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El Papa León XIV, cercano a los milagros eucarísticos de nuestro continente. Opinión
En la sensibilidad pastoral de Robert Prevost reconocemos una sintonía espiritual con lo que aquí también hemos vivido.

10 de may de 2025, 03:58 a. m.
Actualizado el 10 de may de 2025, 03:58 a. m.
Por: Padre Hevert Alfonso Lizcano, Carmelita Descalzo
La elección del nuevo Papa León XIV ha sido motivo de alegría para el orbe cristiano, especialmente para muchas comunidades de fe en América Latina. Su historia pastoral, marcada por una experiencia de misión y una devoción eucarística, nos permite vislumbrar un pontificado sensible a los signos del amor de Dios manifestados en nuestro continente.
Cuando fue obispo de la diócesis de Chiclayo, en Perú, nuestro Papa León XIV fue un gran promotor del Milagro Eucarístico de Eten, una manifestación que fortalece la fe del pueblo peruano. Su cercanía como obispo con este acontecimiento, lo proyecta ahora como un Papa que no será ajeno a las expresiones de lo sagrado que brotan en los márgenes, en las periferias, en la historia viva de nuestros pueblos.
Es por eso que, en Tumaco, Colombia, tierra bendecida por otro prodigio Eucarístico, el corazón se llena de esperanza. Sabemos que el Santo Padre no es indiferente a estas realidades. Al contrario, en su sensibilidad pastoral reconocemos una sintonía espiritual con lo que aquí también hemos vivido.

En ambos milagros —el de Eten y el de Tumaco— hubo un protagonista religioso: en Perú, un obispo agustino que deseaba que el Vaticano reconociera oficialmente el milagro de Eten; en Colombia, otro misionero, pero de la orden de los agustinos recoletos, fue el que llevó a Jesús Eucaristía frente al mar. Ambos consagrados, ambos testigos de un mismo Dios que se hace presente en la Eucaristía y que responde al clamor de su pueblo.
Que esta providencial coincidencia entre Tumaco y el Perú, entre el testimonio de los milagros y el corazón del Papa León XIV, sea motivo de alegría, y una oportunidad para que nuestras historias sigan resonando con fuerza en el corazón de la Iglesia universal.
Es providencial que el beato Carlo Acutis sea canonizado precisamente por un Papa que amó tanto el milagro Eucarístico de Eten, precisamente un milagro que este santo investigó como el de Tumaco.