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La Guerra de los 12 Días

Irán no solo es una amenaza para Israel, sino que también lo es para todo el mundo liberal y democrático.

David Rosenthal
David Rosenthal. Columnista | Foto: El País

26 de jun de 2025, 03:09 a. m.

Actualizado el 26 de jun de 2025, 03:09 a. m.

Donald Trump designó como ‘Guerra de los 12 Días’ a la reciente escalada bélica entre Israel e Irán, que conmocionó al Oriente Próximo y al mundo oriental tanto como a Occidente. El ayatolá Alí Jameneí, actor iraní principal del conflicto, junto a Benjamín Netanyahu en la contraparte israelí, protagonizaron las horas más difíciles de una guerra que podría extenderse de conflicto regional a mundial. De hecho, países no tan cercanos e incluso ajenos a este conflicto, como Corea del Norte, Pakistán y Rusia, se perfilaron como aliados del régimen teocrático iraní. Por su parte, Estados Unidos se mostró como el aliado más importante de Israel, ratificando esa posición, la misma que en el gobierno anterior tuvo momentos de crisis. El gobierno de Trump mantiene su palabra y demuestra con hechos no solo su apoyo al Estado hebreo, sino su disposición para lograr un tratado de paz con las naciones musulmanas vecinas de Israel, y no tan vecinas, así como quedó impreso en los Acuerdos de Abraham del anterior mandato Trump.

Así pues, mientras la ofensiva israelí contra Irán se basó en la eliminación quirúrgica de científicos nucleares, miembros de la Guardia Revolucionaria Islámica y miembros del gabinete del gobierno iraní que invocan a Alá como el más grande para la destrucción del pequeño Estado israelí —a quien ven como un demonio secundario, pues el demonio mayor para ellos es Estados Unidos y Europa—, Israel ha sido, como Bizancio lo fue, un dique entre Oriente y Occidente. Un impedimento para que el islam radical conquiste al mundo de la razón y de las ideas, pero, sobre todo, y lo más importante, el de las libertades, el desarrollo tecnológico y económico, y aún más, el de la innovación.

El primer ministro israelí denominó a la operación en contra de Irán como ‘León Naciente’, evocando al Israel bíblico y al de hoy, representado por la tribu de Judá, de donde viene la casa de David, el mismo que luchó contra Goliat. Asimismo, el Mesías de Israel es descendiente de él. Y, sobre esta historia bíblica, en un paralelismo algo anacrónico con la actualidad —pero real en su significado—, Israel, que cabría 74 veces en Irán y que, en demografía, es 9 veces más pequeño, sucumbió al pequeño pero poderoso Estado judío, que, para la revista US News & World Report, en su ranking anual “Best Countries: Power”, ocupa el décimo lugar.

Irán no solo es una amenaza para Israel, sino que también lo es para todo el mundo liberal y democrático. Incluso varios países árabes y musulmanes rechazan el llamado iraní a la destrucción de otras naciones.

Por su parte, el Mossad utilizó sistemas muy avanzados y especializados, drones explosivos para atacar múltiples objetivos en Irán, incluidos sistemas de defensa antiaérea y lanzaderas de misiles cerca de Teherán, y, sobre todo, una inteligencia militar capaz de hacerse con un país en cuestión de horas. Sucesos que dan para unas cuantas películas y series que serían de gran rating.

Luego de la operación ‘Martillo de Medianoche’, en la que Estados Unidos destruyó los complejos nucleares de Fordow, Natanz e Isfahan —construidos para producir armamento nuclear, confirmado por la gran cantidad de uranio enriquecido que adquirió el régimen iraní—, en consecuencia, Irán tuvo que aceptar un alto al fuego, no sin antes bombardear población civil israelí y catarí. De los bombardeos iraníes a Israel, incluso un hospital fue destruido, y se reportan más de 20 víctimas letales.

Según el príncipe iraní en el exilio, Rezah Pahlevi, el ayatolá Jameneí y altos mandos iraníes estarían escapando a otros lugares, incluso a Venezuela, gran aliado de Irán en Latinoamérica. Esto apuntaría al final del régimen o a la continuación de esta guerra con y por otros medios. Además, según un informe filtrado del Pentágono, a pesar de los bombardeos con los famosos B-2 y misiles Tomahawk, no habrían acabado con el programa nuclear iraní, solo lo habrían retrasado por unos meses.

X: @rosenthaaldavid

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