BROADWAY
El caleño que se ganó el 'Oscar' del teatro cuenta cómo conquistó a Broadway
Sergio Trujillo es el primer latino en ganar el Premio Tony a Mejor Coreografía. Detalles de cómo ha vivido el 'sueño americano', sus proyectos y por qué hoy es un referente a nivel mundial.
Sergio tenía unos 6 años cuando le pedía a su prima Miryam que le ayudara a estirar una cabuya para colgar en ella, de pared a pared, cualquier sábana que tuvieran a la mano: la idea era crear una especie de telón que le permitiera a él hacer su show frente al resto de los niños del barrio. “Hacíamos que se cayera el telón sobre la cama. Cuando me di cuenta de lo bien que le estaba yendo en su carrera artística, pensé: los sueños se hacen realidad. Siempre supe que iba a ser artista”.
La que describe esta escena de hace más de 30 años es Miryam Alcalde Trujillo, la prima del caleño Sergio Trujillo, el primer latino en ganarse el Premio Tony, considerado el ‘Óscar’ del teatro en Estados Unidos, a Mejor Coreografía por su trabajo en el musical ‘Ain‘t Too Proud. The Life and Times of the Temptations’ en junio del año pasado.
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Sergio tenía 12 años cuando dejó Cali y junto a su familia se mudó a Toronto, Canadá. Atrás habían quedado los días en los que su padre era voceador de este diario, de la niñez en el barrio Panamericano y las clases de danza folclórica en el Centro Cultural de Cali.
Ya en Toronto, en donde vivió por un tiempo, cursó la carrera de bioquímica y la de quiropráctica, deseando solo poder bailar: “la Universidad de Toronto no tiene artes libres, es muy académica y exigente, y yo lo que quería era bailar. ¿Qué hice entonces? Me iba a entrenar a escuelas de baile”, cuenta Sergio.
Era 1987 y Sergio audicionó para un show que iba a ofrecer Michael Jackson en Toronto. Fue escogido para hacer un número final de baile en aquel concierto de ‘El rey del pop’. “A la tercer semana de ensayo él me llama y me dice: Sergio, tú tienes un gran talento. Por favor, no lo desperdicies estudiando quiropráctica , vete a bailar a Estados Unidos”.
Él era Michael Peters, el coreógrafo de Michael Jackson y el creador de coreografías icónicas de canciones como ‘Thriller’ y ‘ Beat It’.
Después de aquel 1987 la vida le cambió para siempre a Sergio, llevándolo a convertirse en unos de los coreógrafos más prolíficos del mundo, no sin antes haber bailado en una gala de los Premios Óscar, en espectáculos de Broadway e incluso en la película 'Chicago' al lado de Catherine Zeta Jones.
También ha trabajado al lado de Robert de Niro, o ‘Bob’, “como le decimos quienes somos cercanos a él”, cuenta Sergio, en el musical 'Bronx Tale'; con Gloria Estefan en 'On Your Feet'; al lado de Antonio Banderas en un musical que preparan sobre Eva Perón; con Clint Eastwood en el musical 'Jersey Boys' y dirigiendo coreografías para el Circo del Sol... Como si el ‘sueño americano’ fuera más de lo que alguna vez imaginó.
“Si yo, Sergio Trujillo, nacido en Cali, Colombia, pude tener este momento, también pueden ustedes”, decía en junio pasado al recibir el Premio Tony, en una especie de llamamiento para los miles de jóvenes, que como él en algún momento lo hizo, han soñado con el ‘sueño americano’ aún en tiempos de Donald Trump.
¿Aún está viviendo el ‘sueño americano’?
Sí. Siempre. Soy la prueba de que todavía existe el ‘sueño americano’.
Cuéntenos cómo es su historia de inmigrante...
Estudiando en la Universidad de Toronto la carrera de quiropráctica, le dije un día a mis papás: me voy a tomar un año sabático. Me voy para Nueva York a bailar. Mis papás creyeron que estaba loco. Lo que me había dicho Michael Peters, el coreógrafo de Michael Jackson, sobre que tenía mucho talento, después de audicionar para un show de él, y que debía irme para Estados Unidos, me había quedado dando vueltas en la cabeza y decidí irme.
Llegué a Nueva York en 1988 y me dediqué a la danza y al ballet porque para entrar a los musicales, aún hoy en día, tienes que poder bailar ambos estilos. No tenía dinero y no conocía a nadie. Mi nutrición era todos los días un yogurt con banano. Tenía un año para ver qué pasaba, hice muchas audiciones y no me llamaban de ningún lugar. Estaba muy triste y dije: me voy para Los Ángeles, porque otro de mis sueños era bailar en videos musicales, en los Óscar y en películas, y sabía que allá lo podía lograr. Un día, en una de las clases de baile que tomaba en Los Ángeles, una profesora me dijo que fuera a una audición para un show de Broadway de Jerome Robbins, que es uno de los directores y coreógrafos más icónicos, quien creó 'West Side Story'. Fui pero no sabía quién era Jerome Robbins.
