Columnista
Dubái: mercado estratégico
Mi invitación a los empresarios de la región es a mirar hacia Dubái no solo como un mercado, sino como un trampolín hacia la expansión global.
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21 de sept de 2025, 01:29 a. m.
Actualizado el 21 de sept de 2025, 01:29 a. m.
En los últimos tres o cuatro años que he viajado en múltiples ocasiones a Dubái y a los Emiratos Árabes Unidos, explorando oportunidades de negocio, entiendo cada vez más de propia mano su cultura y su dinámica empresarial. Lo que más me sorprende, de forma muy positiva, es la combinación única entre tradición y modernidad, la visión de futuro de sus líderes y una mentalidad abierta al mundo que crea un terreno fértil para las empresas que quieran crecer más allá de sus fronteras.
Dubái no es solo un destino turístico icónico; es un centro global que conecta Oriente y Occidente. Su ubicación estratégica lo convierte en un hub logístico y comercial que permite acceder en pocas horas a mercados en Asia, África y Europa. Esta posición, sumada a su economía abierta, diversificada y orientada a la inversión, le da un papel protagónico en el comercio y la inversión internacional.
En mis viajes lo que más me impacta es el tipo de consumidor que conocí: exigente, cosmopolita, de alto poder adquisitivo y, sobre todo, abierto a nuevas experiencias y productos premium. Esto lo hace ideal para marcas que puedan contar una historia auténtica, ofrecer calidad superior y generar experiencias memorables.
Es importante resaltar que en este mercado la calidad no es un atributo opcional; es un requisito fundamental. El consumidor en Dubái valora la excelencia, paga por ella y la reconoce como un verdadero diferenciador. Las marcas que logran destacarse lo hacen porque ofrecen productos y servicios impecables, empresarios capaces de transmitir confianza, consistencia y sofisticación. En un entorno tan competitivo, la calidad se convierte en el pasaporte para ganar la preferencia del mercado y construir relaciones duraderas con clientes que buscan lo mejor.
Otro factor determinante es su infraestructura de clase mundial: puertos y aeropuertos de altísima capacidad, zonas logísticas de primer nivel y conectividad digital avanzada, lo que permite operar y distribuir con gran eficiencia. Además, sus zonas francas y beneficios fiscales hacen que establecerse en Dubái sea mucho más atractivo, especialmente para empresas que buscan optimizar costos y acceder a incentivos gubernamentales.
Hacer negocios en Dubái es ágil. El gobierno ha desarrollado marcos regulatorios claros, procesos simplificados y múltiples plataformas de apoyo a inversionistas. Esto se complementa con un ecosistema empresarial dinámico que fomenta y busca la colaboración internacional.
En los últimos años, ha mostrado un creciente interés en América Latina. Eventos, ferias comerciales y foros de inversión han abierto espacios para que nuestras empresas se den a conocer y construyan alianzas estratégicas.
Por eso, mi invitación a los empresarios de la región es a mirar hacia Dubái no solo como un mercado, sino como un trampolín hacia la expansión global. Invertir no es una apuesta aislada: es abrir la puerta a un ecosistema que multiplica el alcance y el impacto de un negocio. Quien tenga una oferta atractiva, se tome el tiempo de entender su dinámica, respete su cultura y sepa integrarse, puede escribir una historia de crecimiento global desde el corazón de Medio Oriente.