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La alimentación de los niños pequeños en Alemania deja mucho que desear
Ya los niños más pequeños en Alemania comen demasiados dulces y muy pocas cosas sanas, como las verduras.
Cereales para desayunar por la mañana, unas chocolatinas para el jardín de infantes, y un dulce puré de frutas entre horas: la cantidad de alimentos poco saludables que comen a diario los niños pequeños y en edad preescolar en Alemania duplica con creces las cantidades máximas recomendadas.
A esta conclusión ha llegado el Instituto Max Rubner (MRI por sus siglas en alemán). Los expertos analizaron datos detallados de 890 niños de entre uno y cinco años. Según el estudio, los niños comen demasiadas grasas saturadas, azúcares y proteínas en general. Según el MRI, más de la mitad de los niños de hasta cinco años también comen más carne de la recomendada. En cambio, las verduras, la leche y los productos lácteos brillan por su ausencia en la dieta.
Influencia en el desarrollo del cerebro y el metabolismo
Según Regina Ensenauer, directora del Instituto de Nutrición Pediátrica del MRI, esto tiene consecuencias a largo plazo. “La nutrición en los primeros años de vida sienta las bases del desarrollo y la salud de los niños, y determina sus hábitos alimentarios posteriores”.
Y unos hábitos alimentarios poco saludables no solo pueden tener consecuencias para el desarrollo cerebral, sino que también favorecer el sobrepeso y la obesidad, así como enfermedades metabólicas como la diabetes tipo II. Según Ensenauer, las bases de los hábitos alimentarios se sientan durante el embarazo y hasta el final del segundo año de vida.
Una dieta sana significa comer un poco de todo
Los datos muestran que los niños en edad preescolar, por debajo de los seis años, comen menos saludable que los más pequeños. Además, los niños comen peor que las niñas. En el estudio, los hábitos poco saludables se manifiestan ya a los dos años y se acentúan aún más a los tres.
El análisis también reveló que los niños de hasta cinco años no consumen suficiente vitamina D y yodo, y que los pequeños ingieren poco hierro y los preescolares poco calcio. Por ello, los científicos recomiendan a los padres que utilicen sal yodada. Los niños pequeños deben recibir comprimidos de vitamina D hasta el segundo verano de su vida.
Ensenauer aconseja que los padres planifiquen una dieta sana, en la que los dulces sean la excepción. “Hay una regla muy general: un poco de todo”. Es importante prestar atención a la variedad y probar siempre cosas nuevas. Y aconseja a los padres que no se rindan si los niños rechazan la comida: “Sigan intentándolo”.