Columnistas
Evocación de un discurso profético
Sobra decir que Díaz Balart tenía razón y allí inició la hecatombe de Cuba.

19 de jul de 2025, 11:55 p. m.
Actualizado el 19 de jul de 2025, 11:55 p. m.
El asalto al Cuartel Moncada fue liderado por Fidel Castro el 26 de julio de 1953 contra la segunda fortaleza militar ubicada en Santiago de Cuba. Aunque fue un fracaso militar, marcó el inicio de la Revolución Cubana. El asalto fue mal planificado y coordinado, resultando en una rápida respuesta militar que superó a los atacantes en número y armamento.
Fidel Castro llegó tarde al lugar del ataque, y las fuerzas rebeldes fueron derrotadas y capturadas o muertas. Castro, tras ser capturado, pronunció su famoso discurso ‘La historia me absolverá’, donde justificó la lucha armada.
Los medios de comunicación y la Iglesia hicieron gran campaña para amnistiar a Castro y sus secuaces, anzuelo que fue devorado por el Congreso. Entre los votantes que no estuvieron de acuerdo con esa amnistía estuvo Rafael Díaz-Balart, padre de Mario Díaz-Balart, hoy congresista en USA. A continuación, aparte de ese significativo salvamento de voto, profético, que me fue suministrado por Miguel López Leonza, apreciado miembro de la comunidad cubana en Cali:
“Señores representantes. He pedido la palabra para explicar mi voto, porque deseo hacer constar ante mis compañeros legisladores, ante el pueblo de Cuba y la historia, mi actitud en relación con la amnistía que acaban de aprobar y contra la cual me he manifestado enérgicamente. No me han convencido en lo más mínimo los argumentos de la casi totalidad de esta Cámara. Que quede claro que soy partidario de toda medida a favor de la paz y la fraternidad entre todos los cubanos… partidarios o adversarios del gobierno… pero una amnistía debe ser un instrumento de pacificación y de fraternidad, debe formar parte de un proceso de desarme moral de las pasiones y de los odios: una pieza en el engranaje de unas reglas de juego bien definidas.
Esta amnistía que acabamos de votar es todo lo contrario. Fidel Castro y su grupo han declarado reiteradamente, desde lo más cómodo de la cárcel en que se encuentran, que solo saldrán de allí para continuar preparando hechos violentos, para continuar utilizando los medios en la búsqueda del poder total al que aspiran. Se han negado a participar en los procesos de pacificación y amenazan por igual a los miembros del gobierno que a los de la oposición que deseen caminos de paz, que trabajen a favor de soluciones democráticas, que pongan en manos del pueblo cubano la solución al actual drama que vive nuestra patria.
Ellos no quieren paz ni solución nacional de tipo alguno. No quieren democracia, ni elecciones, ni confraternidad. Fidel Castro solo quiere el poder total que le permita destruir definitivamente todo vestigio de constitución y de ley en Cuba para instaurar la más bárbara tiranía, que enseñaría al pueblo su verdadero significado: un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en 20 años.
Porque Fidel Castro no es más que un psicópata fascista que solo podría pactar desde el poder con las fuerzas del comunismo internacional, porque ya el fascismo fue derrotado en la II Guerra Mundial y solamente el comunismo le daría a Fidel el ropaje pseudo-ideológico para asesinar, robar, violar impunemente todos los derechos y para destruir en forma definitiva todo el acervo espiritual, histórico, moral y jurídico de nuestra república.
Creo que esta amnistía tan imprudentemente aprobada traerá muchos días de luto, dolor, desangre y miseria al pueblo cubano, aunque ese propio pueblo no lo vea así en estos momentos. Pido a Dios que sea yo el que esté equivocado. Por Cuba”.
Sobra decir que Díaz Balart tenía razón y allí inició la hecatombe de Cuba. También sobra decir que ese discurso le cabe a Colombia frente al soberbio detentador del poder que padecemos. ¡Estamos a tiempo de reaccionar!