Cali
¿Es bueno que Cali vuelva al Transporte Público Colectivo? Los más y los menos del debate sobre la movilidad
El TPC entraría a cubrir las zonas a las que el MÍO no llega, pero sin competir con el masivo. ¿Cuáles son las bondades e inconvenientes del proyecto?
En marcha, así se encuentra el proyecto que volvería a poner a rodar el Transporte Público Colectivo, TPC, en Cali que, cabe aclarar, nunca se ha ido, mientras en la ciudad ya se dejan oír voces a favor y en contra de la iniciativa que revive el temor de una historia marcada por la congestión y el caos.
La propuesta, a excepción de los operadores del MÍO, tiene eco en diferentes sectores que argumentan que es necesario desarrollar un sistema de transporte integral que, como se dice en el argot popular, mataría dos pájaros de un solo tiro: supliría las deficiencias del masivo y a su vez combatiría el transporte informal o piratería.
María Isabel Ulloa, directora ejecutiva de Propacifico, indicó que desde que se aprobó el Acuerdo que autoriza la ampliación de la sobretasa a la gasolina hasta el 2045 para apalancar financieramente el MÍO, también se habló de un sistema integrado.
“Estamos de acuerdo con este sistema porque, como se sabe, hay unas zonas, lo que técnicamente se conoce como la última milla, que el MÍO no cubre debido a las deficiencias de las troncales, aunque la de Oriente ya se está terminando de hacer”.
Por eso, “sí a la integración, pero con el MÍO como eje estructurante; el colectivo, las gualas e inclusive las bicicletas, a complementar, a sumar, a entrar donde el MÍO no tiene posibilidad hoy de dar servicio, pero nunca a competir”, subrayó Ulloa.
Por su parte, el concejal Fernando Tamayo, destacó que lo más valioso del proyecto de Acuerdo 180 fue la aprobación del Pimu, porque el Sistema de Transporte Masivo que nació para mover 960 mil pasajeros, solo alcanzó el tope más alto en el 2013 cuando movió 478 mil usuarios.
Este año las cifras hablan de no más de 220 mil pasajeros, mientras la piratería mueve alrededor de 400 mil.
La deficiencia del servicio también disparó la compra de motocicletas (en Cali hay matriculadas 230 mil, pero circulan unas 600 mil), estos pasajeros nunca van a retornar al sistema.
“Con el Plan Integral de Movilidad Urbana, Pimu, se rompe el concepto de monopolio del sistema, que además no es autosostenible. Ahora nos vemos abocados a combatir la informalidad y a recuperar esos 400 mil pasajeros con servicio, con alternativas de transporte que lleven a la gente a usar nuevamente el transporte legal”, reiteró Tamayo.
Una solución, insistió, sería el Transporte Público Colectivo. TPC, bajo ciertas condiciones: buses remozados, a gas o eléctricos, que se puedan integrar al sistema paulatinamente como alimentadores.
“Sé que los operadores tienen temor, pero o reaccionan o cada vez van a ser menos pasajeros, porque la piratería está devorando el sistema”, puntualizó el concejal.
Precisamente, Gustavo Cucalón, subgerente de GIT Masivo S.A. uno de los tres operadores del MÍO, calificó como un retroceso la medida.
“Volver a sacar el colectivo significa hacer retroceder 15 años la ciudad porque va a acabar con el MÍO y con las inversiones por cuatro billones de pesos que hemos hecho durante los últimos años”, manifestó.
Reiteró que se volvería a la época de los trancones y acusó al alcalde Ospina y a Metrocali de incumplir con los contratos de concesión que firmaron en su momento.
En Twitter los caleños también opinaron sobre el tema. Un usuario señaló que “El MÍO nació muy enfermo y los gobiernos con mentiras acabaron de un solo tajo con el servicio tradicional colectivo y las promesas de que este sistema iba a ser rentable, por eso, ellos van a seguir con esa teta (impuestos) que le tiene que dar el estado municipal”.
Otro, por su parte, escribió: “¡Uy! No. Eso sería fatal... un infierno. Esos buses son una chimenea, eso no se puede permitir. Esos buses que están rodando hoy deberían chatarrizar. Que cambien toda la flota con vehículos nuevos”.
“Nosotros nunca nos hemos ido”
De otro lado, Diego Giraldo, vocero de la empresa de transporte La Ermita Ltda, reconoció que hay una deficiencia tanto en el transporte masivo como en el colectivo.
