Valle del Cauca
Premios Emprender Paz: el poder transformador de las empresas colombianas
Cuatro empresas demostraron que es posible generar oportunidades y progreso en distintos territorios del país. Conozca las historias detrás de cada una.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

10 de nov de 2025, 07:47 p. m.
Actualizado el 10 de nov de 2025, 07:47 p. m.
Noticias Destacadas
Durante 18 años, los Premios Emprender Paz se han consolidado como una plataforma que impulsa el cambio desde el sector empresarial, reconociendo a las compañías que contribuyen a la construcción de paz, el progreso y la generación de oportunidades en comunidades afectadas por el conflicto armado.
Esta iniciativa es liderada por la Fundación Grupo Social, en alianza con la Embajada de Suecia, la Fundación Konrad Adenauer Stiftung y la Fundación Ayuda en Acción. Esta plataforma destaca el compromiso de la empresa privada con un desarrollo sostenible e incluyente.
“Desde siempre, desde hace 114 años cuando la Fundación nació, lo que ha hecho es promover actividad empresarial, porque ha creído fundamentalmente que eso la actividad empresarial construye bienestar, genera oportunidades y lo que hacemos en los Premios Emprender Paz es visibilizar esas empresas que son referentes para el país, que tienen por detrás historias de vida maravillosas, sufrimiento, lagrimas, luchas, satisfacciones, pero que, en todos los casos, lo que hacen es incorporar a las personas a las dinámicas sociales”, expresó Juan Carlos Gómez, presidente de la Fundación Grupo Social.
Esa convicción se refleja en los proyectos que año tras año postulan empresas de diferentes regiones, comprometidas con transformar realidades desde sus territorios. De hecho, en esta edición, empresas del Valle del Cauca y Cauca se destacaron entre más de 120 organizaciones de diferentes regiones del país que postularon sus proyectos, diez de ellas llegaron a la fase final y cuatro resultaron ganadoras.
Cuatro empresas que tejen progreso desde los territorios
Cada compañía, desde su ámbito, demuestra que el liderazgo empresarial puede transformar territorios.

El primer lugar fue para la Cooperativa Multiactiva de Producción y Comercialización Agropecuaria de Arauquita, Coomprocar, ubicada en el departamento de Arauca. Esta organización, conformada por 150 asociaciones, impulsa la producción de cacao y compra cosechas a 1500 productores cacaoteros en tres municipios: Arauquita, Arauca y Saravena.
Karem Marín, gerente de la Cooperativa, destacó la resiliencia de la compañía, que lleva más de 40 años construyendo tejido social en un entorno en el que las desigualdades sociales y el conflicto armado se han hecho presentes.
Este reconocimiento los visibiliza como un territorio que le apuesta al cambio a través de cooperativas que dejan huella positiva. “Nosotros compramos el cacao en campo, en baba y en seco, y buscamos transferir más del 90 % del precio que paga hoy una multinacional. Con esto abrimos nuevas oportunidades para posicionar el cacao de Arauca, que además de ser promotor de paz, es un cacao fino de aroma, con calidad y un alto impacto social en el departamento”, expresó Marín.

El segundo lugar fue para Cartón de Colombia, Smurfit Westrock, por su programa Educación Rural para la Paz, que beneficia a 1500 jóvenes en el Valle del Cauca y Cauca, a través de los Institutos Técnicos Agropecuarios y Forestales (ITAF), la compañía ha impulsado la formación de jóvenes rurales, muchos de los cuales hoy hacen parte de su cadena de valor.
Catalina Barberena, directora ejecutiva de la Fundación Smurfit Westrock expresó su sentir ante el reconocimiento: “Me siento demasiado feliz y orgullosa. Para nosotros es muy gratificante tener este proyecto educativo que le genera capacidades a los jóvenes. Es un modelo educativo pensado para la ruralidad, para que los jóvenes, si lo deciden, puedan quedarse en el campo, puedan soñar, tener oportunidades, tener acceso a créditos o crear emprendimientos para ellos y sus familias”.
Sumado a eso, Barberena explicó que, desde hace 38 años, esta iniciativa ha transformado la vida de cientos de jóvenes rurales. Los tres ITAF están ubicados en Calima-El Darién (Valle del Cauca), y en Cajibío y El Tambo (Cauca).
“En mitad del tambo, donde la violencia es tan fuerte, muchos niños no pueden ir a estudiar. Y nosotros tenemos un internado para que los jóvenes que viven hasta seis horas del colegio puedan quedarse en el colegio, estar ahí y que no se les niegue la oportunidad de estudiar. Casos como el de Carol Guauna lo demuestran: su papá en algún momento le dijo que no podía estudiar, pero ella insistió, insistió y terminó siendo la mejor estudiante desde que ingresó y hoy, gracias a las becas del programa, es profesional en contaduría y hace parte del equipo administrativo de la compañía. Es el Tambo para el mundo”, resaltó Barberena.

