Cali
Monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali: “Hay sed de Dios”
Monseñor Luis Fernando Rodríguez invita a encontrar en esta nueva Semana Santa un camino lejos de la intolerancia y la violencia.
Con la llegada de la Semana Santa, en la que millones de feligreses alrededor del mundo se reunirán para celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, la Iglesia Católica ha dispuesto todos sus esfuerzos para que la comunidad pueda disfrutar en familia de estos días de recogimiento y reflexión.
En diálogo con El País, monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, a cargo de la Arquidiócesis de Cali, compartió detalles sobre los eventos más representativos que se tendrán para el Triduo Pascual de 2025, los esfuerzos a nivel logístico que desde la Iglesia se han hecho con autoridades civiles para garantizar que la ciudadanía atienda este llamado.

Además, reveló los planes a futuro para que la ciudad encuentre en la religión un camino que le permita superar los rezagos de la violencia y la intolerancia.
¿Cuáles son los preparativos que se tienen para esta Semana Santa?
Nos estamos preparando desde el miércoles de ceniza pasado, cuando en la Iglesia comenzamos la Cuaresma, unos días en los cuales invitamos a los fieles a que, a través de la oración, la penitencia y la limosna, dispongan su corazón y se preparen interiormente para la gran fiesta que estamos cerca de celebrar.
Hay unos asuntos de orden logístico, en el que las 188 parroquias en Cali y todas las que hacen parte del departamento han tenido que organizarse con las comisiones, cofradías, grupos y cargueros en los lugares donde hay procesiones. En nuestra Arquidiócesis ya hemos tenido los acercamientos respectivos con las parroquias de los demás municipios que tienen unas procesiones clásicas y muy bellas, pero que requieren una preparación que supone una relación con las autoridades civiles, de movilidad y demás.
Yo agradezco a la Policía Nacional, las autoridades municipales de todo el departamento y la parte de seguridad, ya que hemos visto cómo se han dispuesto para que los peregrinos y los turistas puedan movilizarse por todo el departamento con mucha tranquilidad.
Hay una preparación con mucho entusiasmo. Este entusiasmo se debe también a que sentimos que hay sed de Dios. La gente está preocupada, tiene angustia, tiene preguntas y en realidad el único que nos responderá a todas esas preguntas es Jesús muerto y resucitado.
¿Cuál va a ser la programación o los eventos más importantes que ustedes tienen para esta Semana Santa?
Litúrgicamente está establecido el Domingo de Ramos. En la Catedral Metropolitana San Pedro Apóstol, en Cali, a las 11 de la mañana, tendremos la procesión en la que saldremos desde la Ermita y luego una celebración muy solemne donde se proclamará la pasión según San Lucas, en este año.
El jueves tendremos, a las 4:00 de la tarde la misa ‘In Cena Domini’, que es la misa del lavatorio de los pies, para luego dejar el templo abierto hasta las 11:00 de la noche para la visita al monumento.

Estamos organizando todo para que las parroquias del centro de Cali se vinculen. Esto lo haremos el Viernes Santo a las 8:00 de la mañana con el Gran Vía Crucis. Aquí comenzamos en la Catedral, bajamos, vamos a la parroquia de Santa Rosa de Lima, luego a la clínica Comfenalco para acompañar a los enfermos; después, a la Iglesia de la Merced, eventualmente estaremos en la Capilla de San Martín, ubicada en torno a Comfenalco, para terminar en San Francisco. Estamos hablando de unas 2 horas, pero va a ser muy bello porque es en silencio. Es Cristo crucificado el que recorrerá las calles del centro de Cali. Sin embargo, todas las parroquias están haciendo sus procesiones, sus peregrinaciones, su Vía Crucis, invocando fundamentalmente el don de la paz, que tanto necesitamos. Luego, en las horas de la tarde, a las 4:00, tendremos la acción litúrgica de la adoración de la cruz. A las 6:00 vamos a tener el Sermón de las Siete Palabras y una muy bella procesión por el centro de la ciudad hasta el Santo Sepulcro.
El sábado tendremos a las 7:00 de la noche la gran vigilia de Pascua, de la resurrección del Señor, y el domingo a las 12:00 será la misa Pascual. Invitamos a todos para que participen con alegría, emoción, gusto, mucha fe y mucha esperanza en este año del jubileo. Hay una misa que, aunque no hace parte del Triduo Pascual, la realizamos el Lunes Santo a las 9:30 de la mañana. Se trata de la solemne misa crismal, donde se bendicen el óleo de los bautizados, catecúmenos, el óleo de los enfermos y se consagra el santo Cristo.
¿Cuáles son las expectativas que se tienen frente a la ciudadanía en estos días que se vienen?
Hemos vivido un año muy convulsionado y difícil. Nosotros los obispos, los pastores, los párrocos, los líderes de la Pastoral podemos constatar que hay mucha dificultad en muchos ámbitos. Inclusive hay sectores poblacionales que están padeciendo hambre física. También ha aumentado, en buena parte, el empleo informal.
