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Estados Unidos se anota un éxito diplomático que no tenía desde hace varias décadas y gana una notable influencia en el Medio Oriente.

Bernardo Peña Olaya.
Bernardo Peña Olaya. | Foto: El País.

14 de oct de 2025, 02:01 a. m.

Actualizado el 14 de oct de 2025, 02:01 a. m.

Liberados los rehenes israelíes tras un acuerdo con el grupo terrorista Hamás hay que ver como quedan las cartas sobre la mesa en este lado del continente después de las pataletas hechas en la asamblea general de la ONU por el presidente Petro que ha tomado la causa palestina como bandera para ganar votos en Colombia al hacernos creer que es el líder mundial de la reconstrucción de Gaza.

Mal o bien (más bien qué mal) el ganador absoluto fue el presidente Donald Trump, artífice del acuerdo que terminó con la pesadilla para los rehenes y sus familias y de paso alivió un poco la situación en la que se encuentran los dos millones de palestinos que habitan la franja de Gaza. Estados Unidos se anota un éxito diplomático que no tenía desde hace varias décadas y gana una notable influencia en el Medio Oriente.

Es innegable que sin la participación de los norteamericanos estos acuerdos no hubieran sido posibles, otro ganador fue el Primer Ministro de Israel. Incluso Trump, ovacionado como nunca, se atrevió a pedir en el parlamento israelí un indulto para Benjamín Netanyahu por los cargos que tiene por corrupción “¿qué son unos cigarros y unas botellas de champagne comparados con esto?”, preguntó a los 120 parlamentarios del Knéset haciendo alusión a un supuesto soborno por 195.000 dólares que fueron registrados como botellas de champaña y cigarros. El líder israelí salió fortalecido de la crisis tras dos años de protestas en su contra por parte de una oposición compuesta por quienes apoyan la creación de un Estado palestino, los jueces, las familias de los rehenes y los judíos ultra ortodoxos que se oponen al servicio militar obligatorio para quienes estén estudiando La Torá.

Pero volvamos a estas tierras tropicales donde Gustavo Petro se quedó sin un argumento más para convocar a la unidad a su alrededor tras una semana de violentas protestas en varias ciudades del país por la detención de la supuesta flotilla de ayuda humanitaria que pretendía llegar a Gaza y que se volvió un caballito de batalla para que el presidente usara la causa de los gazatíes como propia llegando incluso a encabezar consejos de ministros con el kufiya o pañuelo palestino en el cuello y las banderas de ese pueblo en la mesa ministerial.

Petro se quedó solo en esa causa a la que ningún presidente se unió; lo único que logró fue aislarnos de los norteamericanos que ahora están subidos en el bus de la victoria y de los europeos, hasta de los chinos que tomaron una posición más moderada sin necesidad de convocar a la desobediencia militar y al ridículo de proponer la conformación de un ejército internacional, liderados por él para apoyar a los palestinos, léase a Hamás, ni afectar tratados de libre comercio ni las exportaciones de carbón. Petro armó una pataleta que terminó en nada porque la solución al conflicto no pasó por sus manos y nadie lo escuchó ni lo siguió, únicamente los grupos terroristas palestinos y de Yemen.

Qué banderas abrazará ahora nuestro querido Gustavo. Lo peor que nos puede pasar es que a los gringos se les ocurra lanzar un misil sobre Venezuela, o peor aún: comenzar una operación terrestre en ese país, para derrocar el dictador Maduro, porque inmediatamente esto será tomado por el presidente Petro como causa común de los colombianos. Como se autodenomina ‘el último de los Aurelianos’ llamará a ‘su pueblo’ a rodearlo para enfrentar la ‘agresión Yankee’, convocará a las masas a salir a la calle y a prepararse para enfrentarlos y no faltarán los cientos de inocentes, unos ávidos y otros necesitados de subsidios, que acudan a ese llamado electoral desesperado.

Qué diferendos limítrofes sacará del sombrero, qué iniciativa mundial y cósmica se inventará para llamar a las calles. Nombrará a jóvenes sin experiencia y sin formación acreditada en cargos de dirección nacional, viceministerios y direcciones de departamentos administrativos para comenzar discusiones inútiles que distraigan a los medios mientras el próximo 8 de noviembre su hijo Nicolás será imputado por la Fiscalía con cargos que incluyen enriquecimiento ilícito, interés indebido en contratos públicos, falsedad en documento público, peculado por apropiación y falso testimonio. Esperemos la siguiente jugada de Gustavo, habilidoso jugador de ajedrez electoral y maestro del enroque.

Hagamos fuerza para que no pase nada en Venezuela, donde ni el premio Nobel de María Corina ni tener toda una flota de barcos norteamericanos frente a sus costas parece asustar al dictador.

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