hasta que cayó al suelo la figura del prócer, ya en ese momento, empezaron a celebrar porque el acto fue considerado como un juicio histórico al “malvado y desalmado conquistador”.
Luego, los integrantes del Movimiento de Autoridades Indígenas del Suroccidente Colombiano, Aiso, aseguraron que el líder español, también fundador de Quito, la capital ecuatoriana, es responsable de “genocidio, despojo y acaparamiento de tierras, desaparición física y cultural de los pueblos que hacían parte de la Confederación Pubenences”, grupo que habitaba la ciudad de Popayán durante la conquista.

“Con este juicio, además de quitar ese símbolo de la barbarie contra nuestros ancestros, recuperamos el Morro de Tulcán, el cual nos pertenece desde tiempos inmemorables porque era el lugar donde adelantamos nuestras actividades religiosa”, dijo un integrante de la comunidad misak.
De hecho, en su momento, Mercedes Tunubalá Velasco, lideresa del pueblo misak y alcaldesa del municipio de Silvia, Cauca, aseguró que “la ofensa contra las comunidades indígenas caucanas no solo parte del hecho del homicidio de cientos de sus antepasados en medio de la conquista española, sino también del agravio que significó que la estatua ecuestre de Belalcazar fuera erigida en el Morro del Tulcán, quizá el lugar ceremonial más importante que tuvo el pueblo pubenense, liderado por el cacique Pubén, asesinado pocas semanas antes de que Belalcazar fundara Popayán el 13 de enero de 1537″.
“Poner la representación de un hombre sobre las tumbas de nuestros antepasados en un lugar sagrado en donde se veneraron los dioses, ha significado una ofensa para todos, y queremos que el país lo sepa”, comentó en su momento Mercedes Tunubalá.
De ahí el intenso debate sobre lo registrado en este importante lugar, uno de los más visitados por turistas nacionales y extranjeros, pues pone en evidencia que existen opiniones muy divididas sobre el significado de El Morro de Tulcán.
Y es que al parecer algunas personas fueron más allá de este debate, dañando el monumento a Cristo Rey, causando enérgicas reacciones entre los grupos o sectores católicos de Popayán, cuyos integrantes consideran que el Morro de Tulcán no es un lugar exclusivamente de los indígenas, sino que se integra a los sitios considerados públicos y turísticos de Popayán.

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