El ‘modus operandi’ de la colombiana que estafó a Estados Unidos por 20 años: Un pasaporte fue clave para que la descubrieran

Durante dos décadas, Lina María Orovio Hernández logró lo que parecía imposible y hasta parece sacado de una película: vivir como ciudadana estadounidense sin serlo, acumular beneficios gubernamentales por cientos de miles de dólares y hasta votar en elecciones presidenciales.

La colombiana vivió todo ese tiempo en Boston, Massachusetts, y según las autoridades norteamericanas robó la identidad de una mujer puertorriqueña identificada con las iniciales E.C., una táctica calificada como bastante común entre inmigrantes latinos no autorizados.

Con esta nueva personalidad, obtuvo documentos legítimos que le permitieron vivir como ciudadana estadounidense durante todos esos años.

Puesto que ella acumuló una impresionante colección de documentos oficiales: un REAL ID, ocho identificaciones estatales, licencia de conducir de Massachusetts y finalmente, un pasaporte estadounidense. Este último documento sería su perdición.

El inicio de una vida construida sobre mentiras

Ni la popular película estadounidense ‘Ladrona de identidades’ le hace justicia a este polémico caso, ya que la colombiana fue mucho más allá y a pesar de la similitud de beneficios que tuvieron las protagonistas de las historias, una ficticia y una real, las autoridades fueron las que terminaron por descubrir este entramado.

Todo comenzó en 2003, cuando Orovio, entonces de 37 años, vio rechazada su solicitud de visa estadounidense. Lejos de desistir, la colombiana ingresó ilegalmente al país y se estableció en Boston, Massachusetts, donde ejecutaría uno de los fraudes de identidad más prolongados en la historia migratoria reciente.

Los beneficios económicos que obtuvo fueron sustanciales: $259,589 en asistencia de alquiler de la Sección 8, $101,257 en beneficios de discapacidad del Seguro Social y $43,348 del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), totalizando más de $400,000 en ayudas gubernamentales.

No obstante, todo cae por su peso y en noviembre de 2024, cuando Orovio solicitó renovar su pasaporte, el Departamento de Estado realizó una verificación rutinaria que reveló una discrepancia crucial: aunque los datos no coincidían con registros anteriores, la fotografía sí correspondía a la solicitud de visa rechazada en 2003.

Esta coincidencia fotográfica desencadenó una investigación federal que incluyó comparación de huellas dactilares con archivos del gobierno colombiano, confirmando definitivamente su verdadera identidad.

Captura y cargos

En febrero de 2025, agentes federales se presentaron en la residencia de Orovio para arrestarla. Según reportes del diario The Washington Times, la mujer se negó a abrir la puerta, obligando a los agentes a forzar la entrada rompiendo puertas y ventanas.

Actualmente, enfrenta múltiples cargos federales que incluyen robo de identidad agravado, votación fraudulenta, falsas declaraciones para obtener pasaporte y robo de dinero gubernamental. Las penas potenciales suman décadas de prisión y multas que podrían duplicar el monto defraudado.