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El sentido del humor
Hoy día se sabe que el sentido del humor sirve de amortiguador para el desgaste, el agotamiento, y los conflictos normales de la vida.

1 de jun de 2025, 12:45 a. m.
Actualizado el 1 de jun de 2025, 12:45 a. m.
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El buen sentido del humor permite superar diferencias y atenuar resentimientos. Es un factor importantísimo en el envejecimiento saludable porque tiene claros beneficios físicos, emocionales y sociales, ayuda a ser más creativo, a tener una mayor capacidad para resolver problemas, e incluso ayuda a las personas a reírse de sí mismas.
Norman Cousins, en ‘Anatomy of an illness’, (1979) relata la forma como el humor le salvó la vida. Este famoso periodista venía de regreso de Moscú en un vuelo internacional de esos que entonces se demoraban jornadas interminables, y llegó a Nueva York en un grave estado de agotamiento, víctima de una enfermedad que no se pudo diagnosticar, ni tratar, a pesar de encontrarse en uno de los centros médicos más acreditados del momento. Tras varias semanas de infructuosos esfuerzos médicos frente a un proceso patológico que no mejoraba, un buen amigo resolvió llevárselo a su cabaña en las afueras de Nueva York, donde le ofreció un banquete de películas cómicas de la época.
Cousins fue saliendo de su estado patológico a la normalidad. No sabemos cuál fue el diagnóstico final, pero lo que sí ha sido confirmado por múltiples investigaciones, es que el humor jugó un papel definitivo en su recuperación.
Hoy día se sabe que el sentido del humor sirve de amortiguador para el desgaste, el agotamiento, y los conflictos normales de la vida. El humor crea un vínculo emocional con otras personas, cura resentimientos, diluye desacuerdos y en muchos casos aborta, disminuye, y evita conflictos.
El éxito del humor se debe, entre otras razones, a la necesidad instintiva de los seres humanos de olvidarse de los problemas cotidianos y aliviar el estrés y la tensión. Recuerdo de adolescente leer con avidez un capítulo: ‘La risa, remedio infalible’ de ‘Selecciones’ del Reader Digest, la revista fundada en 1940. Los chistes eran flojos, pero sospecho que buena parte de su popularidad se debía a esa página.
Son varios los logros terapéuticos que he obtenido con pacientes afligidos por situaciones personales dolorosas cuando he logrado hacerlos reír. Ese instante, apropiado, no planeado, de risa franca, es una descarga emocional que calma por unos instantes el sufrimiento, la fatiga y la desesperanza. Satisface momentáneamente la necesidad de distraerse, de salir de la saturación. Es un desahogo en medio de una preocupación que no da tregua, una pausa en medio de una realidad abrumadora. Catarsis, la denominamos en comportamiento humano.
Hacer un comentario ocurrente que haga más liviano el momento, arrancarle una sonrisa a quien lleva demasiado tiempo sumido en el dolor, requiere imaginación, generosidad, y valentía. Representa el cumplimiento de un principio que siempre nos debe acompañar a los terapistas, y de paso a todos los profesionales que atendemos pacientes: Aun en las circunstancias más tristes, siempre es posible decir algo positivo.
Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud.