Colombia
Ignacio Gaitán: “Cali ha sido una de las ciudades que más ha levantado la mano sobre la crisis del sistema de salud”
El presidente del gremio de las farmacéuticas dice que Colombia dejó de ser un referente mundial para la investigación clínica. Entrevista.

23 de jun de 2025, 06:19 p. m.
Actualizado el 23 de jun de 2025, 06:21 p. m.
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“Ese viernes en Cali nos dijo que ya los indicadores estaban deteriorados, que las citas médicas se estaban demorando más, que las fórmulas médicas se estaban venciendo, que todo estaba colapsando. Fue el día de entender que más gente se estaba muriendo, que a los pacientes les estaban dividiendo su fórmula: ‘no tenemos dinero para entregarle su fórmula; la pastilla ya no es para una dosis, sino para dos’.
Quien habla es Ignacio Gaitán, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo, Afidro, y el viernes del que habla es el pasado 21 de marzo, cuando saltó a los noticieros nacionales el drama que padecían usuarios de varias EPS de esta ciudad.
¿Por qué destaca la protesta de esos usuarios de esta ciudad?
Cali ha sido una de las ciudades que más ha levantado la mano en torno a la crisis del sistema. Recuerdo aquel viernes, donde había filas innumerables por solicitud de suministro de medicamentos y muchos testimonios de pacientes de Cali y el Valle del Cauca, y creo que lograron algo muy importante y es que sensibilizaron al país de lo que estaba pasando. Es muy importante que desde Cali se adueñen de la conversación en salud y por eso esta semana vamos a iniciar un trabajo de Afidro en las regiones y la primera ciudad va a ser Cali. Con Propacífico, vamos a promover la conversación sobre la sostenibilidad del sistema de salud, porque Cali lo está sufriendo y queremos dar ejemplo: llevar toda la capacidad de los laboratorios para conversar desde Cali sobre esa coyuntura.

Hablemos de investigación clínica. ¿Por qué es importante?
La investigación clínica es donde inicia el desarrollo de una nueva molécula o medicamento. Para que algún día una entidad regulatoria apruebe un medicamento, debe pasar por una primera etapa que llamamos estudios clínicos, que es el mecanismo donde, con pacientes, se prueba la eficacia de un desarrollo de un laboratorio y, a través de ello, se logra generar innovación y mejores soluciones para diferentes enfermedades.
Sobre eso, en el plan estratégico de Afidro tenemos tres principios fundamentales: Primero, hablar de sostenibilidad financiera del sistema. Segundo, mayor acceso frente al Invima, que está teniendo muchos retos en temas aprobatorios y, gracias a una cercanía con el actual Invima, estamos generando un proyecto de descongestión de trámites, y, tercero, investigación de estudios técnicos.
¿Colombia es llamativa como sede de investigación clínica?
En Colombia no se está haciendo más del 2 % o 3% del total de estudios técnicos del mundo, cuando la industria farmacéutica asume el riesgo de hacer investigaciones en diferentes partes para probar medicamentos. En Colombia hay diferentes tipos de personas y razas, que nos hacen muy llamativos para que la industria farmacéutica invierta aquí y haga investigaciones. Segundo, somos un país de enfermedades tropicales: muchas investigaciones clínicas no se podrían hacer en países nórdicos o en países con estaciones. Tercero: la población siempre está dispuesta a ayudar. Para que haya un estudio clínico, al paciente se le dice ‘usted tiene un tipo de enfermedad, nosotros estamos probando un determinado medicamento’, y en Colombia, en general, acceden. Un cuarto elemento, la investigación clínica permite que el sistema se financie, porque hay más recursos y los laboratorios contratan personas. Hay un laboratorio americano que en Colombia tiene 1200 personas apoyando investigación clínica.
Creo que si Colombia volviera a hacer lo que fue hace diez años, un país referente a nivel mundial, para que la industria nos mire y tome la posibilidad de hacer muchas pruebas aquí, el conocimiento va a volver a estar a la orden del día, el Invima va a saber dónde está el mayor desarrollo en investigación y tendremos una gran oportunidad.

¿Pero por qué Colombia ya no es referente en investigación?
Porque el trámite antirregulatorio se ralentizó, en la medida en que el Invima se fue adelgazando y perdió la capacidad de atender tantos frentes. El primer paso para que la investigación clínica sea relevante es que tiene que pasar por un proceso de aprobación para hacer los estudios en Colombia. Es decir, usted no puede llegar ante cualquier paciente y decirle ‘le vamos a hacer una investigación sobre una molécula de un tipo de cáncer’. Primero tiene que pasar por el Invima para que se apruebe ese proceso, pero eso se empezó a ralentizar y los laboratorios prefieren países donde el proceso sea mucho más ágil.
Pero no toda la responsabilidad es del Invima: Colombia se desarticuló, comenzaron a haber iniciativas por regiones y el ecosistema se fue rompiendo. Países como Chile, México y Argentina han avanzado mucho porque sociedades científicas, laboratorios y regulatorios trabajan del mismo lado, para que sea más eficiente. En la medida en que fuimos fragmentando el proceso, se perdió la eficiencia. Aquí hay un principio: volver a crear ecosistema, que las secretarias de Salud se unan, las universidades, las asociaciones de pacientes. Si logramos crear una sola conversación, vamos a recuperar el camino.
¿Se ha avanzado en el acceso de pacientes a los medicamentos?
Yo diría que lo que pasó en Cali fue como un despertar: había indicadores que nos tenían preocupados, carteras vencidas muy altas y alertas de que los pacientes no estaban accediendo a medicamentos. Al final, esto se trata de la vida de los pacientes y ya empezábamos a encontrar problemas logísticos, alertas con la intervención de nueve EPS.
Se fueron sumando elementos y ese famoso viernes en Cali nos dijo que ya los indicadores estaban deteriorados; las citas médicas se estaban demorando más, las fórmulas se estaban venciendo, todo estaba colapsando, y fue día de entender que más gente se estaba muriendo, que a los pacientes les decían: ‘no tenemos dinero para entregarle su fórmula; la pastilla ya no es para una dosis, divídala’.

