Columnistas
¡A manteles!
Como somos energía, contagias con tu pensamiento el ambiente que te rodea. No es vivir en la isla de la fantasía, pero cada vez es más claro que lo que más genera ansiedad en una persona son los supuestos...
Para hoy está citado un almuerzo donde los invitados escucharán profundas disertaciones sobre lo que le ‘pasaría’ a Colombia. Es una reunión para imaginar (sí, imaginar) tragedias sobre el futuro del país. Se sentarán a manteles para suponer (sí, suponer) lo que podría suceder en nuestro territorio en los próximos meses o años. Cual reunión de pitonisas, se elucubrará sobre para dónde va nuestra democracia. Claro, cada quien está en su derecho de imaginar lo que se le antoje, ni más faltaba. Solo que los protocolos básicos de salud mental recomiendan no construir imaginariamente dramas o tragedias, puesto que como son supuestas, hacen más daño al interior que al exterior.
Convertirse en profetas del desastre, lástima más al profeta que a la realidad. Sobre todo porque en el trasfondo pareciera que hay un deseo inconsciente de que la profecía se cumpla: no ‘acertar’ deja muy mal parado al adivino. Y como decía Mockus detrás del deseo de advertir puede esconderse un deseo inconsciente de que la profecía se cumpla para tener la razón. No hay que olvidar que por tener la razón hasta nos matamos… Si vas en un avión y vaticinas que se va a caer, por tener la razón se puede ir a vaciar el tanque de gasolina y pregonar; “vio, se lo dije, nos vamos a matar…”.
La salud mental se construye de muy diversas formas. Una de las más contagiosas está en el poder de la palabra y claro, del pensamiento. A través de lo que piensas y dices, defines tu comportamiento. A la mente no le interesa probar si es verdad o no es verdad lo que piensas. Basta con pensarlo porque así ya es real para tu mente. Y empieza tu actuar de acuerdo a tu supuesto.
Como somos energía, contagias con tu pensamiento el ambiente que te rodea. No es vivir en la isla de la fantasía, pero cada vez es más claro que lo que más genera ansiedad en una persona son los supuestos: no han sucedido, pero los imagino. O sea que te laceras imaginando situaciones inexistentes. Superado el Covid, la pandemia que vivimos es la de la salud emocional, donde la ansiedad (futuro) y la depresión (pasado) destrozan la estabilidad personal.
Si personalmente ‘disfruta’ suponiendo tragedias, bueno es su problema. Se llama masoquismo. Pero tengo la obligación de cuidar lo que me rodea. Hay una responsabilidad personal en lo que se comunica.
Un detalle: las palabras del alcalde Galán para Cali fueron absolutamente sanadoras. Ni venganza, ni rabia, ni resentimiento. Con su actitud ‘construyó’ salud emocional al hablar de hermandad, cooperación, merecimiento… esa sana energía ‘repara’ porque es posible desde actitudes políticas ayudar a sanar emociones colectivas.
Hay individuos que necesitan el problema y la tragedia como alimento diario. Ni siquiera dan la opción del equilibrio en la información, olvidando que la luz no puede existir sin la sombra y viceversa. En su ignorancia, describen un mundo fragmentado donde la polarización desconoce el origen de los contrarios. Por eso es tan importante educar en el equilibrio para construir salud emocional que ayude a ser mejores personas y mejores comunidades. El cuerpo no solo se alimenta de comida. Hay que nutrirlo con buena energía. Sentarse a manteles para profetizar tragedias no puede ser sano. Lo siento, mi salud mental no puede digerir esta clase de alimento…