Hay situaciones dramáticas, por ejemplo con los vicios, las adicciones, el narcotráfico, situaciones con los niños, jóvenes y adultos que han ido en aumento. También ha aumentado, y nos duele mucho, la violencia intrafamiliar. Y qué no decir también de la violencia que generan grupos armados en buena parte de nuestro territorio. No tengo la cifra exacta, pero hubo una época en que en Jamundí casi que cada 8 días había un atentado con una motocicleta o un carro bomba. Eso genera zozobra y miedo.
Hay sed de Dios. Hay sed de una palabra de consuelo. Los que han perdido seres queridos por la violencia, tantos que han perdido también por accidentes automovilísticos o por desastres de la naturaleza. La Semana Santa es un momento de encontrarse en comunidad, donde todos somos iguales.
Con respecto a esto último, ¿cuál es su opinión sobre los procesos de paz que se están realizando en estos momentos?
Yo haría un llamado a todos, desde la presidencia de la República y las personas que el señor presidente designa para establecer diálogos en territorios, a todos los alzados en armas legales e ilegales y los ciudadanos en general, para que en esta Semana Santa oremos por la paz, para que cada uno asuma el compromiso de ser semilla de paz. Porque nosotros a veces pensamos que la paz es la que viene del Estado, de un gobierno, de un líder. No. La verdadera paz debe nacer en el corazón de cada uno. ¿Dónde? En casa, el colegio, el trabajo. Como si fuera una bola de nieve, esa paz seguro que se extiende, crece y permea a toda la comunidad.
Esto es una voz de aliento y de ánimo para que perseveren, y que cada uno se sienta gestor de la paz, primero personal, para luego apoyar a aquellos que nos propician la paz social.
A propósito de la Semana Santa, ¿cuál es el llamado a la reflexión que desde la iglesia se hace a la comunidad?
Yo diría que más de un 90% en Cali somos cristianos. Hay un porcentaje muy alto de católicos y otro porcentaje también que son bautizados en Cristo y hacen parte de las llamadas iglesias cristianas. Eso significa que todos somos hermanos. Y, si somos hermanos, ¿por qué vulnerar nuestros derechos? ¿por qué matarnos?
Mi llamado es que vivamos con mucha responsabilidad y autocuidado estos días, pues son de mucha aglomeración de personas. Váyanse a las procesiones con vestido ligero, con unos zapatos para caminar, tenis cómodos, los niños siempre acompañados con sus adultos, además de llevar en cuanto sea posible bebidas para hidratarse. Vayan sin afanes.
Monseñor, los índices de homicidios últimamente están muy altos en la ciudad. ¿Usted qué cree que nos hace falta como ciudadanos de Cali para mejorar en este aspecto?
Si aplicamos la palabra de Dios, yo diría que lo que nos falta es una mayor autoestima. El Evangelio dice que hay que amar al prójimo como a nosotros mismos, no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti. Entonces, si nosotros pusiéramos en práctica ese gran mandamiento del amor, ¿por qué voy a quitarle la vida al otro? ¿Por qué voy a atentar contra la dignidad, no solamente la vida física? Es cierto que han aumentado mucho los asesinatos, pero, ¿a cuánta gente no han matado quitándole la dignidad y su buen nombre?
Hay un aspecto medioambiental que se encuentra en juego y que está relacionado con ciertas tradiciones que tienen que ver con la palma de cera. ¿Qué ha pensado la Iglesia para que en esta versión de la Semana Santa ese no sea un aspecto que vaya en detrimento del medio ambiente?
Ya hemos tenido acercamientos con el Dagma y, como ha sido en años anteriores, este organismo va a llevar palmas y plantas ornamentales que son de reproducción natural, distintas a la de cera.
En lo que a mí me corresponde como arzobispo, emití una circular general para los días santos. Entre otras disposiciones está el indicativo de que no se puede tener en las parroquias la palma de cera y que se establezca con el Dagma qué cantidad de plantas locales puedan ser utilizadas.
En los últimos años el número de creyentes ha disminuido. ¿Cuáles son los planes que se tienen para recuperar la fe de las personas?
Hay una realidad en el mundo que estamos viviendo y es la del secularismo, la desacralización, el pensar de muchos de que no necesitamos de Dios.
En nuestra arquidiócesis ya hemos definido un plan pastoral que llamamos ‘Líneas de pastoral’, en donde hacemos énfasis en cuatro aspectos: el bautismo, para que los bautizados retomen sus compromisos; el año litúrgico, que son todas estas celebraciones que se ofrecen para fortalecer la fe; la familia y lo social.
Con estos elementos creemos que vamos a aportar un poco para que la gente no se desmotive. Uno percibe que, ahora en la Semana Santa, vamos a tener un número inmenso de creyentes que se han enfriado en la fe, pues en estas celebraciones vienen a tener ese encuentro personal con el Señor. Mi invitación es a que no dejen enfriar ese ardor de la Semana Santa.
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