Columnistas
Sociedades resilientes
Superar las adversidades en curso, mientras se mantiene el orden y la salud mental, requiere un esfuerzo colectivo de los individuos, las comunidades y las instituciones.
Hoy nuestra sociedad se enfrenta a numerosas adversidades que amenazan su estabilidad y su salud mental, desde crisis económicas, políticas, pandemias o ahora problemas con el suministro de gas causado por situaciones imprevisibles; sentimos que hemos pasado por casi todo en muy poco tiempo. Sin embargo, es posible que las sociedades superen estas adversidades y mantengan el orden, promoviendo la resiliencia, fomentando la cohesión social e invirtiendo en el cuidado de la salud mental.
En primer lugar, la resiliencia es un factor crucial para superar las problemáticas a las que nos enfrentamos. Dicho término se refiere a la capacidad de las personas o comunidades para recuperarse de situaciones difíciles. Implica desarrollar mecanismos de atención, que permitan a las personas adaptarse y sobreponerse, a pesar de los desafíos a los que sean sometidos. La resiliencia no es algo con lo que nacen las personas, pero nosotros hemos vivido tantas cosas, en tan poco tiempo, que desarrollamos esta habilidad; sólo tenemos que recordar que está ahí y hacer uso de ella.
La mejor manera de promover la resiliencia es fomentar un sentido de propósito entre las personas o las comunidades. Cuando los individuos sienten que son parte de algo más grande que ellos mismos, tienen mayor probabilidad de perseverar en los momentos difíciles. Este sentido de propósito puede provenir de participar en proyectos de servicio comunitario o trabajar hacia una meta común.
En segundo lugar, fomentar la cohesión social es otro factor fundamental para superar las adversidades persistentes y mantener el orden, así como la salud mental. La cohesión social se refiere al grado de conexión entre individuos o grupos dentro de una comunidad; se trata de construir relaciones sólidas, basadas en la confianza y el respeto mutuo. Para incentivar este tipo de articulaciones, debemos alentar la participación de la población en los procesos de toma de decisiones en todos los niveles de gobierno. Si las personas sienten que sus voces se escuchan y sus opiniones importan, hay una mayor probabilidad de que se involucren en el éxito de su comunidad.
Otra forma de fomentar la cohesión social es promover la diversidad y la inclusión. Cuando personas de diferentes orígenes, trasfondos, conocimientos y culturas se unen, aportan perspectivas y experiencias únicas que pueden enriquecer a la sociedad en su conjunto. Significa entonces, trabajar unidos, desde nuestras propias diferencias, hacia un mismo objetivo.
Finalmente, atender la salud mental es crucial para mantener un balance en nuestras vidas, sin importar a qué nos estemos enfrentando. Los problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, prevalecen en tiempos de adversidad. Invertir en el cuidado de nuestra mente y en la de nuestras familias, es una necesidad prioritaria en estos momentos y nos permitirá afrontar estos desafíos de una manera más efectiva. Adicional a esto, es necesario hacernos conscientes de que los problemas de salud mental existen en nuestra sociedad, que son algo normal y que debemos atenderlos y enfrentarlos, para así reducir los estigmas asociados con la búsqueda de ayuda.
Venimos enfrentando situaciones que no ocurrían hace décadas, para las cuales nuestros padres no nos prepararon para vivir y las hemos estado navegando una detrás de otra. Esta conciencia sobre la salud mental se puede aumentar a través de campañas públicas o programas educativos, que enseñen a las personas cómo reconocer los signos de una enfermedad y cómo buscar ayuda cuando sea necesario.
El fomento de la actividad física y la promoción de un estilo de vida saludable también juegan un papel fundamental en el cuidado del bienestar mental. Se ha demostrado que el ejercicio regular reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, mejorando la resiliencia general. La creación de espacios recreativos accesibles, la organización de eventos deportivos y la integración de la actividad física en los entornos escolares y laborales, pueden contribuir a una sociedad más saludable; al fin y al cabo, somos deportistas por naturaleza.
Superar las adversidades en curso, mientras se mantiene el orden y la salud mental, requiere un esfuerzo colectivo de los individuos, las comunidades y las instituciones. Al promover un entorno inclusivo y de apoyo, las sociedades pueden desarrollar mayor resiliencia y cohesión social. Hoy más que nunca debemos apoyarnos y trabajar unidos para sobrellevar una nueva problemática que nos aqueja; no es el momento de buscar responsables, sino soluciones. Protejámonos e informémonos para evitar mayores calamidades, mientras logramos superar esta nueva situación. ¡Juntos saldremos adelante!