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La defensa integral de la democracia que se tradujo en la lucha frontal contra los carteles de la droga y contra el terrorismo.

3 de febrero de 2024 Por: Fernando Cepeda Ulloa
Fernando Cepeda Ulloa

La Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, que dirige doña Margarita María Zuleta, inauguró una interesante y muy moderna exhibición sobre la vida y obra del presidente Virgilio Barco, como parte de los actos que han conmemorado el centenario de su nacimiento. Algunos han tenido lugar en Cúcuta, otros en el teatro Colón de Bogotá presididos por el entonces primer mandatario Iván Duque Márquez, y ahora en la propia Universidad de Los Andes.

Una dimensión importante de estas conmemoraciones ha sido la biografía que escribió el ilustre profesor de la Universidad de Oxford, el historiador Malcolm Deas, y la publicación de tres volúmenes sobre el legado del presidente Barco como servidor público que lo fue en el nivel municipal, nacional e internacional. Un excelente trabajo realizado por el constitucionalista Marino Tadeo Henao y, como siempre, pulcramente editado por Benjamín Villegas.

Se seleccionaron siete legados que ofrecen una rica visión de lo que fue el pensamiento y la acción del ingeniero Virgilio Barco. En primer lugar, la transición política del Frente Nacional a la Constitución del 91. Una compleja empresa jurídico-política que compartió con su ministro y luego presidente César Gaviria Trujillo. Una gesta histórica, nada menos que reemplazar una constitución que ya completaba 106 años de vigencia. La defensa integral de la democracia que se tradujo en la lucha frontal contra los carteles de la droga y contra el terrorismo. Compromiso político crucial. Y el primer Acuerdo de Paz posterior al Frente Nacional.

Principalmente con el M-19 y otros pequeños grupos, tarea que también consolidó el presidente Gaviria. Y las realizaciones que permitieron que la opinión pública lo identificara como un gran hacedor, como un constructor, un realizador de grandes y visionarios proyectos de infraestructura tanto en el nivel nacional como en Bogotá. La erradicación de la pobreza absoluta fue una obsesión transversal a todos sus proyectos y una política indigenista que el actual rey de Inglaterra, cuando era Príncipe de Gales, se comprometió a proteger y defender. Y como creía en el papel de la historia y en la importancia de que esta estuviera bien fundamentada, la creación del Archivo Nacional.

Llevaba muy presentes en su memoria y en su corazón las grandes ejecutorias del Partido Liberal y entendía que su gobierno tenía que ser la prolongación y profundización de esa gran tarea transformadora. Con certeza se puede hablar de Barco como el gran primer inconforme en Colombia. En su plataforma como candidato presidencial, ‘Hacia una Colombia Nueva’, dejó en párrafos sobrios, sin adjetivos, directos, consagrado su pensamiento sobre la tarea que debería cumplir si era elegido presidente. Así fue percibido por la opinión pública a tal punto que, como lo reveló un estudio de la Universidad Javeriana, alcanzó la victoria en esa contienda por la Presidencia con una ventaja de 1,6 millones de votos sobre quien lo seguía y por primera vez en la historia el liberalismo obtuvo la mayoría de los sufragios en todos los departamentos y en todas las capitales. Recibió un mandato contundente. Y por eso consideró que era indispensable retornar a la plenitud del ejercicio democrático por la vía del esquema gobierno- partidos de oposición.

Malcolm Deas, al responder su propia pregunta sobre la persona de Virgilio Barco, respondió: “En una palabra, y en el pleno sentido de esa palabra, admirable”.

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