Columnistas
El libro es el personaje
Es lo que hoy se llama el pensamiento crítico, en donde lo que se aprende, tiene que trasladarse al espacio de la reflexión y de la creación de nuevos elementos...
La Feria del Libro, en estos días la de Bogotá, y en los venideros las de las demás regiones del país, se convierte en todo un acontecimiento que vale la pena estimular con todo el auspicio de profesores y padres de familia, así como también de las empresas, en donde sea posible asociar a los empleados a canales que permitan acceder a la lectura.
El conocimiento está en los libros y si bien los índices de lectura han mejorado y ya vamos en un promedio de 3,7 libros por persona al año, requerimos llegar en el corto tiempo por lo menos a cinco, para que comencemos a figurar dentro de la lista de países medianamente aceptables. Los más avanzados están por encima de 10.
Las pruebas Pisa nos han indicado que es necesario avanzar con mayor fuerza en la comprensión de lectura, en donde estamos por debajo de países como Uruguay, México, Costa Rica y Perú, y llegamos a la conclusión de que esta habilidad hay que adquirirla desde edad temprana, de ahí la enorme responsabilidad de los protagonistas del ciclo educativo, para lograr aplicar instrumentos que permitan que los alumnos puedan aprender a leer, en donde no solo es la habilidad para identificar un texto, sino la de interpretarlo, saber qué dice, qué expresa y como puede llegar a motivar en la función racional del individuo para crear espacios a partir de lo aprendido.
Es lo que hoy se llama el pensamiento crítico, en donde lo que se aprende, tiene que trasladarse al espacio de la reflexión y de la creación de nuevos elementos que complementen, transformen y aporten.
Si no existe capacidad suficiente de comprensión en la lectura, el proceso educativo falla y el conocimiento se está quedando retrasado y por fuera de los elementos competitivos. Aquí es en donde el profesor y el padre de familia tienen que actuar, y la manera de hacerlo es a través de un seguimiento que permita identificar las fallas en el aprendizaje para poder estar en capacidad de solucionarlas. Cuando el lector no es capaz de comprender la lectura, la reacción inmediata es abandonar el texto, alejarse de los contenidos, generar aversión a la lectura y esa tara le impedirá avanzar en su proyecto de vida.
El que alcanza el triunfo es quien domina el conocimiento; hay que llegar a conocer más que los demás, y así se hace la diferencia, y así se crean las condiciones para que los logros aparezcan. De ahí que el compromiso de los educadores tiene que estar apuntando a que sus alumnos en verdad asimilen el proceso; cada individuo tiene comportamientos diferentes, velocidades distintas, afinidades diversas, obstáculos variados y todo eso hay que identificarlo para superarlo.
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