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Oda a la maleta

Todos tenemos algo que contar, anécdotas de viajes con nuestra inseparable compañera: la maleta.

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Antonio Joaquín García.
Antonio Joaquín García. | Foto: El País.

3 de nov de 2025, 01:52 a. m.

Actualizado el 3 de nov de 2025, 01:52 a. m.

Las maletas hacen parte de nuestra vida cotidiana. Viven llenas de recuerdos y anécdotas; yacen y sobreviven incluso en los viajeros sedentarios. El viaje empieza desde que comenzamos a empacar la maleta y termina cuando la desocupamos. Es compañera y cómplice de alegrías y soledades; compañera fiel cuando el reloj marca la terminación del año, reflejo del año que termina y del que comienza, abriendo nuevas experiencias y aventuras para los viajes que emprenderemos en el futuro.

La maleta evolucionó desde los antiguos baúles egipcios y romanos hasta llegar a la modernidad con la incorporación de la cremallera, las ruedas y la fabricación en diversos materiales y fibras que la hicieron más liviana para el transporte en aviones y trenes. Posiblemente, las dos personas que más influyeron en el desarrollo de la maleta fueron Louis Vuitton (francés) y Jessie Snyder (Samsonite), quien en 1965 utilizó fibra vulcanizada. Él cambió el color negro tradicional por diferentes tonalidades, dándole un toque original y elegante, además de hacerlo más práctico y liviano mediante el uso de candados y forros multicolores.

Todos tenemos algo que contar, anécdotas de viajes con nuestra inseparable compañera: la maleta. Algunas veces se me ha extraviado y he tenido el calvario de ir al aeropuerto a preguntar cuándo llegaría, esperar hasta tres días, comprar ropa y utensilios de aseo. Una vez me la enviaron de España a Columbia, Estados Unidos. En otra ocasión, en Portugal, compré unos quesos y jamones y cometí el error de meterlos en la maleta. Esta se perdió y apareció a los cinco días: tuve que botar parte de mi ropa y, obviamente, los quesos y jamones.

También recuerdo, en mis años de infancia en Cereté, cuando íbamos al colegio con mi hermana Beatriz y cargábamos unas maletas pesadísimas, llenas de libros, cuadernos, plumeros, tinteros y fiambres para el recreo.

La maleta, además, ha tenido presencia en el cine, la literatura, el teatro e incluso en el crimen, como en los cadáveres que aparecen ‘enmaletados’. También en el fútbol, como la famosa maleta de ‘Fonseca’, que se utilizó para el soborno de un árbitro e involucró a personajes de la política y el deporte en Colombia.

Yo siempre tengo la maleta lista, llena de recuerdos, sueños y esperanzas para el próximo viaje, que será el mejor… porque los mejores viajes son los que todavía no hemos hecho.

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