Columnistas
Dos reconocimientos
Una gran satisfacción para esas familias tan generosas saber que ese dinero cambió la vida de un estudiante y de su familia y que el efecto en sus vidas generará cambios significativos...
Es una maravilla que, por fin, podamos hacer reconocimientos públicos y detallados de lo que ha sido la naturaleza y el impacto de la filantropía de algunas familias. Parecería que ya estamos convencidos de que los monstruosos crímenes del secuestro y de la extorsión han desaparecido o están definitivamente en vías de extinción.
Una maravilla porque Colombia necesita que la ciudadanía conozca la generosidad de las empresas exitosas y el impacto que muchas contribuciones a las instituciones educativas han tenido y tienen en la lucha para ofrecer oportunidades a jóvenes talentosos que, luego, a su turno entregan a la sociedad, con servicios eminentes, mucho más de lo que recibieron.
El miércoles 29 de noviembre, la Rectora de la Universidad de los Andes, la doctora Raquel Bernal Salazar, dentro de los actos conmemorativos del centenario del nacimiento de Mario Laserna, su fundador, y de los 75 años de iniciación de actividades, realizó un acto público para destacar los gestos de filantropía de dos familias colombianas, la de Julio Mario Santo Domingo, representada en esta ocasión por su hijo Alejandro y la familia Vegalara, representada por Humberto Vegalara Rojas, uno de los más distinguidos graduados en la Universidad de los Andes, quien fuera tempranamente investigador y profesor y más adelante y durante 60 años, miembro del Consejo Directivo, ahora Superior, de la Universidad. Y su Vicepresidente y Presidente en varias ocasiones. Descendientes de don Gabriel Vegalara, la familia ha donado, en homenaje a su memoria, dineros que han ayudado a estudiantes en las Facultades de Administración y de Medicina.
La Rectora describió ejemplos de alumnos que hoy se destacan, estudian en la Universidad de Yale, aludió a miles de casos que no solo han recibido matrícula gratis durante su carrera, sino también una ayuda integral requerida por su situación tan precaria. El programa ‘Quiero Estudiar’, ya consolidado, que ha recibido una suma adicional a la que ofreció la familia Santodomingo. Y mencionó como muchos becarios han obtenido mejor promedio que el de sus compañeros y, en general, han logrado un desempeño académico exitoso.
Una gran satisfacción para esas familias tan generosas saber que ese dinero cambió la vida de un estudiante y de su familia y que el efecto en sus vidas generará cambios significativos en sus familias y en los espacios de trabajo dentro de los cuales se desenvuelvan.
Estas dos familias recibieron una nueva distinción creada por el Consejo Superior que lleva el nombre de San Alberto Magno cuya estatua preside el campus tradicional de la Universidad, una donación de la República Federal Alemana.
Son muchos los donantes que ha tenido la Universidad de los Andes desde sus inicios y fundaciones extranjeras como la Ford, la Rockefeller, gobiernos extranjeros, principalmente los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania. Y muchos individuos extranjeros y nacionales. No omitimos mencionar la muy generosa del Jockey Club de Bogotá. Sin estas ayudas, la Universidad de los Andes no habría podido obtener el prestigio que la ha caracterizado desde su inicio y en su vida para bien de Colombia.
Recientemente, la familia Pacheco del Grupo Colpatria y la Cavelier de la Alquería, entre muchas otras, han fortalecido esta línea filantrópica que es ya un distintivo de lo que ha sido el progreso de la Universidad de los Andes. Todos ellos y muchos más han ido más allá del deber.