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Marea azul

Vale la pena seguir con cuidado los resultados de quienes ya gobiernan en este lado del mundo, así como las promesas de las figuras que aparecen de repente.

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Muni Jensen
Muni Jensen | Foto: El País

23 de ago de 2025, 02:14 a. m.

Actualizado el 23 de ago de 2025, 04:07 p. m.

El hemisferio occidental abraza cada vez más a los gobiernos de derecha. Después de décadas de socialismo, hoy en países grandes y pequeños se impone la agenda del orden y de gobiernos eficientes. La primera ola comenzó en Europa, con figuras como Viktor Orbán en Hungría y la candidata eterna Marine Le Pen en Francia, con las banderas anti inmigración y posturas extremistas frente a los temas sociales.

Pero no son los únicos. En Finlandia, Italia, Austria y Eslovaquia el poder lo ejercen líderes de derecha, algunos con dejos autoritarios o coaliciones conservadoras que arropan a los partidos extremistas. El crecimiento de movimientos extremistas lo comparten también Alemania, Francia y Países Bajos. En el continente entero, avanzan con fuerza en las encuestas.

Es más, a nivel de la Unión Europea, a pesar de que el centrista Macron se sienta el líder del grupo, es la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fundadora de un partido de extrema derecha, se perfila como la nueva voz dominante del grupo. Distintos en personalidad, estos líderes, tan diferentes entre sí, comparten una plataforma fomentada por el hartazgo ciudadano. El cansancio ante los gobiernos progresistas, muchas veces muy débiles ante la inmigración, críticos con la iniciativa privada, asfixiantes en materia fiscal y flojos contra la inseguridad, han provocado un rechazo general.

La segunda ola la vemos en las Américas. La aplastante derrota demócrata en Estados Unidos en noviembre marcó el fin del experimento ‘woke’ y dio paso al imperio Trump. Hoy se han reversado las políticas frente a las minorías, y leyes para proteger a los afroamericanos y la comunidad Lgbtiq+. En Washington por orden de Trump, hasta los museos y las expresiones artísticas del Kennedy Center que reflejen la expresión de las minorías se borran de los programas de los teatros, y las exhibicione vuelven a temas tradicionales. En Canadá, Justin Trudeau fue castigado en el voto por su política migratoria, considerada tibia por un electorado cansado. Lo siguió Mark Carney, un banquero de centro.

Más al sur, el fenómeno de Nayib Bukele en El Salvador se ha convertido en referente para sus vecinos: un presidente-rey que concentra el poder, construye cárceles y las llena. Entre más medidas draconianas y a pesar de los golpes a las instituciones, el pueblo le agradece porque produce cifras asombrantes de seguridad ciudadana, y nombres positivos en inversión, comercio y turismo. En Argentina y Ecuador, la izquierda también fue derrotada en las urnas; hoy Milei tiene felices incluso a los peronistas con su plan libertario de crear un gobierno pequeño.

La siguiente sorpresa será Bolivia, tras años de gobierno de Evo Morales. Hoy se presentan a la presidencia dos candidatos educados en Estados Unidos, pertenecen a las élites, y prometen apoyar a los empresarios, y ganan puntos en las encuestas. En Chile, para reemplazar al socialista Boric, el bloque derechista gana terreno contra las coaliciones de izquierda extrema. Se acercan con rapidez en las próximas elecciones y podrían dar una sorpresa con el representante de la “derecha tradicionar”, Jose Antonio Kast.

Poco queda de la marea rosa de décadas atrás, donde los más famosos eran los Kirchner, Evo, Lula y Correa. Varias señales ayudan a explicar este péndulo político. Primero, los proyectos progresistas no han logrado cumplir sus promesas de equidad, inclusión y bienestar. Segundo, las políticas socialistas descuidaron las reglas de juego que permiten al sector privado crecer y generar empleo. Y tercero, la gran promesa de reducir la pobreza y la desigualdad sigue sin materializarse.

Vale la pena seguir con cuidado los resultados de quienes ya gobiernan en este lado del mundo, así como las promesas de las figuras que aparecen de repente. La marea azul, hoy tan de moda, tiene la responsabilidad de priorizar la seguridad, el crecimiento, la igualdad, y también la transparencia, la libertad, y la democracia. A ver si son capaces.

Caleña. Graduada del Colegio Bolívar. Politóloga de Trinity College con Maestría en Estudios Latinoamericanos de Georgetown. Analista política y asesora para América Latina de Albright Stonebridge Group. Trabajó en Proexport en Bogotá y en la Cámara de Comercio de Cali. Fue subdirectora de la Oficina Comercial de Washington y jefe de prensa de la Embajada de Colombia en Washington.

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