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Preclusión: cuantas sean necesarias

No fastidien más al expresidente y no lo obliguen a gastar plata contratando abogados, decentes e indecentes, pues su defensa en estrados judiciales corre por cuenta del Estado, que le evitará ver la luz cuadriculada

1 de junio de 2023 Por: Jorge Restrepo Potes
Jorge Restrepo Potes

Deseo fervientemente que el Tribunal Superior de Bogotá, que conoce de la apelación que el fiscal delegado interpuso contra la providencia de la Juez 41 Penal de Circuito de Bogotá, que negó la preclusión del proceso que se surte contra Álvaro Uribe por fraude procesal y soborno de testigos, la declare sin fundamento y termine el grotesco espectáculo que han dado fiscales y procuradores en su empeño de librar al imputado de los cargos que pudieran acarrearle años de prisión.

Jamás veremos a Uribe ingresar a un establecimiento de reclusión como resultado de un juicio en este caso. El Tribunal dirá la última palabra pues no habrá recurso de casación ante la Corte Suprema de Justicia, y si confirma, vendrá toda clase de tutelas.

Francisco Barbosa, que dejará el puesto a principios de 2024 está jugado por sacar a Uribe del doble embrollo. Para él, las pruebas recaudadas no sirven porque en el fondo lo que hay es un asunto político contra el impoluto líder del Centro Democrático.

Cumplido ese propósito, Barbosa será ungido candidato presidencial de la hueste uribista. Si él asegura que ejerce el segundo cargo más importante de Colombia, pues entonces alcanzar el primero no riñe con su hoja de ruta, y ahora está en la primera línea de oposición al gobierno del presidente Petro, metiendo sus narices en donde le es prohibido hacerlo por no corresponder a sus deberes constitucionales.

El montaje circense que dieron los fiscales que puso Barbosa en el proceso que se le sigue a Uribe, fue aterrador. Allí no había un fiscal acusando al reo y defendiendo a sus víctimas sino un aliado del equipo de defensa. Bien ha podido el señor Uribe prescindir de sus abogados Jaime Granados y Jaime Lombana, y dejar esa misión en manos de los diligentes subalternos del Fiscal general.

Ojalá Uribe sea absuelto de los delitos por los que fue imputado. La justicia criolla no es para un ciudadano de sus ejecutorias. Si se han dado dos solicitudes de preclusión fallidas, habrá tantas cuantas sean necesarias porque la fiscalía no tiene límite para pedir una, y otra, y otra, hasta que encuentre un togado que acoja los argumentos exculpatorios.

No fastidien más al expresidente y no lo obliguen a gastar plata contratando abogados, decentes e indecentes, pues su defensa en estrados judiciales corre por cuenta del Estado, que le evitará ver la luz cuadriculada. Las rejas no riman con el poema vital del hombre más poderoso del país, “el gran colombiano”, según lo califican sus parciales.

En mis tiempos de juez penal, jamás vi un caso similar, en que el ministerio público y el ente investigador se unieran para lograr la absolución de un imputado, presuntamente incurso en la comisión de dos delitos.

Como colombiano, no quiero seguir presenciando ese show mediático. Gana más la justicia nacional echando al olvido este “tinglado de la antigua farsa”, como dijo don Jacinto Benavente en uno de sus dramas.

Y que Francisco Barbosa asuma abiertamente la candidatura presidencial, para la que recibirá, cómo no, la solidaridad y los votos de su jefe supremo.

“Esta es Colombia, Pablo”, le dijo el poeta Jorge Rojas a Neruda.

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