En el tercer lugar fue reconocida Ábrego Foods, una empresa familiar con presencia en el Cauca que le apuesta a la agroindustria para la paz. Dedicada a la transformación de frutas como el chontaduro, la compañía prolonga su vida útil y preserva su calidad, fortaleciendo al mismo tiempo las economías locales.
Su modelo productivo impulsa economías lícitas y sostenibles mediante la generación de empleo en El Tambo y la vinculación de más de cien pequeños agricultores de Cauca, Nariño, Putumayo, Guaviare y Chocó. Además, brinda empleo formal a mujeres en condición de vulnerabilidad o desplazamiento, contribuyendo así a la reconstrucción del tejido social en territorios históricamente golpeados por el conflicto.
John Jairo Acosta, gerente de la empresa, destacó que “este reconocimiento significa una felicidad enorme, porque es el fruto de más de 28 años de trabajo familiar y comunitario. Empezamos en un fogón de leña con mi mamá y mi hermano, y hoy hemos logrado involucrar a productores, universidades y colaboradores en un modelo agroindustrial sostenible“.
Y agregó que “en Ábrego Foods buscamos visibilizar no solo el ejercicio agroindustrial, sino también la biodiversidad y el trabajo de los productores. Detrás de cada palma de chontaduro hay una historia, una fauna, una flora y un esfuerzo que merece ser contado”.

Finalmente, el cuarto puesto fue para Empacor, gracias a su programa Tejiendo Sociedad, una iniciativa que desde 2011 mejora las condiciones laborales de los recicladores de oficio y promueve el aprovechamiento responsable de los residuos. La empresa reutiliza más de 8000 toneladas mensuales de material reciclado, beneficiando a más de 18.000 personas en Atlántico, Antioquia y Cundinamarca, con un impacto ambiental y social que trasciende el negocio.
“Este reconocimiento reafirma nuestra convicción de que el desarrollo empresarial y la sostenibilidad social pueden avanzar juntos hacia un mismo propósito: transformar vidas mientras construimos un mejor futuro para todos”, destacó Ricardo González, gerente general de Empacor.
Una de sus iniciativas más destacadas es la entrega de 89 bicicargadores a 74 asociaciones de recicladores, una acción que ha transformado su labor diaria al facilitar la recolección y transporte de materiales, reduciendo el esfuerzo físico y mejorando sus ingresos.
Más allá del reconocimiento público, cada empresa participante atravesó un riguroso proceso de selección que evaluó su impacto social, sostenibilidad económica y compromiso con la construcción de paz en los territorios. Los proyectos ganadores demostraron que el liderazgo empresarial puede convertirse en una herramienta transformadora, capaz de generar oportunidades donde la violencia se hace presente, en muchos casos.
Como incentivo a su labor, las iniciativas galardonadas recibieron un apoyo económico que oscila entre los 15 y 40 millones de pesos, según su posición en el ranking. Este respaldo busca fortalecer la continuidad de sus programas y reafirma el propósito de los Premios Emprender Paz: inspirar, visibilizar y acompañar a las empresas que, con su ejemplo, siguen tejiendo esperanza y progreso en Colombia.
6024455000