¿Y qué consecuencias tuvo eso?
Generó una mesa de concertación, nos puso a conversar a la industria, la Superintendencia Nacional de Salud, el Ministerio, el Invima, la Adres, para buscar soluciones: se han ido generando conversiones directas de las EPS con los laboratorios, resoluciones de la Superintendencia buscando mejorar los indicadores del sistema y algunos decretos que se han proyectado.
Se empezaron a mover acciones que de alguna manera han atemperado el suministro. En Colombia no hay un problema de desabastecimiento. El problema es de desfinanciamiento: el sistema dice que se giró, no hay una trazabilidad de recursos y no hemos podido saber por qué no están llegando a la industria farmacéutica.
¿Y esa actitud también se da en las EPS intervenidas?
Definitivamente, no. No me corresponde hablar del desempeño de las EPS, pero sin duda todavía los niveles de deuda de las EPS intervenidas siguen creciendo. Algunas ya hablan de que son absolutamente inviables. Entonces, ha habido más enfrentamiento de una situación coyuntural que de una estructural.
Debemos dejar de confrontarnos y de buscar buenos y malos, y pensar en los pacientes, para mirar cómo estructuralmente el sistema se financia. Nos tenemos que sentar a entender cómo vamos a financiar el sistema a futuro, porque está estresado financieramente.
¿Y cuál sería ese camino?
Creo que con la plata que se gira todavía podemos sentarnos todas las partes a mirar cómo se genera mayor eficiencia en el sistema. Buscar alternativas, por ejemplo, a través de aseguramiento privado. En el mundo se están creando microseguros para cubrir enfermedades que son de alto riesgo, y en Colombia mecanismos de pacientes que pueden pagar un seguro privado y no estresan el sistema público.
Tener más conciencia los ciudadanos, que vayamos al sistema público cuando lo necesitemos o que nuestros propios recursos puedan mejorar el financiamiento. Otro punto, que es recurrente: todavía el Presupuesto Nacional tiene rubros que se podrían trasladar al sistema de salud. Podemos buscar reformas tributarias, nuevos mecanismos de diferenciación. El sistema de salud aún tiene oportunidades y tenemos que sentarnos a construir.

¿Qué pasó con las mesas de concertación que la Corte Constitucional le ordenó formar al Minsalud por la UPC?
Las primeras conclusiones no fueron concretas. Está en estudio de la Comisión de Regulación de Precios el nuevo ajuste, pero el Gobierno tiene una postura muy radical frente al tema. La Corte los volvió a llamar, y estamos a la espera del vencimiento del plazo, que es esta semana, y también del pronunciamiento del Ministerio, porque lo obliga a que vuelva a convocar las mesas para ajustar la UPC, que es el llamado directo y concreto de la Corte.
En medio de todo esto, el Gobierno volverá a llevar la reforma a la salud al Congreso...
Ya anunciaron que van a presentar una reforma alternativa y están en proceso de escoger ponentes. El Gobierno ha llamado, por medio de decretos, a hacer reformas transitorias, pero nuestro llamado es a que no se utilicen mecanismos que no sean los del Congreso, que es el escenario para discutir lo que debe ser el nuevo sistema. Cuando hablamos de intervenciones, decretos y resoluciones, el camino es legislativo.

¿Y cómo analiza el proyecto presentado por el Gobierno?
Creo que el rol de la industria farmacéutica en su autonomía ha sido muy importante para el país. El Gobierno tiene muy señalados a los gestores farmacéuticos, y ellos pueden acotarse, pero no desaparecer. Se ha tratado de suprimirlos por un tema financiero y es revisable, pero no deberían desaparecer.
El rol de las EPS, el Gobierno lo está tratando de llevar a una modificación, pero el prestador de servicios ha sido determinante en lograr la universalidad del sistema, así que es un tercer elemento que se debería mantener. Creo que el camino de los dispensarios deben mantenerse como ha sido. Sin duda ha sido exitosa la logística como hemos entregado medicamentos y quiero hacer un llamado: hay que tener mucho cuidado con la entrega de medicamentos, es demasiado compleja, cadenas de frío, sanidad, etcétera.
Por último, creo que la ley debería hablar más de los pacientes, ser el tema central de lo que ha sido radicado. Este es un sistema hecho por y para los pacientes y debería hablarse más en torno a que ellos logren acceder a sus tratamientos, como es el llamado de todos los que somos actores del sistema.
Olga Lucía Criollo es comunicadora social y magister en sociología de la Universidad del Valle, con más de 30 años de experiencia en el periodismo y 10 en docencia.