Esto fue en abril de 1989. En la audición me fue muy bien, me dejaron hasta el fin junto a diez personas. Pero no supe nada hasta el 17 de julio de 1989, que me llamaron a decirme que fui escogido para participar en el show de Broadway de Jerome Robbins. El resto es historia: 30 años después aquí estamos.
¿Qué recuerda de sus días de bailarín?
Tuve una carrera de bailarín lindísima que duró 10 años. Durante ese tiempo bailé en shows de Broadway, para Michael Jackson, en los Óscar. Vivía entre Los Ángeles y Nueva York. Todo esto era parte del sueño que siempre tuve y lo pude vivir. Luego de esos 10 años me fui otra vez a Canadá a hacer coreografías en Toronto, porque dije: o soy un pescado grande en una pecera pequeña o soy un pescado pequeño en un pecera grandísima como Nueva York. En Canadá tenía más oportunidades y fui formando mi carrera como coreógrafo. El tiempo pasó rápido. Hice un show en el West End en Londres y después de eso volví a Nueva York y me resultó mi primer show como coreógrafo con la obra Jersey Boys.
¿Con qué coreografía se ganó el Premio Tony?
Me gané el premio a Mejor Coreografía por ‘Ain’t Too Proud’, que cuenta la biografía de The Temptations. Es un show hermoso. Tiene una historia tan profunda y conmovedora, contada desde el punto vista de Otis Williams, el único sobreviviente de The Temptations. Él trabajó con nosotros. La historia da cuenta de cómo él forma el grupo y cómo cada uno se va yendo. Es una historia de un grupo de hermanos. Es hermosísima.
¿Qué significa ser el primer latino en ganar el Premio Tony?
Ganarse el Tony es un sueño hecho realidad, pero también viene con muchas responsabilidades porque ahora mi trabajo tiene que ser mejor que antes. Tengo la responsabilidad de ser artista, de seguir con mi pasión. No puedo relajarme. Sueño poder hacer un espectáculo que tenga contenido latino, y el haberme ganado el Tony me da la posibilidad de contar con el apoyo para hacerlo.
Usted se fue muy pequeño del país, a los 12 años. ¿Qué recuerda de su infancia en Cali?
Tuve una infancia linda. Yo creo que parte de lo que llevo dentro de mí, no solo mi cultura, sino las experiencias que tuve, como la música y el baile, me marcaron para siempre. De niño en Cali fui muy libre y pude soñar. Ese es el mejor recuerdo que tengo.
En su discurso al ganar el Premio Tony les habló a los jóvenes inmigrantes, que como usted han tenido el ‘sueño americano’ e incluso en esta entrevista ha hablado del anhelo que tiene por hacer una obra con contenido latino, eso en momentos en el que Estados Unidos es gobernado por Donald Trump, conocido por sus políticas agresivas de inmigración. ¿Qué tan político resulta ser su arte?
Ese discurso es lo más político que he hecho en toda mi carrera porque le hablé a los indocumentados, quién más que yo para hablarles si también lo fui. Al ver que todos se pararon a aplaudirme después del discurso, supe que había hecho lo correcto porque aún hay gente que quiere el ‘sueño americano’. Es muy importante que los artistas propiciemos esa conversación.
¿Qué sueño le falta por cumplir, si ya conquistó el ‘sueño americano’?
Siempre me pregunto cómo puedo maximizar mi existencia por medio de mi talento. Quiero encontrar maneras de poder llevar el teatro musical adelante, de poder educar, de trasmitir mi conocimiento, ese es mi sueño. No quiero que cuando sea más viejo recuerde mi vida y me diga: no hice más nada.
Nació artista
La muerte violenta de su hermano hace 17 años es algo que aún no parece superar Sergio. Muestra de ello, es que el primer lugar que visita cada vez que viene a Cali es el Cementerio Metropolitano del Sur, donde reposan sus restos.
Así lo asegura su primo Jairo Aguirre: “Lo afectó mucho la muerte de su hermano. Esta vez que vino a Cali lo acompañé al cementerio y lo vi muy compungido”.
