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¿Se propagará en la región el conflicto entre Israel y Hamás?
Para analistas, la creciente tensión tras atentados podría generar una gran confrontación en Medio Oriente.
La creciente tensión por los ataques que mataron a un comandante proiraní en Irak y un líder de Hamás en Líbano, sumados al atentado en Irán, alimenta el temor por una posible propagación regional del conflicto entre Israel y Hamás, sobre el que expertos advierten que un mínimo error podría desembocar el enfrentamiento.
La incertidumbre inició el pasado martes, cuando Saleh Al Aruri, segundo líder de Hamás, muriera en un ataque aéreo en un suburbio del sur de Beirut, bastión del Hezbolá libanés.
Tanto Líbano como Hamás y un funcionario estadounidense afirmaron que Israel estuvo detrás del asesinato de Aruri; sin embargo, el Estado hebreo no respaldó esa teoría.
Adicionalmente, ayer, el grupo terrorista Estado Islámico reivindicó su autoría en la doble explosión del pasado miércoles en la ciudad iraní de Kermán durante las conmemoraciones del cuarto aniversario de la muerte del general Qasem Soleimani, asesinado por Estados Unidos, que dejó al menos 84 personas sin vida y 280 heridos.
Además, Irak y la organización paramilitar proiraní Hashd Al Shaabi atribuyeron ayer a Estados Unidos un ataque con drones que mató a uno de sus altos cargos militares.
¿Una guerra con Líbano?
En el caso de que Israel estuviera detrás de la muerte de Aruri, sería el primer ataque de este tipo en Beirut desde su guerra con Hezbolá en 2006, que dejó más de 1200 muertos en Líbano, en su mayoría civiles, y 160 en Israel.
De su lado, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, afirmó, sin referirse directamente a la muerte de Aruri, que las tropas estaban preparadas para cualquier escenario.
A su vez, Mark Regev, alto asesor del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que Israel no reivindicó el asesinato pero insistió en que “no fue un ataque contra el Estado libanés o Hezbolá”.
“Si el enemigo piensa lanzar una guerra contra Líbano, combatiremos sin límites, sin restricciones”, agregó el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah.
Al respecto, Karim Bitar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de San José de Beirut, aseguró que el ataque es preocupante: “Aunque ni Irán, ni Hezbolá, ni Israel tengan ningún interés en una guerra abierta, un mal cálculo, unas represalias mal calibradas podrían desembocar en una gran conflagración”.
Además, Hezbolá se encuentra en una situación delicada, ya que Líbano atraviesa una profunda crisis política y económica, y sus bases no quieren otra guerra, advierten analistas.
En ese sentido, Amal Saad, especialista en Hezbolá y profesor de la Universidad de Cardiff, indicó que el movimiento libanés “tendrá que responder de forma que restablezca su fuerza de disuasión, pero no puede responder de manera que Israel no tenga más opción que iniciar una guerra”.
Para la experta Maha Yahya, directora del Carnegie Middle East Center de Beirut, “el riesgo de escalada es importante, pero Hezbolá se esfuerza por evitar ser arrastrado al conflicto”.
De otro lado, sobre la posibilidad de que estalle un conflicto regional, Fabrice Balanche, director de investigación en la Universidad de Lyon, en Francia, lo consideró poco probable.
Las autoridades israelíes, que son conscientes de que cuentan con la protección de Washington, “tienen muchas ganas de limpiar sus fronteras, pero los estadounidenses y los europeos les frenan”, explicó.
Por el contrario, “los iraníes no quieren un enfrentamiento con Israel, y Hezbolá tampoco, porque saben que estarán en desventaja”, añadió Balanche.
Según él, es probable que Irán limite su respuesta a seguir perturbando el comercio en el mar Rojo.
Como es conocido, los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, han llevado a cabo más de 20 ataques cerca del estrecho de Bab el-Mandeb contra barcos que alegan están relacionados con Israel, interrumpiendo la navegación en una ruta por la que circula alrededor del 12 % del comercio mundial como apoyo a los palestinos en la bombardeada Franja de Gaza.
En ese sentido, Balanche menciona que “los iraníes deben reaccionar, pero no de manera directa”.