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¿Qué sigue tras el ataque de Estados Unidos a Irán?
Luego de que Estado Unidos bombardeó instalaciones nucleares en Irán, surgen dos preguntas: ¿fueron efectivos los ataques? y ¿cómo responderá Irán?

23 de jun de 2025, 11:39 a. m.
Actualizado el 23 de jun de 2025, 11:39 a. m.
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El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró lo que llamó un “éxito militar espectacular” y aseguró que “las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán fueron íntegra y totalmente destruidas”.
“Cruzaron una línea roja muy grande”, respondió la diplomacia iraní, que acusó a Washington de no retroceder ante “ningún crimen” para “beneficiar los objetivos” de Israel.
Hasta el momento, hay pocos detalles sobre cómo responderá Irán. Se sabe que Estados Unidos atacó tres instalaciones nucleares, entre ellas Fordo, una planta de enriquecimiento de uranio ubicada a 90 metros bajo una montaña.
Aún no hay claridad sobre el alcance de los daños, pero algunos expertos creen que el material nuclear pudo haber sido movido antes de los ataques.

Agregó que parte del uranio enriquecido podría haber sido trasladado a otros sitios que no son supervisados por el Organismo Internacional de Energía Atómica, OIEA.
Antes de la guerra, las inspecciones del OIEA permitían conocer el programa nuclear iraní, aunque con limitaciones. “Ahora es imposible cualquier inspección”, añade.
El organismo precisa que el conocimiento “técnico” de Irán no puede ser destruido, pues “miles de personas participaron en el programa nuclear iraní”.
Andreas Krieg, del King’ College, de Londres, calificó la ofensiva estadounidense como una “operación de alto riesgo con resultados imprevisibles”.
Según él, Donald Trump basa su afirmación de que “Fordo se acabó” en información de fuentes abiertas en internet (OSINT), mientras que Irán sostiene que los daños fueron superficiales.

Ali Vaez, del International Crisis Group, advierte que destruir Fordo no necesariamente pondrá fin al programa nuclear.
“Estos últimos años Irán produjo centenares de centrifugadoras avanzadas, almacenadas en lugares desconocidos”, aseguró.
Según Krieg, es probable que la respuesta de Teherán a Washington sea “calibrada, lo suficientemente fuerte para tener un alcance, pero mesurada para contener” el conflicto.
El experto israelí en geopolítica Michael Horowitz enumera las posibilidades: atacar los intereses estadounidenses; cerrar el estrecho de Ormuz, vital para el comercio petrolero mundial; atacar instalaciones energéticas de los países del Golfo, que albergan varias bases militares de EE. UU.

“Ninguna de esas opciones es eficaz, pues se trata sobre todo de salvar las apariencias”, escribe Horowitz en X. “Los riesgos, por el contrario, son considerables”, añade.
Tampoco se descartan represalias limitadas contra el país norteamericano, seguidas de más bombardeos contra Israel, antes de emprender un retorno a las negociaciones.
Para Renad Mansour, del think-tank Chatham house, el poder iraní entró “en modo de sobrevivencia” frente a Israel y Estados Unidos, situación que recuerda la guerra contra Irak de 1980 a 1988.
Sin descartar un conflicto “largo y muy sangriento”, también habla de una “desescalada controlada”, que es lo que espera Trump, obligando así a Teherán a negociar. “Pero la República Islámica se siente de nuevo humillada y considera que Estados Unidos no negocia de buena fe”, subraya.
Hamidreza Azizi, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, considera que Irán podría darle al republicano una “victoria simbólica” y luego atacar a Israel.

“Eso mantendría a Estados Unidos fuera de la guerra, al mismo tiempo que se intensifica la presión contra Tel Aviv. El riesgo de involucrar más a Estados Unidos correspondería a Trump”, añadió en X.
Si la Casa Blanca sigue bombardeando a Irán “sin nueva provocación”, parecería más bien “una guerra en beneficio de Israel”, lo que es “políticamente costoso” desde el punto de vista de la oposición en Washington.
Finalmente, Irán podría optar por negar lo ocurrido con su uranio enriquecido y así bloquear las futuras inspecciones del OIEA, como paso previo a su salida del Tratado de No Proliferación Nuclear.