Tecnología
Por qué el frío extremo podría dañar el celular y cómo protegerlo de las bajas temperaturas
Exponer el teléfono a temperaturas extremas puede afectar su funcionamiento a corto plazo y reducir la vida útil de la batería.

El uso de dispositivos electrónicos en la vida cotidiana es cada vez más común, siendo los teléfonos móviles una parte esencial de nuestras actividades diarias. Estos dispositivos están diseñados para funcionar en diversas condiciones, aunque factores externos, como las temperaturas extremas, pueden afectar su rendimiento. Si bien se conoce ampliamente el impacto del calor sobre los celulares, los efectos adversos del frío son un factor relevante que muchos usuarios no suelen tener en cuenta.
Este fenómeno puede causar varios problemas que afectan tanto la funcionalidad como la vida útil de los dispositivos, sin importar si utilizan Android o iOS.
Cuando un smartphone se expone a temperaturas bajo cero, puede presentar dificultades técnicas. Según el portal tecnológico Xataka, uno de los problemas más comunes es el apagado repentino del dispositivo, el cual no es accidental, sino una medida protectora para evitar daños en los componentes internos.

De acuerdo con los expertos, el frío extremo reduce la capacidad de la batería para suministrar energía, lo que ocasiona un consumo mucho más rápido de la carga. En algunos casos, el teléfono puede no encenderse hasta que recupere una temperatura más cálida, lo que pone de manifiesto la sensibilidad de los equipos ante las condiciones climáticas extremas. En este contexto, las baterías no solo pierden eficiencia, sino que pueden sufrir daños irreparables si se mantienen expuestas a estas temperaturas durante un periodo prolongado.
De acuerdo con los expertos, el frío extremo reduce la capacidad de la batería para suministrar energía, lo que ocasiona un consumo mucho más rápido de la carga. En algunos casos, el dispositivo puede no encenderse hasta que recupere una temperatura más cálida, lo que pone de manifiesto la sensibilidad de los equipos ante las condiciones climáticas extremas. En este contexto, las baterías, además de perder eficiencia, también pueden sufrir daños irreparables si se mantienen expuestas a estas temperaturas durante un periodo prolongado.
Asimismo, el frío también afecta otros componentes internos del dispositivo. Los circuitos del teléfono pueden volverse más lentos, lo que resulta en un rendimiento general más bajo. Las aplicaciones pueden tardar más en abrirse, y los procesos que normalmente se ejecutan de manera fluida pueden volverse más ineficientes. Este fenómeno puede resultar especialmente frustrante para los usuarios, pues el móvil pierde rapidez y fluidez, dos características fundamentales de los teléfonos modernos.
No obstante, los problemas no se limitan exclusivamente al rendimiento del dispositivo, ya que el frío también impacta la interacción física con el teléfono. Los botones físicos, como el de encendido y los de volumen, pueden volverse menos sensibles debido a la contracción de los materiales.
Igualmente, los teclados de las pantallas táctiles pueden presentar fallos en su respuesta, dado que el frío ralentiza los circuitos internos o provoca la contracción de los materiales de los botones, lo que afecta la capacidad de respuesta del dispositivo.

En este sentido, los fabricantes de teléfonos, como Apple, han emitido advertencias claras sobre el uso de sus dispositivos en condiciones extremas. Según la compañía, el iPhone ha sido diseñado para operar dentro de un rango de temperaturas de 0 a 35 °C. Exponer el teléfono a temperaturas fuera de este rango no solo puede afectar su funcionamiento a corto plazo, sino que también puede reducir la vida útil de la batería y de otros componentes internos.
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