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Las mentiras de Procusto

“El pueblo lo quiere... el pueblo lo ordena... el pueblo lo manda…”.

Armando Barona Mesa.
Armando Barona Mesa. | Foto: El País.

20 de jun de 2025, 03:24 a. m.

Actualizado el 20 de jun de 2025, 03:24 a. m.

Hay una gran mentira cuando el señor, que lamentablemente nos gobierna, dice ante las masas: “El pueblo lo quiere... el pueblo lo ordena... el pueblo lo manda…”. Y por supuesto, ese pueblo -que naturalmente no es todo el pueblo, sino una pequeña parte- no ha dicho nada. Solo lo escucha, movido por el hechizo de las grandes filas, recibiendo la lechona o el tamal y los jugos, fuera del dinero que va a los bolsillos, según es vox populi y comentan los medios. Por supuesto, hay que agregar los gastos del transporte que hay que pagar por parte de las entidades oficiales.

Es claro que esas masas que lo siguen están muy lejos de ser todo el pueblo, depositario de la soberanía, como él lo afirma. Porque aunque él, Petro, lo desconozca abusivamente, ¿qué es entonces el pueblo que, en ocasiones de convocatoria de la oposición o en procura de la paz, llena las ciudades con su presencia tranquila y consciente?

Digamos que es allí donde comienza la mentira, el desgreño y el irrespeto por los recursos públicos, que ha agotado abiertamente y ahora trata de recuperar con una nueva reforma tributaria y con el rompimiento de la regla fiscal, que habrá de traducirse en emisiones de dinero y la pérdida de los ahorros de una gran parte de la población.

Toda su campaña es ilegal y constituye delito de prevaricato, peculado y participación en política. Porque no es que busque el bienestar del pueblo, como lo afirma, sino el financiamiento ilegal de su proselitismo político de ‘revolucionario’ castrista, madurista y un tanto estaliniano. Allí no hay moral. Ni siquiera una mata de mora.

Bueno, ante estos sucesos no puedo menos que recordar a un personaje de la mitología griega que se llamaba Procusto. Fue uno de los hijos de Poseidón. Perverso él, daba albergue a los perdidos en la noche a quienes acostaba en un lecho corto. Cuando el viajero dormía, le cortaba lo que le sobraba de las piernas. Cuánta semejanza con Petro, porque este tampoco deja que los otros caminen si no lo hacen a la medida de sus propios -de Petro- sentimientos y ambiciones. Ser contrario a sus pensamientos atrabiliarios significa ser el enemigo y pertenecer a la derecha fascista y esclavista.

Esa vocación macabra petrista, cargada de odio, está cerca a Procusto, cuando evocó, cómo lo hacía este con maldad, hasta los apellidos y la vida de un joven noble y brillante al que combatió con su verbo encalambrado y rotundo: Miguel Uribe Turbay. Lo señaló con saña a él, hasta que llegaron con su organización criminal los dueños de la maldad. Tal vez venían del Ecuador a darle muerte; y es preciso asociar, a ciencia cierta, que el mismo Petro estuvo perdido durante tres días y noches en la ciudad de Manta, en su reciente visita al país vecino. Y además, parece que fue de allí de donde salió el atentado horripilante, con muerte y todo, del candidato ecuatoriano Fernando Villavicencio. A este lo mataron; y es posible que igualmente la orden y ejecución del atentado contra Uribe Turbay también saliera de ese lugar. Ya se sabrá bien.

Pero lo que no se ignora es que el señor Petro lo señaló con sus bajas palabras pasionales y perversas. Allí están sus grabaciones, aunque ahora se lava las manos como lo hacen los malvados y se finge el salvador de un país que ha hundido en la desgracia.

Entonces, ¿qué nos queda a los demócratas? Luchar contra su odio y continuar en el anhelo de la paz. Somos mayoría y además somos gente de paz. No odiamos, no matamos. Pero tenemos clara la conciencia y hemos hecho progresar a este país sin que repudiemos a nadie. Todo esto contra las maldiciones del ‘Procusto criollo’ que trata de estrangularnos en las mañanas y en sus noches perdidas en sus delirios de la droga. Lo dijeron Íngrid, Benedetti y Leyva, que conocieron muy bien del asunto.

ha desempeñado puestos públicos como juez del Circuito, Conjuez del Tribunal de Cali, Secretario de Gobierno de Cali y alcalde encargado, embajador de Colombia en Polonia y en la ONU. Ha sido delegado a varias conferencias internacionales como la OIT en Ginebra

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