Salud
¿Cómo actúa el cerebro ante la incertidumbre? Expertos revelan lo que sucede
El miedo a lo desconocido, a lo que no se puede prever, dominar, ni explicar es uno de los instintos más básicos.
Sin duda, una de las peores sensaciones en el ser humano es sentir incertidumbre. Es como caminar, pero sin un punto final o sin saber qué hay después del recorrido.
De hecho, la mente procesa esas situaciones en las que se desconoce el desenlace, como algo peligroso y también tortuoso. Ello explica el estrés, el nudo en el estómago y hasta las noches de insomnio.
Generalmente, las personas sienten estrés o ansiedad, ya sea por acontecimientos negativos como una ruptura amorosa, un despido laboral, una enfermedad, la muerte de un ser querido o, por el contrario, por motivos positivos y deseables, como casarse e iniciar la convivencia, por nuevas responsabilidades en el trabajo, entre otras.
En contexto, el estrés y la ansiedad son parte de la respuesta natural del organismo frente a un estado de huida o lucha. La razón es que, cuando alguien se siente bajo amenaza, el cuerpo libera las hormonas del estrés y estas llevan a que el corazón lata más rápido, lo cual causa que se bombee más sangre a los órganos y extremidades, según el magacín especializado en salud, Medical News Today.
Según el magacín de salud Healthline, la sensación de estar con estrés puede ser desencadenada por un evento que hace sentir a la persona nerviosa o frustrada y la ansiedad es un sentimiento de preocupación, malestar y miedo, incluso puede ser una reacción al estrés.
Ahora bien, el problema realmente llega cuando la incertidumbre no es puntual, sino que se mantiene en el tiempo.
¿Cómo procesa el cerebro la incertidumbre?
Como un ejemplo, se puede asimilar a la sensación que se genera cuando una no responde los mensajes, deja “en visto”, no contesta las llamadas o desaparece. Ese doble check azul y la falta de respuesta despierta todas las alarmas.
Aparecen preguntas como: ¿Estará bravo conmigo? ¿Ya no me quiere?, entre otras. Aunque uno de los mecanismos cognitivos más básicos del cerebro es manejar las incertezas, ya que los humanos son muy vulnerables a ellas.
De hecho, investigaciones como las realizadas en la Universidad de Regina, en Canadá, y publicada en la Revista de Trastornos de Ansiedad, señalan que el miedo a lo desconocido, a lo que no se puede prever, dominar, ni explicar es uno de los instintos más básicos. El cerebro es como un padre superprotector que necesita tener su realidad bajo control, de manera que cuando algo escapa a su domino o comprensión, surge el pánico.
La neurociencia cognitiva
¿Qué ocurre en el universo interno cuando surgen esos giros inesperados en el destino? La neurociencia cognitiva indica que se produce un sobreesfuerzo de los mecanismos neurales por hallar una explicación.
Además, el cerebro necesita emitir una respuesta/solución lo antes posible. El Instituto Tecnológico de Massachusetts realizó un trabajo muy interesante al respecto.
Durante las situaciones inciertas, el tálamo mediodorsal estimula a la corteza prefrontal para que tome alguna decisión y actúe ante ese contexto complejo. Sin embargo, hay un problema, la incertidumbre es una catapulta para la ansiedad y, al surgir esta variable psicofisiológica, cuesta mucho reflexionar, analizar una situación o pensar en alguna estrategia.
Cabe resaltar que el modo en que actúa el cerebro ante la incertidumbre no siempre es adaptativo. De hecho, las personas pasan el día respondiendo a situaciones de las cuales no tienen toda la información. Como se mencionó antes, el verdadero desafío llega si se hace frente a un escenario en el cual lo incierto se mantiene en el tiempo.
Cuando la incertidumbre interrumpe en los procesos mentales quebrantando la calma, surge una reactividad emocional. Incluso, hay personas que siempre han tenido problemas para manejar las incertezas y esto genera, en ocasiones, el trastorno de ansiedad generalizada. La respuesta más común cuando la gente se enfrenta a contextos inciertos es el estrés.
Síntomas
- Calambres y mareos.
- Alteraciones digestivas.
- Caer en bucles de pensamiento excesivo.
- Insomnio y alteraciones en la alimentación.
- Sensación de que todo sobrepasa el cuerpo y no tener control sobre nada.
- Cefaleas.
- Dolores musculares.