Política
Claudia López se confiesa: “Hago parte del partido más grande de Colombia, que es el partido de los decepcionados del cambio”
La precandidata presidencial estuvo en Cali recogiendo firmas con su movimiento Imparables. “Yo goberné la chequera pública más grande de Colombia, la de la Alcaldía de Bogotá, y no tengo un solo escándalo de corrupción”, dice en entrevista con El País.

28 de jun de 2025, 08:39 p. m.
Actualizado el 28 de jun de 2025, 08:41 p. m.
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“No nos podemos quedar en la decepción de lo que pudo haber sido y no fue, pero tampoco en la revancha ni en la venganza. Mi invitación es a que nos unamos por encima de diferencias y de partidos”, asegura en entrevista con El País Claudia López, la precandidata presidencial que desertó del partido Alianza Verde y ahora recoge firmas con su movimiento Imparables.
¿Por qué se retiró del Partido Verde y optó por recoger firmas para su candidatura?
Yo llegué al de con Antanas Mockus y me fui con él, porque una de las cosas decepcionantes de ese cambio que pudo haber sido y no fue, es que hubo corrupción. Y no solo ha habido corrupción en el Gobierno, sino que el presidente Petro terminó corrompiendo a gente del Verde para robarse los recursos de los colombianos, para comprar a los presidentes del Congreso. Y, por supuesto, con Antanas decidimos que con eso no cohonestamos. Preferimos irnos, volver a donde siempre hemos estado, a las calles, con la gente, y empezar un nuevo movimiento, que es Imparables, con el que estamos recogiendo firmas, y unirnos por encima de diferencias de partidos, rechazar la violencia, no caer en odios, sino usar el carácter, la experiencia y el liderazgo para tener las soluciones que necesita Cali, el suroccidente y Colombia.
Hacer una campaña presidencial es muy costoso. ¿De dónde saldrán los recursos en su caso?
Como dice mi madre: ‘como plata no hay, por eso no nos preocupemos’. Yo siempre he hecho campaña con voluntarios. Este no es un tema de plata. Con muy poquitos recursos, pero con muchos voluntarios, me elegí al Senado y a la Alcaldía de Bogotá, sin maquinaria, sin politiquería. Yo ya goberné la chequera pública más grande de Colombia, que es la de la Alcaldía Mayor de Bogotá y no tengo un solo escándalo de corrupción.

¿Cree que la seguridad va a ser el tema bandera de esta campaña presidencial?
Sin duda es una de las mayores preocupaciones de los colombianos. Hoy, Colombia tiene 75 mil soldados menos de los que tenía hace diez años. En cambio, ‘Mordisco’ y esa gente que vino a atentar contra Cali, cada vez recluta más gente y tiene más plata. Y para quitarle el billete, hay que construir una fiscalía antimafia, que no les dé gabelas, que sea capaz de capturarlos. Y necesitamos construir cárceles. Yo no sé cuándo se volvió de derecha hacer cárceles. No, eso es Estado de Derecho. Es que si los delincuentes no están en la cárcel, están en la calle, poniendo moto bombas, atracando, violando mujeres...
En el 2002, cuando Cali y Colombia estaban cercadas por paramilitares y guerrillas, los que más teníamos nos metimos la mano al bolsillo y dimos una contribución para la seguridad. Mi primera propuesta es que tenemos que hacer un esfuerzo similar, pero no solo para seguridad, sino para desarrollo regional, porque los campesinos del Valle del Cauca, del Cauca, de Nariño necesitan poder sacar sus productos, distintos a la coca, por alguna carretera.
Mis propuestas principales son recuperar la seguridad, recuperar la salud, fortalecer el trabajo, la educación y el apoyo a las microempresas.

