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Un reto formidable

Es cierto que hay mandatarios que han ejercido su cargo bajo el influjo del alcohol o de las drogas.

Ricardo Villaveces Pardo.
Ricardo Villaveces Pardo. | Foto: El País

Ricardo Villaveces

3 de may de 2025, 02:43 a. m.

Actualizado el 3 de may de 2025, 02:43 a. m.

Es vergonzoso que el país tenga que estarse preguntando si su Presidente es un adicto, no tanto por el hecho en sí de estar consumiendo, que ya sería muy preocupante, sino porque la incoherencia de sus discursos, sus mensajes y planteamientos muestran una desconexión con la realidad y, al parecer, unos efectos de lo que lo pueda estar afectando, muy inquietantes en alguien que tiene en sus manos el destino del país.

Es cierto que hay mandatarios que han ejercido su cargo bajo el influjo del alcohol o de las drogas. Bien conocido fue el caso de Churchill, gran consumidor de alcohol, o de Kennedy, que tenía que usar fuertes opiáceos por cuenta de los dolores que experimentaba por un accidente en su juventud.

La presencia de esas sustancias, en personas como ellos, no impidieron su actuar como grandes líderes y ejecutores en momentos críticos.

Como bien lo afirma Carlos Granés, los problemas de Petro van mucho más allá de sus posibles adicciones y lo que ha demostrado es que es un político hábil, pero obnubilado con la ideología y es un incompetente como administrador público.

Su ideología, de otra parte, no es el resultado de una concepción coherente de la historia, ni de la sociedad o de la filosofía, sino el producto de lo que Granes denomina “un sancocho de referencias literarias e históricas indigerible”.

Si a esto se le suma el creerse la encarnación de Aureliano Buendía, o presentarse como un ‘líder galáctico’ llamado a salvar al planeta de su extinción, la situación deja mucho en que pensar.

Ha demostrado su incapacidad como administrador público, así como su imposibilidad de conformar equipos para darle consistencia a sus ocurrencias y el resultado es un caos permanente.

Como si lo anterior, no fuera suficientemente preocupante, lo que hemos visto es que la corrupción está por muchos lados de su gobierno y que el pretendido ‘Gobierno del Cambio’ ha caído, para lograr sus objetivos, en los mismos vicios y prácticas que reprobaba.

Agitación es lo que sabe hacer Gustavo Petro, y quienes lo rodean saben hacer uso de las redes sociales para amplificar sus mensajes y, hay que reconocerlo, han sido efectivos y han logrado un nivel de aprobación en las encuestas de opinión que convierte al Pacto Histórico en una opción viable para las elecciones de 2026.

Ya es hora, entonces, de qué la oposición y todos aquellos que piensen distinto a los hinchas del petrismo dejen a un lado sus egos y empiecen a alinear sus posiciones para apoyar a quien sea una alterativa viable para reconstruir un país que se va a recibir en condiciones lamentables, después de la desastrosa gestión de Petro.

Él, es cierto, visibilizó problemas de todo tipo a los que el país no le estaba dando la importancia y atención que requerían.

No se trata entonces de volver al pasado, sino de impulsar al país en todas sus dimensiones.

Será, entonces, un reto formidable. No solo reconstruir todo lo que este gobierno ha dañado, sino atender debidamente muchos frentes sociales que requieren atención.

Ricardo Villaveces

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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