Estados Unidos
Gritos y malas palabras: las furias de Joe Biden infunden miedo en la Casa Blanca
Ni el presidente Zelenski de Ucrania se ha salvado de las bravatas del hombre más poderoso del mundo, según un periodista que prepara un libro sobre su mandato,
Ante las cámaras, Biden aparece como un señor afable y a veces hasta despistado, pero lo cierto es que dentro de los muros de la Casa Blanca ya espanta a todo el mundo porque tiene un genio endemoniado.
El hombre más poderoso del mundo no es precisamente de esos señores de cierta edad que ni en sus peores rabietas evitan decir malas palabras.
Todo lo contrario, él las usa a menudo, en explosiones de ira que ya están haciendo historia en la sede presidencial más célebre del mundo.
“¡Maldita sea! ¿Cómo c*** no sabe usted esto?”. “¡No me j***!”. “Vete a la m***”. Tales son las expresiones más usadas por el mandatario de 80 años.
Así se lo han revelado al reportero Alex Thompson varios colaboradores actuales y otros que estuvieron al servicio del presidente.
Thompson, quien trabaja para el sitio de noticias Axios, se ha encontrado estos testimonios en su investigación para un libro sobre el período del cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos.
Si, tras casi seis décadas ha construido una imagen de constructor de consensos, esta no se compadece con lo rápido que se sale de sus casillas cuando está interactuando con su equipo.
Los entrevistados por Thompson le aseguraron que el presidente se pone furioso cuando le parece que lo están tratando con condescendencia, si se siente atascado en un problema o no hay buenas opciones para un asunto en discusión.
Sin embargo, David Charter, corresponsal en Washington de The Times, de Londres, recuerda que las bravatas de los presidentes no son ninguna novedad que Biden llevó a la Casa Blanca.
“Bill Clinton era conocido por sus explosiones de mal genio y Donald Trump les gritaba a sus abogados en la Casa Blanca. El detalle con Biden es que desde el primer día de su mandato, públicamente, él prometió despedir en el acto a quien no tratara respetuosamente a sus compañeros”, recordó Charter.
El temperamento agrio del presidente también lo ha llevado a ser grosero con los periodistas cuando le hacen preguntas que no le gustan.
Eso, de acuerdo también con Charter, parece explicar por qué es el mandatario que menos ruedas de prensa haya dado en cien años, a excepción de Richard Nixon y Ronald Reagan.
Los entrevistados por Alex Thompson igualmente le han contado que el genio de Biden es tan volátil, que algunos de sus colaboradores prefieren no quedarse a solas con él en un salón. Los hay que prefieren presentarse ante él con un colega que les sirva como una especie de escudo.
Afirman además que a veces hay un tono de amenaza y humillación es esas expresiones de iracundia del político demócrata, quien se posesionó en 2021.
¿Y qué dice el propio Biden al respecto? Thompson logró averiguar que él sabe muy bien que es propenso a perder los estribos y se lo atribuye a sus raíces irlandesas.
El reportero de Axios cree que él ha construido, a través de los años, una camarilla de leales servidores, quienes creen que “sus virtudes superan sus defectos”, según le declaró a The Times.
Como les ha pasado a muchos políticos, un micrófono abierto ha dejado al desnudo su tendencia al uso de lenguaje obsceno.
En enero del año pasado, un imprevisto de estos dejó al descubierto el momento en que llamó “estúpido hijo de p***” al periodista Peter Doocy, de Fox News.
Ni siquiera el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se ha salvado de ser fulminado por sus salidas rudas.
De acuerdo con NBC, en junio de 2022 los dos hablaban por teléfono acerca de la ayuda que de 1.000 millones de dólares le daría a ese país para hacer frente a la guerra.
Sin embargo, al ucraniano le pareció necesario hacer la lista de ayudas adicionales que su país necesitaba y no estaba teniendo.
Su ‘staff’ pudo oír desde fuera de la Oficina Oval cómo alzaba la voz para decirle a su homólogo que el pueblo de los Estados Unidos estaba siendo generoso y que su administración estaba trabajando duro para ayudar a Ucrania como para que él no mostrara más gratitud.