¿Por qué Petro vendrá a Cali? Advierten que el Presidente está perdiendo su capital político en la ciudad

Mientras sectores caleños continúan oponiéndose a que el presidente Gustavo Petro acompañe las manifestaciones del próximo miércoles, 11 de junio, analistas advierten que el mandatario ya no cuenta con el caudal político de antes.

Las fuentes consultadas coinciden en que si bien la capital del Valle simboliza una ciudad históricamente movilizada, todavía marcada por el paro del 2021 en el que sectores populares fueron fundamentales para su elección, las recientes movilizaciones han demostrado la pérdida de apoyo.

“Este es un intento del Presidente para reconectar con ese epicentro de resistencia que fue Cali en 2021; sin embargo, hay un riesgo grande, no solo por el desgaste del Gobierno, sino por la posible confrontación que se pudiese dar en las calles, aunque sin tanta movilización, y por eso, el efecto no será el mismo que el del paro nacional”, indicó el analista político Álvaro Benedetti.

Para él, incluso los sectores más cercanos al Ejecutivo son muy escépticos, dado los problemas de gobernabilidad, la falta de ejecución y la inseguridad. “Además, en el Valle las promesas de valor del Presidente, ni siquiera los temas del resorte de la Vicepresidenta, se han materializado”.

De acuerdo con él, la politóloga María Alejandra Arboleda menciona que la intención del Jefe de Estado es “mostrar esa fuerza que no tuvo en la convocatoria del paro de pasado 28 y 29 de mayo, porque la verdad es que fue muy pobre y tuvo poca fuerza. Incluso el mismo Petro trató de desligarse de ese proceso y dijo que él no la había convocado”.

“Creo que Cali no va a responder igual en fuerza como lo hizo en las primeras manifestaciones cuando la gente pacíficamente salió a las calles, también porque los líderes del Pacto en el Congreso han ido perdiendo fuerza a nivel nacional, aunque se debe reconocer que Cali de alguna manera sigue siendo un caudal político y electoral importante, pero definitivamente el contexto ha cambiado, porque las promesas que hicieron para poder llegar al poder la gente no las ve y sienten que su calidad de vida cada vez está peor por la inseguridad, el desempleo y la gigante crisis institucional”, anotó.

Desde que el presidente Petro anunció el pasado miércoles que acompañará desde Cali las manifestaciones convocadas por sindicatos, desde sectores sociales, políticos y empresariales han rechazado que se use a la ciudad como un instrumento político para seguir dividiendo.

Ante las críticas, directamente a la del rector de la Universidad Icesi de Cali, Esteban Piedrahita, Petro respondió con una simple carcajada en su cuenta de X, despertando una ‘ola’ de reproches en la opinión pública, al ser una reacción que muchos calificaron como despectiva e inmadura.

“Creo que fue muy valeroso el trino de Piedrahita por ser no solo el rector de una universidad sino una persona con una trayectoria tan amplia y reconocida. Creo que detrás de él pueden venir otros pronunciamientos de la clase política opositora que le bajen la espuma a esta nueva salida de Petro”, anota Benedetti.

Arboleda insiste en que “el capital político que el Presidente tenía en la ciudad no es el mismo de antes”, para ella, hay un cansancio generalizado de la ciudadanía frente a tantas y tan frecuentes movilizaciones.

“La gente quiere vivir tranquila, quiere poder planear su semana, saber que puede ir a recoger a sus hijos al colegio, que no van a escasear los alimentos, que no va a escasear la gasolina y estas convocatorias tan constantes también generan un agotamiento frente a esa incertidumbre y sensación de miedo, porque es un recuerdo constante de lo que vivió en el estallido social”, comenta.

Y añade que lo que si se espera es que salgan a marchar los mismos de siempre, es decir, “la CUT, Fecode, líderes muy cercanos al Pacto Histórico y movimientos sociales. Probablemente Univalle se vaya a manifestar y va a ser parecido a lo que vimos el mes pasado, con la diferencia de que si Petro llega, porque él dice muchas cosas que no cumple, va a haber una narrativa con un componente simbólico muy fuerte, violento o que genere miedo, yéndose nuevamente contra las instituciones, buscando cómo fragmentar, dividir y polarizar”.