Pero aclaró que “nosotros nunca nos hemos ido”, pues actualmente hay 10 empresas operando en la ciudad: Alameda, Cañaveral, Recreativos, Desepaz, Montebello, Verde Bretaña, Villanueva, La Ermita, Papagayo y Río Cali. Entre todas suman 460 buses y cubren más de 20 rutas.
Aunque se esperaba que al entrar en operación el MÍO saldría el TPC, por el tema de exclusividad, lo cierto es que el sistema nunca pasó de la primera fase 1 y quedaron algunos buses que debieron haber salido en la fase 2.
“El sistema masivo nunca operó los 1100 carros, realmente salen en promedio unos 500 y con este número de vehículos es difícil tener una buena frecuencia y prestar un buen servicio”, precisó Giraldo.
El documento arrojó que hay que mejorar las rutas del transporte masivo, así como del transporte colectivo.
Transporte en armonía
Paola Cruz, especialista en vías y transporte y docente de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, opinó que el punto no es cuál es mejor o cuál no funciona. “Yo creo que todos los modos de transporte tienen que convivir en armonía”, manifestó tras explicar que el MÍO “es un sistema que no está en su completa madurez, sino que se está construyendo, pero una vez esté la Troncal de Oriente funcionando se va a percibir otro nivel de servicio”.
Para Cruz, el transporte colectivo requiere de un componente de programación que evite las altas velocidades y la llamada ‘guerra del centavo’, que se ponga a nivel del MÍO con nuevas tecnologías y la modernización total de su flota, pues de lo contrario sería involucionar.
“Esto no es una medida que pueda ir en contra de una movilidad sostenible si se implementa correctamente y no se improvisa”, recalcó.
Kathleen Salazar, profesora del Departamento de Ingeniería Civil e Industrial, de la Universidad Javeriana, investigadora de las políticas públicas de movilidad, señaló que “si tomamos como referencia países desarrollados en donde los tiempos de viaje promedio en horas pico son muchos menores que los de las ciudades colombianas, lo que vemos es que eso se ha logrado por el uso del transporte masivo y eso es lo que se debe buscar, fortalecer y mejorar la infraestructura para hacer el servicio público más eficiente, pero sobre todo incentivar a la gente para que lo use”.
Expresó que en ciudades como Medellín y Bogotá, se ha logrado articular el sistema de los buses articulados o del metro para el caso de Medellín, con el servicio colectivo, permitiendo ampliar la cobertura geográfica y la frecuencia, así que ya se tienen puntos de referencia al respecto.
Añadió que es muy importante para una buena implementación de la estrategia, hacer análisis de flujos por modo de transporte, por macrozonas de la ciudad; básicamente tener información actualizada a través de estudios de origen-destino de usuarios de transporte en la ciudad, para poder hacer una adecuada programación de las rutas y optimización de las flotas.
De igual forma, Fernando Quintero, profesor del Departamento de Ingeniería y Sostenibilidad, de la Universidad Icesi, expresó que la integración existe desde que el MÍO entró en operación y aunque se habían puesto unas fechas de caducidad para que el transporte tradicional fuera desapareciendo, en la medida en que se fue dando el incumplimiento de esa promesa de servicio del MÍO en términos de ruta y de acceso a lugares, y posteriormente frente a tiempos y frecuencias de rutas, se tuvo que respetar que esas empresas que aún perduran se quedaran en el mercado.
Agregó que Colombia está en mora de formalizar lo que se conoce como el transporte pirata porque se volvió una alternativa eficaz, pero falta hacerla más eficiente. “Hasta qué punto podría apoyarse en tecnología en la medida que se formalice y realmente dar un servicio tipo colectivo mucho más eficiente que el que existe hoy en día y que apoye las necesidades de los usuarios y ver cómo el MÍO se mantiene en un mínimo de operación. , de otro lado, la otra variante sería el transporte público colectivo, entonces el reto sería cómo integrar estos tres canales de prestación de servicio,”, dijo Quintero.
Por último, Juan Diego Alzate, asesor jurídico de las empresas del TPC, aseguró que la columna vertebral del sistema siempre será el MÍO, que “va a tener que acudir a las otras modalidades de transporte para poder garantizar la cobertura de los servicios a los usuarios de la ciudad”.
Aunque El País intentó en varias oportunidades comunicarse con el secretario de Movilidad, William Vallejo, no fue posible.