Hace cerca de 10 años Sergio perdió a su padre, quien falleció tras un cáncer y curiosamente fue voceador de este diario. Su madre, Sara, es la luz de sus ojos, tanto que siempre va a sus estrenos en Broadway, al igual que su hermana Amparo, quienes actualmente viven en Canadá, junto a sus otros hermanos.
“A Sergio siempre le ha gustado el baile, la coreografía. Iba al Teatro Municipal a tomar clases de baile”, cuenta su primo, recordando los años de iniciación artística de Sergio.
Ha sido tanta la inspiración que Sergio despierta en su familia, que su prima Miryam Alcalde Trujillo decidió ponerle su nombre a uno de sus hijos: “Es muy cariñoso, un gran ser humano. Nos queremos mucho. Mi hijo menor se llama Sergio en honor a él”.
Cuenta Miryam que supo de la noticia de que su primo había sido el primer latino en ganarse el Premio Tony por su hijo: “me enteré porque él me dijo que pusiera la televisión, en una llamada que me hizo. Me alegré muchísimo por él, pero no me sorprendí porque siempre supe que había nacido para ser artista desde que lo veía muy pequeño haciendo obras improvisadas”.
Actualmente Sergio está radicado en Nueva York y, comenta su primo Jairo, “dijo que volverá pronto a la ciudad para desarrollar un proyecto”.
Referente caleño
Como una persona “demasiado enfocada en su trabajo, con una visión sobre los espectáculos muy vanguardista y un visionario de las artes escénicas”, define a Sergio, Diego Velasco, su asistente ejecutivo en Colombia.
Diego y Sergio se conocieron en el 2015 personalmente después de que Diego lo buscara incansablemente a través de redes sociales fascinado por su trabajo en Broadway.
Ese año Diego pudo trabajar con el que denomina su “maestro” en el oficio artístico, en Arrabal, la obra que Sergio presentó en el Festival Iberoamericano de Teatro en Bogotá, y que realizó junto al músico Gustavo Santaolalla.
Sobre Arrabal, cuenta Sergio, es una obra “que tiene un aspecto más político porque trata de los desaparecidos en Argentina. Es un tema muy difícil para ese país. Esta es una obra que empuja al público a hablar de un tema que incomoda”, confiesa el coreógrafo sobre la primera y única obra que se ha visto en el país de su autoría.
De esos días en los que Diego vio de cerca a Sergio dirigir Arrabal, recuerda su asistente, se hizo una idea de que es una persona “muy ordenada, a la que es difícil de seguirle el ritmo, muy enfocada e inspiradora, ya que te invita a decir: si él lo pudo hacer, uno también puede”.
Ya más recientemente en su última visita a Cali, cuenta Diego, que pudo apreciar una parte más humana de Sergio recorriendo la ciudad, rememorando su infancia: “Conoció San Antonio, volvió a su barrio, el Panamericano, visitó la Escuela de Música de Desepaz, conversó con el Mulato, vio en acción a los bailarines de Swing Latino, los mismos que estuvieron en el Super Bowl en Los Ángeles e incluso visitó la recién inaugurada sede de la danza en Cali, La Licorera, todos proyectos que marcan la diferencia en la ciudad”.
Uno de los propósitos de Sergio, y que espera cumplir más temprano que tarde, es poder intercambiar conocimiento con los bailarines de Cali, crear un proyecto que inspire a los jóvenes de la ciudad, pues “quién más que él para ser inspiración”, cuenta Luis Eduardo Hernández, más conocido como el Mulato, creador, fundador y director de Swing Latino, quien se reunió con Sergio en su reciente visita a Cali, en la que este último aprovechó para ver de cerca el talento de los bailarines de la escuela del Mulato.
Se especula que estos dos grandes coreógrafos estarían gestando un nuevo proyecto artístico, y aunque el Mulato no dio mayores detalles, sí confirmó que tuvieron una cita para hablar del tema: “Conversamos de un proyecto que él pretende realizar en Cali, pero todavía no está bien materializado. Sin embargo, vamos a ver qué se puede hacer con él. Para mí es una gran sorpresa y sería un orgullo poder trabajar juntos”.
Así mismo, el Mulato comentó que, “para la ciudad significa mucho que Sergio se interese en los artistas locales, una labor que ya gratamente y de muy buena manera hace en Broadway, y para mí como coreógrafo poder trabajar con él, si se puede alguna vez, sería grandioso”.
Justamente el Mulato se refiere a su colega como un gran referente para los artistas de la danza caleña, que por estos últimos meses han dado mucho de qué hablar: “Venimos de una buena racha de acontecimientos para los latinos, especialmente para los caleños. El ejemplo que Sergio le da a los jóvenes es que todo lo que se hace con perseverancia, esfuerzo y amor, da sus frutos”.