Usted apoyó al hoy Presidente en campaña, pero hoy crítica su Gobierno. ¿Qué pasó?
Sí, yo en el 18 y en el 22 voté en segunda vuelta por Petro, porque ni Antanas ni Sergio (Fajardo) pasaron a segunda vuelta. Solo quedaban dos opciones: la derecha del pasado o una opción que parecía de cambio. Y creo que la gente humilde, afro, indígena, de sectores populares y excluidos merecían ganar por primera vez, esa fue la opción que ellos escogieron y yo no los iba a dejar colgados de la brocha... Yo hago parte del partido más grande de Colombia, que es el partido de los decepcionados del cambio que pudo haber sido y no fue, y pongo la cara y asumo mi responsabilidad. Pero también le digo a Colombia: de este momento difícil no vamos a salir con odios entre políticos, estigmatizando y criminalizando al otro. Vamos a salir invirtiendo en cárceles, en Fuerza Pública, en inteligencia, pero también invirtiendo en trabajo, en educación, en desarrollo regional.
¿Qué fue del Gustavo Petro que era respetado como senador al Gustavo Petro presidente, que luce a veces tan confuso, enredado?
Esa es la pregunta que muchos colombianos nos hacemos. Una oportunidad histórica desperdiciada de esta manera, una oportunidad para criminalizar los empresarios, estigmatizar a sus oponentes, dejar retroceder la seguridad. Cualquiera que sepa de paz sabe que eso que llamamos conflicto armado político se acabó hace diez años, con la desmovilización de los paramilitares y de las Farc; era obvio que lo que se necesitaba era Fuerza Pública y desarrollo en las regiones. No sé qué pasó, pero lo que sí sé es que el año que nos queda va a ser muy difícil, porque el Presidente no quiere gobernar. Lo único que quiere es hacer campaña y división. Pero la buena noticia es que esto se acaba en un año, y se acaba con el voto libre de los colombianos.
Pero no importa cómo votó usted en el pasado, lo que importa es cómo va a votar el año entrante, qué opción va a escoger. No nos podemos quedar en la decepción de lo que pudo haber sido y no fue, pero tampoco en la revancha ni en la venganza. Mi invitación es a que nos unamos por encima de diferencias y de partidos.

¿La del próximo año será una campaña mediada por el miedo?
Cuando los políticos se dedican a los odios, termina la violencia en las calles. Lo estamos viendo y lo podemos parar a tiempo. Miguel Uribe fue el candidato número 34 violentado en esta campaña. No fue el primero, lo que pasa es que es el más conocido. Y no había pasado sino una semana y ya íbamos en 37, porque atentaron contra un concejal en Antioquia. Si le seguimos echando leña al juego, lo único que vamos a traer es violencia. Yo tengo la experiencia y los resultados y eso es lo que, con humildad, pongo a consideración de los colombianos.

A propóstio, ¿sintió miedo cuando supo del atentado a Miguel Uribe?
Para ser franca, lo único que sentí, a nivel personal, fue mucha angustia por mi madre. Lo primero que hice fue llamarla, porque sabía que iba a estar superangustiada y me contestó con el alma en la boca...
En medio de tanta violencia, incertidumbre, tanto dolor, tanto odio, me anima que yo ya vi que las cosas se pueden hacer, que no es ciencia nuclear ni ciencia ficción, que darle educación a los jóvenes es posible, que sacar adelante 126 mil microempresas, como lo hicimos en Bogotá, es posible; que perder un millón de empleos por la pandemia, pero recuperar un millón y medio de empleos a los tres años es posible. Todo esto es posible si uno trabaja con gente decente, capaz, no la anda echando cada cuatro meses, no se rodea de los mismos corruptos eternos de siempre.
De manera que gobernar bien, sin corrupción, producir resultados, cambiarle la vida a la gente para bien y para siempre es perfectamente posible.
Pero quien sea el próximo Presidente de Colombia va a encontrar ‘la olla raspada’...
Yo por eso empiezo diciendo algo que no es popular, pero es lo correcto, y es pidiéndoles a los empresarios, a las personas que más tienen, que empecemos haciendo un esfuerzo, como el que hicimos en el 2002. Una contribución directa y específica para mejorar la seguridad y el desarrollo regional, porque eso no da espera.
Si quitamos tanta burocracia, dejamos de espantar a los empresarios, hacemos un plan y la economía crece al 4 %, le bajamos dos puntos de renta a los empresarios. Si crece al 5, le podemos bajar cuatro, porque el crecimiento compensaría la altura de los impuestos. Eso se puede hacer si transmitimos confianza, rigor, disciplina, cero burocracia y corrupción. En esa medida estabilizaremos la economía, dejaremos de espantar la inversión, podremos generar más trabajo y poquito a poco las finanzas públicas se van a ir estabilizando. Pero esa estabilización nos puede tomar tres años y la seguridad y el desarrollo regional no dan espera.
Olga Lucía Criollo es comunicadora social y magister en sociología de la Universidad del Valle, con más de 30 años de experiencia en el periodismo y 10 en docencia.